Patti Smith en Chile
Live Review

Patti Smith & Soundwalk Collective en Chile: Sentir, amar y recitar en protesta

Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por María José Muñoz

La presentación que la artista y poeta Patti Smith brindó en Chile el día de ayer en Teatro Coliseo, quedará marcada para siempre con una de las experiencias artísticas más únicas y valiosas que se haya dado en este lado del mundo. La respuesta a ello ya obedece a un motivo sencillo, y es que no se trataba de un concierto común y corriente. En lo absoluto, y la Soundwalk Collective de Stephan Crasneanscki fue clave en ese sentido.

¿Por qué? Porque a miras de que se considera a Smith como la madrina del punk, legado que ha llevado de forma multidisciplinar –al ser no sólo compositora y cantante, sino también poeta, pintora, escritora y fotógrafa–, llevó sus principios de protesta y resistencia a otras esferas en el Teatro Coliseo. Algo que llevó a cabo junto al soberbio diagrama sonoro postulado por Soundwalk Collective, el cual trabajaba en un sentido primordialmente sensorial. De la conjugación de todos los factores presentes, es que sale ‘CORRESPONDENCES’, el nombre que lleva el show.

Uno de los elementos importantísimos era el apartado musical y sonoro, desplegado por Soundwalk Collective, quienes hicieron un trabajo fenomenal a la hora de trabajar el ambient en sentidos sumamente intensivos. Es decir, a nivel de sonido, el trabajo entre sintetizadores, un cello, samples, sonidos análogos interpretados en pleno show, etc., era, por así decirlo, enigmático. Algo que ciertamente funcionaba práctica y directamente a nivel neuronal, despertando la sensorialidad a nivel cognitivo.

Pero no sólo era eso, no es sólo el mero tecnicismo del complejo esquema que se sostenía sobre el escenario. También se trataba de las interpretaciones que nutrían dichos parajes, increíblemente vívidos, funcionando a nivel cinematográfico. Era prácticamente una banda sonora en vivo, haciendo de las suyas mientras Patti Smith dejaba caer sus versos.

Pero el otro apartado a nivel sensorial llegaría con el trabajo visual, en tanto la iluminación apostaba mayormente por un juego de sombras y penumbras, que harían destacar no sólo a la artista, sino también a las visuales. Estas siendo de lo más atrapantes por su cualidad etérea, jugando con lo abstracto, lo lisérgico y también con fotografías ad-hoc en momentos clave para intensificar la palabra hablada de Smith.

Se trataba de despertar la atención en el sentir casi a la fuerza, pero con suma naturalidad. El cuerpo y nuestro sistema nervioso también eran integrantes del show.

La gran protagonista, Patti Smith, llenaba el recinto con su presencia. Sus palabras se insertaban con vehemencia en nuestros oídos, provocando todo tipo de sensaciones ligadas a los horrores relatados, en especial en la primera parte del show. Con dedicatoria a los niños de Chernobil, la artista fundamentó sus versos con tópicos ligados al calentamiento global, las guerras, y en general, los costos y el lado oscuro del avance del capitalismo a nivel mundial. Comentario ligado también a la crítica al conservadurismo y la institución de la religión en la segunda parte.

El impacto incluso trascendía el lenguaje como tal, siendo la propia y brutal honestidad de las palabras de Smith las que estremecieron a los cientos de almas que se agolparon en el Coliseo. En especial en el poema inspirado en Medea, que sacó ovaciones totalmente estruendosas.

Llegando a la parte final del show, Patti Smith referenció la película de Passolini, ‘The Gospel According to St. Matthew‘ (1964), señalando y declarando también que «la revolución más grande de todas es el amor«. El acto de querer, de cuidar lo que importa, es lo que fundamenta la bondad y, bueno, el resistir y protestar. Si no hay amor de por medio, no habría interés mínimo en tomar dicha causa.

Con ese cariño, fuera de la solemnidad avasallante de velada, es que la artista invitó al escenario a Peter Buck –guitarrista y co-fundador de R.E.M., quien anda en Chile con su amigo Alain Johannes– en un suceso fuera de libreto e improvisado que llamó a al sentir colectivo y la propia comunidad generada entre todos los presentes. Todo eso para interpretar junto a la guitarra de palo de parte de Buck«People Have the Power», entregando una linda postal del público chileno coreando con fuerza y convicción los versos que escribió Patti allá por 1988 en el ‘Dream of Life’, y que siguen resonando al día de hoy.

Juan Pablo Ossandón

Director de Expectador.

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