Escrito por Rocío Villalón
Fotos por Alejandra Besoain
Una y otra vez, porque esto aún no termina y está lejos de hacerlo. Lenny Kravitz fue el responsable de estremecer a todo un Movistar Arena en esta primera fecha en Chile del ‘Blue Electric Light Tour’. Sin duda fue una descarga potente ver en vivo a semejante artista.
Lenny no es sólo rock, sino que es un maestro en mezclar géneros como el soul y el R&B en su discografía, su capacidad para moverse con fluidez entre estilos musicales es una de las razones por las que su obra ha perdurado con relevancia a lo largo de más de 30 años.
El setlist del 4 de diciembre fue una prueba contundente de esta versatilidad, con canciones que mostraron su habilidad para explorar diferentes emociones, ritmos y texturas sonoras. Desde los acordes envolventes de temas con tintes de soul hasta los riffs explosivos que evocan lo mejor del pop rock, cada momento del concierto demostró que Kravitz no es un artista que se permita permanecer estático o repetitivo.
La encargada de abrir la noche fue la cantante nacional Nicole, quien preparó al público para la noche que iban a tener junto al incomparable Lenny Kravitz.
A las 21:00 horas se apreciaba una casa llena bajo las luces del Movistar Arena, la gente estaba ansiosa esperando que Mr. Kravitz volviera a deleitar con su rock noventero explosivo, nadie estaba preparado para semejante show. El público tuvo que esperar alrededor de 20 minutos, pero la espera valió la pena cada segundo.
Vibrante y lleno de sorpresas, el concierto comenzó con una explosión de energía. Lenny Kravitz hizo su entrada entre poderosos riffs de guitarra, un torrente de luces parpadeantes y una ovación ensordecedora del público. En un instante, dejó al descubierto un escenario que, de forma notable, era digno del cantante, con unas visuales impresionantes.
El show arrancó con “Are You Gonna Go My Way”, un clásico que desató una ola de euforia en el público, quienes cantaron cada palabra como si fuera la última vez. Kravitz, con su carisma magnético, se adueñó del escenario desde el primer momento. Siguiendo con “Minister of Rock n Roll”, “Bring It On” y “TK421”.
El cantante prosiguió con el clásico “I Belong to You” una balada movediza con ese tinte rockero en el fondo, la gente la cantó como si no hubiera mañana. En contraste, el último álbum no se quedó atrás, “Paralyzed” fue un recordatorio de que Lenny nunca se desvanecerá.
Es increíble que la voz y la esencia de alguien pueda seguir intacta desde hace un poco más de 30 años, cada canción era un recordatorio de ello, algunos de ellos fueron: “Believe”, “Low”, “The Chamber”, entre otras.
Uno de los momentos más esperados de la noche fue el escuchar esa enérgica introducción de “It Ain’t Over ‘Til It’s Over”, la cual generó gritos desde el primer momento. De igual manera “Again”, “American Woman” y “Fly Away”, fue el peak de la noche.
La noche terminó en éxtasis con una larga interpretación de “Let Love Rule”, en la cual Kravitz hizo cantar a todo el Movistar Arena y mover los brazos al ritmo de la canción. Eso no fue todo, también bajó a cancha para estar con su público que corrían de un lado a otro para estar cerca del ídolo.
El concierto fue sumamente electrizante y fugaz, en el que cada momento mantuvo una energía arrolladora de principio a fin, sin espacio para altibajos. Lenny Kravitz demostró una vez más por qué sigue siendo uno de los grandes: su carisma, talento y capacidad para conectar con el público hacen de cada presentación una experiencia única e inolvidable.