En el Mago de Oz no cabe duda de cuál de las dos brujas es la peor. Esa es la que tiene un ejército de monos voladores y la que se derrite al entrar en contacto con el agua. Pero en Wicked, aquella de piel verde resulta ser mucho más agradable que Glinda, la aparente bruja “buena” fanática del rosado. Adaptada de la novela de 1995 de Gregory Maguire, Wicked le da la vuelta al guion a una de las películas más queridas de todos los tiempos, ofreciendo una crítica atemporal de la división.
La cinta de John M.Chu es una adaptación de la primera parte del aclamadísimo musical de Broadway titulado bajo el mismo nombre. Estrenada en la ciudad de Nueva York en 2003, la obra se convirtió de inmediato en un éxito al ganarse el corazón de su público por sus entrañables melodías. Era solo cuestión de tiempo para que Hollywood apostara por realizar otra adaptación de una obra musical, así como lo hizo en su pasado con Cats, Chicago, Les Miserables, por nombrar algunos.
Wicked lleva más de 20 años presentándose en Broadway. Es por eso que había mucha expectación por un estreno como este. Su fiel público se estremecía de emoción por cantar “Popular” y “Defying Gravity”, y a su vez esperaban con expectación por saber quiénes serían capaces de homenajear con gracia a las grandes Idina Menzel y Kristin Chenoweth. Lo cierto es que Wicked, la película, logra conmocionar a su audiencia, sobre todo a los ya fanáticos, y que Cynthia Erivo y Ariana Grande nacieron para ser Elfaba y Glinda.
Al ritmo de “No One Mourns The Wicked”, el filme nos traslada al mundo de Oz instantes después de que la malvada Bruja del Oeste ha sido derrocada, o más bien, derretida. Glinda (Ariana Grande), “la bruja buena”, desciende del cielo dentro de una burbuja para compartir la gran noticia con los habitantes de Munchkinland. Entre medio de celebraciones y a momentos de ascender, un aldeano lanza la pregunta: “¿Es verdad que eras su amiga?”, y es ese cuestionamiento lo que da pie al inicio de un relato que despierta un montón de recuerdos en Glinda y que pone en el centro la interrogante: ¿Se nace siendo malo, o uno lo aprende con los años?
Es así como Glinda nos lleva de la mano hasta la academia Shiz, donde su vida y la de Elfaba (Cynthia Erivo) se cruzan de manera inesperada y reticente, al menos por el principio. Tras un malentendido, Glinda y Elfaba se ven forzadas a compartir habitación, y es ahí donde con el tiempo surge la amistad y la complicidad.
Wicked nos muestra la historia detrás de la ya conocida Bruja Mala del Oeste, siendo Glinda, una pieza fundamental en la construcción de esta.
La última película de John M.Chu resulta encantadora de principio a fin. Al adaptar únicamente la primera parte del musical, el director, por su parte, se puede dar el lujo de incurrir en detalles que le dan más profundidad a la historia, mientras que las protagonistas dan paso a una interpretación con capas que permiten conocerlas más a fondo, además de encariñarse y empatizar con sus historias.
Sin embargo, el punto más débil de Wicked tiene que ver con que sea solo la adaptación de la primera parte. El hecho de que se necesiten dos horas y cuarenta minutos para contar solo la primera parte, te lleva a pensar que podría haberse hecho en menos tiempo, pero quizás este sea un problema del Hollywood actual en general. En muchos casos es bueno preguntarse qué tan necesario es hacer una película tan larga y si no vale más la pena hacer un esfuerzo para condensar las historias de mejor manera.
Pero la gran fortaleza de Wicked, lo que la lleva a brillar, es su elenco, en especial las actuaciones de Ariana Grande y Cynthia Erivo. La primera, encarna a la bruja buena en su mayor esplendor. Ariana tiene el timing cómico digno de este papel. Entiende a la perfección la ironía detrás de su personaje. Sabe que la Bruja Buena del Norte es un papel que intenta constantemente quedar en el mejor lugar, pero que en realidad es sumamente egoísta y lleno de pretensiones. La química con su coprotagonista es increíble; en algún punto de la historia el personaje de Ariana deja toda esta falsa modestia para, junto con su compañera, convertirse en alguien mucho más querible.
Por su parte, Cynthia Erivo se roba la película. Aquí ya no hay una perfección que fingir, y mucho menos una auto victimización. Erivo transmite el dolor y bondad de la historia de Elfaba con tremenda sinceridad.
El talento vocal de ambas está a la altura de la producción; no hay duda de que con esas interpretaciones musicales sí se puede desafiar la gravedad.
El resto del elenco está conformado por puros talentos. Entre ellos, la ganadora del Óscar Michelle Yeoh (Madame Morrible), el ganador de cuatro premios Emmy Peter Dinklage (Dr.Dillamond), Jeff Goldblum (Mago de Oz) y Jonathan Bailey (Fiyero Tigelaar). Además de las apariciones especiales de Idina Menzel y Kristin Chenoweth que harán que cualquier fanático de Broadway grite y llore de emoción.
Quienes estén dispuestos a recorrer el camino amarillo encontraran en Wicked la versión potterhead de un espectáculo musical, que entiende la escala de este tipo de producciones e invita a adentrarse a una historia de magia y encanto, donde la amistad y el valorar ser diferente son las lecciones más importantes. Afortunadamente, la magia durará por mucho más tiempo, pues la segunda parte ya tiene su fecha de estreno para el 21 de noviembre de 2025.