Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Andie Borie
Respecto del glorioso show de retorno que Meshuggah brindó en Chile, esta vez en un repleto Teatro Caupolicán, cabe sacar una de las discusiones más manoseadas de la música. En específico, en las comunidades metalheads respecto a lo que se conoce como djent, aquel subgénero que vio en los polirritmos llenos de groove y otras nociones matemáticas de la música un lugar en el que desarrollarse.
En el caso de que no estés al tanto, surgió un meme musical en foros y redes sociales en Estados Unidos prevalentemente, que decía «do you event djent, bro?». Por supuesto, algo como tal no tiene absolutamente nada de malo, pero para fines de este escrito, quiero dejar en tensión el constructo estético que se elaboró acerca del djent, versus, la definición original de la misma. Sí, esa que inventó Meshuggah.
Pero por ahora, prosigamos en lo que nos dejó la noche.
La agrupación encargada de abrir el show fue Chances, conjunto que nos dejó uno de los mejores lanzamientos del 2023 con su álbum homónimo, el cual fue el absoluto protagonista de esta presentación. Así, dueños de un metalcore sumamente visceral, la voz de Tam Rivas rompía la atmósfera tranquila de la velada, dejando caer tracks como «Primero en caer», «Panóptico» y «Arder Temporal», los cuales relucían con todas sus credenciales. Esto no sólo por las interpretaciones sólidas, sino también por el sonido e iluminación lograda, capturando y mostrando a la perfección el espíritu de esta gran propuesta nacional.
Siendo el turno de los suecos, precedido por la previa con «I Want to Know What Love Is» de Foreigner y «Careless Whisper» de George Michael sonando fuerte en los speakers, hubo un momento inicial de introspección en un recinto hundido en penumbras y un sonido atrapante y estático en calidad de drone. Casi como una forma de despertar el espíritu en un inicio con fuertes estímulos, para así llegar a un estado apropiado a nivel sensorial y poder apreciar debidamente lo que estaba por suceder. «Broken Cog» sonó, y el rojo carmesí bañó todo a su paso.
Aquí quedaba claro algo de inmediato. Por una parte, quedó en evidencia que la iluminación cumplía un rol fundamental, y prácticamente protagonista en el show. Por otro, que el estoicismo era un deber y una necesidad para llevar estos sonidos a su punto más alto.
¿A qué me refiero con lo anterior? Que Meshuggah encuentra la belleza en la virtud propia de las cosas, dicho sea en este caso, en el sonido y las matemáticas. Aquí es donde podemos responder a porqué en el djent, como cultores del mismo, son totalmente únicos en lo que hacen. Porque aquí las matemáticas, casi como una ciencia exacta, son preciosas. Una que reluce de forma especial bajo el sonido perfecto que emanaba de sus instrumentos. Todas cualidades fundamentales del djent.
Incluso con la demencia instantánea que estalló en «Rational Gaze», la propia actitud de la agrupación demostraba lo dicho anteriormente; aquí los músicos son catalizadores de estos principios fundamentales del djent. Y son los mejores en hacerlo. Eso era todo lo que bastaba, las condiciones ideales para representar ello, y dejar que lo sensorial hiciera lo suyo. No demoró nada en hacerlo, pues el público se desvivía en gritos, saltos, y moshpits.
Esa parecía una característica incluso propia. Claro, el moshpit ya es algo casi asegurado en el metal extremo, pero incluso acá era distinto. Estos polirritmos influían directamente en el cuerpo y su lenguaje, logrando, curiosamente, uno de los moshs más caóticos e impredecibles. Nunca hubo un círculo definido, ni una dirección que seguir. Era todo un flujo casi azaroso, como un estado al que sólo podemos llegar bajo la música de Jens Kidman y compañía, tal y como nos dejó claro el clásico moderno «Born In Dessonance» y el doblete del ‘Catch Thirtythree’ con «In Death – Is Life» junto a «In Death – Is Death».
Es ese contraste que tan sólo logra el absoluto respeto de las virtudes del djent. El control en el escenario, y el caos en la cancha. Una postal que jamás dejará de sorprender, ante lo que puede pasar con mazazos como «Future Breed Machine», «Bleed» y «Demiurge», final del concierto donde terminó de resolver esta encrucijada. El caos y el control, valga la redundancia, son dos caras de la misma moneda, y los suecos saben muy bien ello, logrando en cada extremo el estado más puro de cada cualidad y virtud.
Setlist de Meshuggah en Chile:
- Broken Cog
- Rational Gaze
- Perpetual Black Second
- Kaleidoscope
- God He Sees in Mirrors
- Born in Dissonance
- In Death – Is Life
- In Death – Is Death
- Humiliative
- Future Breed Machine
- Bleed
- Demiurge