Escrito por Franco Ascui Fuenzalida
Fotos por Isidora Blanco
Ayer fue mi primera experiencia con La Brígida Orquesta. Casi que con las orejas de un oyente nuevo, las 11 voces y 22 manos de la banda de jazz/rap nacional me volaron la cabeza en una jornada poco común donde la Selección Chilena teloneó a La Brígida en el Teatro Coliseo.
En el contexto del lanzamiento de su nuevo EP ‘Canciones Sepia’ (2024), contando con la iluminación perfecta en el escenario y unas visuales propias de un trip, los liderados por Matiah Chinaski brindaron un concierto de primera categoría. Contando con músicos increíbles, de largo recorrido, el panorama desde el público fue presenciar cómo 11 artesanos de la música hicieron sentir el mismo trance de melodías y verdades ocultas entre las rimas a sus fanáticos.
Canciones con el Sabor del Otoño
Empezando con el partido por las Eliminatorias de Argentina vs Chile, el público que empezaba a llenar el Teatro Coliseo, con pizza y cerveza en mano, se contagió del ambiente futbolero y pifeó todos los goles de los seleccionados trasandinos. A pesar del mal gusto del partido, la dinámica de este particular «teloneo deportivo» siento que fue un acierto de la organización. Finalizada la transmisión, La Brígida demoró 5 minutos en tomar sus posiciones para empezar de inmediato.
Sin decir una palabra, el concierto empieza con soltura a través de la calidad de la sección de los bronces que sin ningún apuro derrite al público en dos compases. Con su nuevo EP ‘Canciones Sepia’ (2024) bajo el brazo, y de gira hasta fin de año, las versiones de todos los temas suenan incluso mejor en vivo, algo que siento que va a mejorar en todas las fechas. Como una visión nostálgica del presente, o el sonido de las hojas que acompañan a los caminantes en otoño, La Brígida Orquesta hipnotizó al Teatro entero en cuestión de segundos.
Tocando el EP de atrás para adelante, «Todos Los Que Están», «Mejor Olvidar Ciertas Cosas», «A la Medida» y «Acaecer» suenan al hilo de forma muy natural. La vibra de los temas nuevos tiene algo muy acogedor, a pesar de que hay veces que lo nostálgico te puede llevar a sentir la oscuridad de la noche caminando bajo las luces de Santiago.
El cancionero para la inmensa minoría
Manteniendo los cánones del jazz, las canciones se iban confundiendo entre sí, una tras otra, llegando a un punto de máxima intensidad con «Tue Tue», seguida de «No Hay Apuro». La locura se apoderó de Matiah Chinaski en un momento, perdiéndose en la música e invitando a su público a también perder la cordura. Como una marcha circense, el público coreaba «No Hay Apuro» en un crescendo que desembocó en «Ansiedad» de ‘Música para la inmensa minoría’ (2023).
El ritmo de la puesta escénica era puesto por los 11 artesanos sin esfuerzo, acompañando el viaje personal de cada uno. Por un lado, Gabo Paillao se convertía en el director de orquesta cuando se alejaba de su teclado para tomar la batuta entre los bronces, mientras que Felipe Metraca mantenía la sanidad a través de su seguridad detrás de la batería.
Llegando a la mitad del concierto, gráficas de «Hey Arnold!» aparecen en la pantalla, dando paso a «Canciones Viejas», para luego empezar «The Frask» en una de las mejores transiciones de la velada. La gente disfrutaba y se convertían en uno con los 11 artesanos de la música que entre el humo de los cigarrillos guiaban el viaje hasta llegar a «Mejor, Mucho Mejor». Dentro de las improvisaciones de los músicos, este momento fue la parada para cargar gasolina en el viaje colectivo a Saturno, nuevos humos y un nuevo brío para ir cerrando un concierto redondito. En el bis, «Si Te Busca» encapsuló la energía de la banda en vivo, resumiendo las mejores figuras melódicas y dando el pie a que la gente volviera a Tierra después de un viaje de ida y vuelta con La Brígida Orquesta.
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