Seba Alfaro
Entrevista

Seba Alfaro y su nuevo disco, «Desde mi ataúd»: «Creo que es el trabajo del que me siento más orgulloso»

Por Alexander Castillo

Diez años como artesano de canciones han permitido a Seba Alfaro pulir su técnica con el tiempo y entregarnos un gran repertorio de música folk. Su última pieza apareció a mitad de julio: “Desde mi ataúd (canciones para el fin del mundo)”. Un álbum que reflexiona sobre las peculiaridades de la vida moderna, con la participación especial de Diego Lorenzini, Rosario Alfonso, Alfilera y Cactus Andante.

A raíz de su más reciente estreno, conversamos con Seba Alfaro sobre cumplir diez años en la música, su relación con el diseño, el dibujo y la música y el tras bambalinas de “Desde mi ataúd”, entre otras cosas.


¿En qué momento te cayó la teja de que habías cumplido diez años haciendo música? ¿Cómo te sentiste?

Es raro porque yo no soy músico de profesión, creo que eso le suma otro valor, además. De estos diez años, en los seis primeros no tuve ninguna ganancia, no estaba viviendo de eso. Era como que quería tener un proyecto musical aparte de mi trabajo.

Los diez años me los tomé con mucho agradecimiento de la vida. De permitirme hacerlo y llevar tanto rato. Esa es la sensación: qué bacán poder seguir haciendo esto a pesar de lo difícil que fue al principio. Difícil pero no pateando la perra, siempre lo disfruté y creo que eso también me permitió seguir dándole.

¿Qué vino primero para ti: el dibujo o la música?

Primero fue el dibujo, desde segundo básico. Igual eran dibujos como que… ponte tú, Los Caballeros del Zodiaco me inspiraron pero, básicamente, a copiar dibujos. Yo creo que así aprendemos la mayoría a dibujar. También tuve una época en la que estuve muy metido haciendo teatro en el colegio. Toda la básica estuve full dibujo, pero también desde quinto a octavo me gustaba actuar harto. De hecho hasta escribí algunas cosas para hacer obras en el colegio. La música llegó recién en media. Me cambié de colegio y ahí conocí amigos que ya estaban tocando y me motivaron a aprender.

Cronológicamente fue así. Yo creo que toda esa época de la media dejé un poco de lado el dibujo, por esa cosa adolescente de que el dibujo está más vinculado a lo nerd y la música era más cool. Creo que eso fue lo que me pasó y lo descuidé un rato. Después entré a estudiar diseño y no era puro dibujo, entonces también dibujaba de vez en cuando para bocetear cosas, pero no más que eso. Cuando empecé a trabajar, ahí retomé y empecé a dibujar de nuevo.

¿De qué forma dirías tú que estas disciplinas se influencian mutuamente? Si es que incorporas elementos de construir un dibujo a la hora de hacer música, o si la misma música afecta la forma en la que haces los dibujos…

Yo creo que van muy de la mano, o al menos en mi caso. Sobretodo, creo que el diseño es mi lenguaje, me atrevería a decir eso. Cuando hago canciones, por ejemplo, me preocupo de que tengan un mensaje legible. Me preocupo de la estructura, que también es parte del diseño. De que haya matices, contraste y todo. Esos son conceptos de diseño. Obviamente también se aplican al dibujo, porque es lo que hago. No es que pinte, que ahí hay más abstracción y el mensaje no es tan claro ni legible. Entonces el diseño es algo que maneja mi forma de pensar, por decirlo así, y desde ahí es donde hago todo. Pienso todo desde el diseño.

«Me gusta más la idea de ser el peor de todos»

Anteriormente dijiste que el título del álbum, “Desde mi ataúd”, era un concepto que tenías desde antes de hacer, incluso, el track homónimo. ¿Cómo llegó a ti ese concepto?

A veces, para promocionar, hago unos rapeos que funcionan muy bien, como que la gente engancha. Yo no soy rapero, obviamente, pero esa actitud más desafiante agarra a la gente y me ha ayudado harto para difundir. En verano de 2019 fui a tocar al sur y también hice un rap, en Ancud, y metí el verso así como «toco en Ancud, Seba Alfaro desde mi ataúd» sólo porque rimaba, pero me hizo mucho sentido esa frase. 

Primero porque me parecía graciosa la idea de que los raperos siempre son muy de “yo soy el más grande y estoy por encima de todo” y a mí me gusta más la idea de ser el peor de todos, entonces “desde mi ataúd” era una cosa más sombría: no estoy en la cima, sino que estoy muerto. Bajo tierra. 

Esa idea se me quedó en la mente, me gustó como concepto y le seguí dando vueltas. Hay otro par de canciones donde también hablo de ataúdes y cuando me planteé hacer este disco quería que fuera algo… no sé, el “Bicho Raro” (2017)  tiene mucho de romanticismo adolescente, cosa que no me molesta, pero quería que mi siguiente disco hablara de otras cosas también.

¿Hay alguna intención en el orden del tracklist?

Siempre trato de ordenarlas de alguna forma. Yo igual tenía otros temas. Cuando empezamos el disco tenía una estructura de canciones en mi cabeza, pero cuando empezamos a trabajar con Yaima Cat, no sé, el Alan es súper minucioso y muy clever para dar feedback, entonces me recomendó componer más canciones y sacó algunas de la lista que yo tenía. Eso igual desestructuró un poco el relato que ya tenía armado, sin embargo me gusta pensar que sigue existiendo. 

Hay un detalle: el tema dos es “Lo que necesito” y el tema seis es “Tortuga”. Hasta poco antes de subir el disco eso estaba al revés, “Tortuga” era el segundo tema. Ahora que lo pienso, podría haber seguido ese orden, porque así sería que el primer tema explica el concepto del disco y “Tortuga” es una declaración de principios, después “Sudamérica Suda” ya entro al territorio y más a lo concreto y después empieza a pasar el disco. Ahora, quizás ese pequeño cambio en realidad tenía que ver con que “Lo que necesito” se transformó en el hit del disco y me hacía más sentido que fuera segundo que sexto. Pero originalmente creo que habría tenido mucho más sentido en el relato que fuera “Tortuga” segundo. “Frugelé” cerrando siempre estuvo pensado, porque es una canción muy conclusiva.

Cuéntame un poco de estas canciones que quedaron fuera: ¿Cómo eran? ¿Tienes pensado sacarlas como rarezas?

La mayoría de las que sacó Alan son como… bueno, ahora en vivo estoy tocando con loopera. Siempre me ha interesado el hip hop, mi hermano chico es rapero. Así como yo empecé a dibujar en segundo (básico) él empezó a cantar rap. Toda mi infancia y adolescencia tuve rap sonando a todo chancho en la casa, porque no hay otra forma de escucharlo (se ríe) entonces lo tengo inherente en mí, ¿cachai? 

Te cuento esto porque las canciones que descartamos eran todas como que yo armaba bases y empezaba a tirar melodías y rapeo entremedio. Al Alan no le tincó esa idea porque el loop se torna monótono, entonces armar una base significaba un tema de pre-producción que no estaba al alcance de nuestro conocimiento, lo que igual me hizo sentido y, claro, tengo hartos temas que eventualmente me gustaría sacar en una especie de EP de esos hip hops que no quedaron. En un momento lo pensé así como un… como Better Call Saul que es una…

Como un spin-off

Claro, eso (ríe). Algo así.

«Siento que la amistad es más importante que la conveniencia»

El disco tiene algunos invitados como Diego Lorenzini o Alfilera, por ejemplo, ¿cuál es tu relación con el entorno del indie folk considerando que llevas años moviéndote por esta escena y conviviendo con este tipo de artistas?

Creo que tengo una muy buena relación. Igual no he logrado forjar grandes amistades, pero creo que es por mi forma de ser. Yo tengo mis amigos que he hecho en la vida y hubo mucho tiempo que pensaba que… no sé, una vez un músico planteó después de una tocata que había que hacerse amigos, que esa era la forma de que te fuera bien en la música. Y eso me dio lata, siento que la amistad es más importante que la conveniencia que te de la otra persona, entonces igual fui un poco reacio a hacerlo.

De todos los que participaron, Rosario (Alfonso) probablemente es la que considero un poco más cercana, con la que he compartido un poco más, y los Cactus Andante, que es una banda de San Antonio. También hemos generado una buena relación, pero, en general, soy una persona que desarrolla amistades con el tiempo. Otra cosa que creo que me ha jugado un poco en contra es que, como mucho tiempo trabajé y tenía mi proyecto, me quedaba poco tiempo para compartir. Igual todos nos conocemos y es muy buena onda, no sé, me invitan a un cumple y están todos igual, ¿cachai? es bacán. 

¿En qué momento decidiste que lo tuyo era hacer esta música más guitarreada y folk? 

En el colegio era de armar bandas con mis amigos, inspirarnos en bandas para hacer nuestra propia música. Durante la universidad también fue un poco así, pero en primer año conocí a Gepe y después, ya en cuarto, cachaba a Manuel García, Javiera Mena, todo este rollo de cantautores y me enganché mucho con esa música, entonces me hizo mucho sentido. 

Después conocí a un argentino que se llama Coiffeur, él me voló la cabeza porque tiene canciones muy poperas pero a pura guitarra de palo, eso me hizo sentir que se podía. Aparte de que, si ya era difícil armarme banda en San Antonio y en Valpo por toda la logística que significa, en Santiago no me daba. Entonces empecé a tocar solo y funcionó.

En “Reset”, por ejemplo, exploras un lado un poco más electrónico, pero generalmente te mantienes firme a la guitarra de palo. ¿Alguna vez pensaste en hacer otro estilo de música, más allá del folk o el hip hop, como hablábamos?

En este proyecto no. Siempre he oscilado entre la guitarra de palo, el hip hop y algunas variantes, pero la verdad no. Creo que “Reset” es lo más cercano a algo distinto. Antes de esto tuve una banda en la que yo tocaba teclado y éramos teclado, bajo y batería, muy minimal y funcionaba bacán musicalmente, pero no me pescaba nadie (ríe). No sé en qué géneros me gustaría incursionar, la verdad.

«Lo que más me acomoda es ser más bien de nicho»

¿Tienes alguna meta a mediano o corto plazo que te estés instando a cumplir?

Este año me propuse componer una canción al mes, salga lo que salga. A veces me atrapo demasiado y pasan meses y no puedo sacar canciones. Mi último disco antes de este fue en 2020, entonces siento que me demoré demasiado y no quiero que me vuelva a pasar. Ya el próximo año quiero sacar estos temas que no quedaron y ya al siguiente sacar nuevo material. Me gustaría volver a ese ritmo de sacar algo al año, aunque sea un EP. Me gusta ampliar mi catálogo y hacer lo máximo que pueda en el tiempo que me queda. 

En relación al proyecto, me gustaría ir a tocar al extranjero. Siempre hay una cosa que está ahí dando vueltas pero no se da muy bien la mano. Me gustaría, también, que mi proyecto se entendiera como algo medio musical-editorial, porque yo también hago ediciones de mis discos, entonces potenciar ese lado de alguna forma. En el fondo, ampliarme.

Aunque el otro día hablaba de que hay cosas que pueden ser metas para muchos músicos, como ir a festivales, que es una cosa que a mí, en lo personal, no sé si me acomoda tanto. Creo que lo que más me acomoda es ser más bien de nicho, porque necesito que me pongan atención cuando estoy haciendo lo que hago. 

En este disco reflexionas sobre la vida moderna. Ahora que te propones hacer una canción al mes, ¿hacia dónde estás mirando? ¿Cuál es el giro que le estás dando a tus letras?

En este disco creo que mejoré harto en las letras, hay mucho más contenido, pero me quiero devolver a cosas más sencillas y no darles tanta vuelta. Obviamente buscando, siempre, la belleza de la palabra y todo, pero en lo que más me atrapé este tiempo fue en buscar letras que parecieran más profundas, que tiraran una idea más amplia que solo del amor romántico adolescente. 

Me gusta mucho el resultado, creo que es el trabajo del que me siento más orgulloso, pero creo que me fui muy al chancho como de ser de nicho en ese sentido. Podría ser un poco más masivo si volviera a cosas más sencillas.

 

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