Batushka en Chile
Live Review

Batushka en Chile: Despedazando versículos

Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Javier Yulian

 

Cuando nos enteramos de que la agrupación polaca Batushka se presentaría en Chile nuevamente, fue inevitable el poner cierto foco de atención en las disputas legales en las que están enmarcados ahora. De hecho, la encarnación de la banda que se presentó en la noche de ayer en Sala Metrónomo fue la liderada por Bartłomiej Krysiuk; como ya han declarado, esta sería «la última liturgia» de esta manifestación de los polacos en Chile –y Latinoamérica, de paso–. Si algo era seguro de decir, es que los ojos de todo el mundo estaban sobre este show.

El acto de apertura: Unsilent

Antes de la gran ceremonia que estaba por empezar en el recinto de Barrio Bellavista, fueron los nacionales Unsilent quienes se encargaron de encender los fuegos de la jornada, encausando un black metal duro de roer ante los presentes. Como una muestra muscular de este sonido, forjado como una suerte de híbrido, en ocasiones, con el blackened death metal, derivando en un set breve que, por sobre toda las cosas, era bastante abrasivo.

Con una breve despedida, los chilenos dejaron el escenario con un «Oye, vinimos a ver a Batushka. Nos tenemos que bajar, chao, gracias».

El inicio consciente y sopesado de la ceremonia

Con una media hora antes del inicio pactado del show, la Sala Metrónomo se bañó de un rojo carmesí con focos laterales que pintaban los rostros de los asistentes de dicho color, quienes, a su vez, se dejaban absorber por un ambient ominoso y lúgubre. Aún si la capacidad acústica del recinto evita el eco, la verdad es que dichas notas eran de lo más envolventes –como si estuviésemos dentro de una capilla–.

Llamaba especial atención lo cuidado que era el apartado artístico y escénico de toda la jornada –en tanto no se había replicado en otros sectores de Latinoamérica–: la producción entregando velas a gran porción de la congregación para prender durante el show, muy ad-hok ante el escenario inundado en imaginería y artilugios religiosos; una pantalla inmóvil con tres cráneos; y los mismos miembros de la banda prendiendo minuciosa y detenidamente cada vela de sus candelabros.

Realmente todo estaba hecho y dispuesto para sumergirse en lo que estaba por venir.

Totalmente irrepetible

Con cada músico tomándose su tiempo para tomar sus posiciones, el canto gregoriano de «Yekteniya I» era, particularmente, aún más escabroso en tanto fue total y completamente a capella en su comienzo. Dichas voces se ubicaban en el horizonte como un monolito inevitable, señal de la caída de todo aquello que es sagrado junto al drop con la banda completa. Era como si se hubiese invocado un estado de trance que trascendía la propia carne, y es que no miento al decir que se veían rostros en la audiencia que, si bien sostenían una seria expresión, derramaban lágrimas.

Además, un corte más directo y insidioso como «Wieczernia» de ‘Hospodi’ (2019) comenzó a envalentonar a distintos sectores del público para ceder a instintos más primales, en un contacto directo con la interpretación propia de todos los elementos conjurados. Después de todo, cada elemento del cristianismo ortodoxo –y referencias al catolicismo de forma adyacente– se conjugaban de tal forma para velar por la propia integridad de la liturgia. Es dicho espacio de controversia en el que se ubican, que la provocación se entiende dentro del concepto como algo propio. Sin embargo, los elementos de una misa, o mejor dicho, eucaristía, permanecían ahí.

Durante «Powieczerje», la intensidad propia de la ceremonia iba escalando y tomando un tono aún más desafiante. Con un Krysiuk posicionando solemnemente un cráneo en frente de su oculto rostro, otros integrantes prendiendo llamas en ofrenda, y el alzamiento de imágenes cristianas, el show se tornaba cada vez más grandilocuente y repleto de detalles a desmenuzar por cada asistente. Asimismo lo vaticinarían las campanillas en tresillo de la intro de «Yekteniya III», azotando la Sala Metrónomo con un moshpit que brillaba particularmente ante los colores brillantes como lúgubres de tamaña obra.

La beatitud de la Última Liturgia

El compromiso y atención cada detalle nunca estaba al azar, como si se tratase de una maniobra divina. Veíamos como los polacos despedazaban versículos con un oficio y entrega totalmente absorta, manifestando estas palabras en un atmospheric black metal siempre a la vanguardia.

La propia naturaleza de estas canciones y esta propuesta distintiva hacía realzar incluso la obra de ‘MARIA’ (2022), en el que tuvieron especial relevancia «IRMOS II» e «IRMOS III», develando un carácter instintivo que sacó aplausos prolongados. Dicha versatilidad contenida en las venas de estas piezas hacía ver una fotografía más compleja, con todo tipo de reacciones en cada individuo.

Pero el final había de llegar con «Yekteniya IV», pieza monumental que se siente como el propio firmamento explotando en patrones impredecibles, por lo que tan sólo quedaba caer rendidos, después de un poco más de una hora de presentación con «PISMO VI», indicando el final de la liturgia.

El sutil agradecimiento de Krysiuk, y la repartición concienzuda de velas, uñetas y baquetas terminaron de sellar una de las mejores presentaciones de metal que haya visto Chile en su historia. Lo quieran o no.

 

Setlist de Batushka en Chile:

  1. Yekteniya I: Ochishcheniye
  2. Wieczernia
  3. Powieczerje
  4. Yekteniya III: Premudrost’
  5. PISMO I
  6. Polunosznica
  7. Utrenia
  8. IRMOS II
  9. IRMOS III
  10. Yekteniya IV: Milost’
  11. PISMO VI

Revisa la galería de fotos completa de Batushka en Chile a continuación:

Juan Pablo Ossandón

Director de Expectador.

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