Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Alejandra Besoain
Asia Menor, Estoy Bien, Candelabro, y Confío en tus amigos. Cuatro nombres que han dado que hablar en la escena musical chilena independiente a su forma y razón. Que se haya pensado en una tocata con estos proyectos obedece a algo mayor que la mera curiosidad de juntarlos en un escenario –y uno importante igual, la Sala Metrónomo–.
Es que, si algo se repite mucho en los medios y comunidades de internet en general, es que esta escena es de buena calidad y gran productora de obras sumamente creativas. Una declaración que se repite con la fe de proyectar algo mejor, y que con una convicción entre pasional e irracional, a la larga termina siendo reflejo y síntoma de un fenómeno mayor, y concreto.
¿Qué cambia ahora? Si bien pareciera ser un consenso que, al menos desde el ‘Lance’ (2018) de Niños del Cerro que la creatividad y abundancia está por todas partes, con múltiples proyectos, artistas y bandas que no se dejan amedrentar por las dificultades de realizar música y/o vivir de ésta. Claro, la «democratización» de los medios de comunicación, a través de los medios digitales y páginas de internet tiene muchísimo que ver. Quienes siguen la huella de estos proyectos ahora tienen múltiples vitrinas y caminos de acercamiento.
Pero el cambio que sucede ahora mismo, es la disciplina y profesionalismo que muchos proyectos manifiestan. En especial el de estos cuatro nombres que hicieron historia en la Sala Metrónomo la noche del sábado 3 de agosto, en una instancia que quedó denominada para la posteridad como «La Tocata del Siglo«.
Para concretar y lograr mejores oportunidades, no queda otra vía más que el actuar de forma responsable, diligente y profesional. Y si eso no llega mágicamente de algún cazatalentos o un gran sello –como la figura romantizada de la música gringa que tan inserta tienen muchos aún–, esa oportunidad se construye y busca por sí mismos. Si la música es buena, hay que triplicar los esfuerzos para que llegue a todo el mundo y tocar en todas partes.
Quería dejar eso bien en claro, puesto que lo sucedido es realmente algo que merece todo tipo de aclamaciones y felicitaciones a estas bandas y todos los implicados a nivel logístico y técnico.
En el caso de Confío en tus amigos, con facilidad digo que este proyecto liderado por Chico Eléctrico y Niño Uñeta brindó su mejor presentación a la fecha. Por lejos. Su sonido si bien siempre ha sido rabioso, esta vez sonaba muscular, con harto vigor y haciéndole mejor justicia a sus canciones. Desde el inicio con «Surfing Caracol» quedó clarísimo: estos muchachos crecieron muchísimo y esta vez mostraron total sed de comerse al mundo.
Aprovechando de presentar canciones nuevas que saldrán en su próximo disco de estudio –bajo Sello Fisura–, la agrupación dejó la grande entre incontrolables moshpits y una audiencia sudorosa que no se resistía ante la urgencia de canciones como «Mata al facho», «TKM imbecil», «Webo» y «Tonto», siendo la cuota más visceral de la jornada con facilidad. Incluso quienes les seguían el rastro desde sus inicios quedaron sorprendidos de sobremanera, incluyéndome.
Acto seguido, Candelabro, la gema única de la escena nos mostró su rostro más oscuro. Y es que el montón de bondades que les ha significado su debut ‘Ahora o nunca’ (2023) era algo visible en las reacciones casi hipnóticas de un público que veía con asombro lo que Matías Ávila y sus secuaces hacían sobre el escenario con «Refugio I» y «Refugio II». El rostro más melódico y sopesado de la velada, pero con una abundancia que vio nuevos arreglos e improvisaciones, además de canciones inéditas como «Liebre» y «Prisión de carne».
Con tantos músicos en escena, tan sólo quedaba disfrutar del océano de voces instantáneo que se formaba con temazos como «Bonva», «Piano a piano» y «Madre», engendrando una nueva manifestación de los mismos en el proceso. Más densa, intensa y espesa, desafiante e inconformista, totalmente preparados para el siguiente paso, aún si su álbum no lleva ni un año de publicado. Así de geniales.
Siendo el turno de Estoy Bien, representantes del emo pop en Chile y de sus sonidos adyacentes, Benje, Pino y Mati llevaron la fiesta más grande de todas a la Sala Metrónomo, impartiendo un sed incandescente del minuto 1 con «Frente a Frente» y «Piel», invocando el rostro más bravo, impaciente y agresivo del público. Si hasta nos llevamos de sorpresa un snippet de «Only In Dreams» de Weezer –con el anuncio incluido sobre una tocata en Sala Master del ‘Blue Album’ completo para financiar su gira en México–.
Un carisma y compenetración envidiable de los tres músicos en escena, ingredientes perfectos para brindar grandes momentos como «Piedra» junto a Tam Rivas –vocalista de Chances–, «Con mis amigos» de ese ya lejano EP de 2020, y, en general, un público agradecido y entretenimiento puro con las canciones de ‘Apoyo Emocional’ (2023). Ya habían pasado por Lollapalooza Chile, un opening act a Turnover, y la gracia y ambición de tales antecedentes era visible en los rostros conectadísimos del trío al cerrar con «Lo difícil se hizo largo». Excelente set.
La tocata ya llevaba unas cuantas horas, y el recorrido definitivamente fue extenuante. Sin embargo, quedaba la llegada de los «veteranos debutantes» Asia Menor –al esperar su debut tantos años cuando aún se llamaban Enola Gay–. Los temucanos definitivamente trajeron los huesos más duros de roer de la jornada, que era lo que justamente se esperaba de ellos, y es que sus piezas tan divertidas como cualquiera que se haya escuchado en la jornada, tales como «Defensa/Cortar» y «Tesela», hacían un verdadero festín de lo inclasificable que es su música –más allá de que el indie rock, el art punk y el post-punk sean las arterias principales de su propuesta–.
Con ese mismo enfoque, la austeridad se hacía necesaria, siendo los únicos que no contaban con visuales. Parecía una decisión acertada, en consideración de lo sobreestimulante de por sí que «1920» y «La naturaleza» pueden ser. No sólo eso, sino que aprovecharon esta oportunidad de dejarnos un puñado de canciones inéditas referenciadas por el momento con números, dejando al descubierto la seriedad y el oficio. Por lo demás, «Patio» fue todo un momentazo digno para recordar por la posteridad.
La «Tocata del Siglo» representa el punto de inflexión y la arremetida más contundente a la fecha de una escena autosuficiente que no esperará a nadie para lograr conseguir sus sueños. Los grandes festivales y productoras ya se están viendo atraídos a estas propuestas –o en la obligación de reconocer–, y es que a punta de perseverancia, resiliencia y profesionalismo, estos nombres están reclamando y construyendo de cero esos espacios que siempre estuvieron destinados a tener.
No olviden el nombre de estas cuatro bandas, que el tiempo recordará este día en el futuro como uno de los más importantes de la música chilena.