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Perdurar en el K-pop: El caso de DREAMCATCHER

DREAMCATCHER se aproxima a Chile cada vez más y más, siendo el 17 de septiembre el día en el que el grupo traerá su grandiosa gira ‘Luck Inside 7 Doors’ al Teatro Coliseo. Ojo, que aún quedan entradas disponibles a través de Puntoticket.

Con ese motivo, revisamos porque la carrera de DREAMCATCHER es una de las más especiales de la industria.

La creación de un grupo de K-pop en la actualidad no es una tarea fácil. Las grandes corporaciones, que han ganado una mala fama considerable en los últimos años, se esfuerzan por pulir cada pieza del intrincado engranaje que supone un debut en la industria coreana. Las sumas exorbitantes de dinero invertidas en perfeccionar hasta el más mínimo detalle—desde las coreografías hasta la selección del concepto y la imagen visual—no solo dejan una gran deuda que los propios integrantes de la agrupación deberán saldar, sino que tampoco garantizan el éxito.

La sobresaturación de la industria a menudo engendra situaciones decadentes, como el surgimiento de los llamados “nugu groups”, aquellos que pasan desapercibidos. Muchos de estos grupos no sobreviven y se disuelven rápidamente; aún peor, las empresas suelen ahondar en malos tratos y contratos abusivos, perpetuando un ciclo tóxico en la industria.

El  camino al éxito no es más que un mar de incertidumbre y hasta algunas veces, solo suerte: Una canción viral que llegue a pegar en Tik-Tok y ya tenemos a un grupo famoso de la noche a la mañana, pero mantener ese éxito requiere mucho más. Y es que aquí, la fórmula del estrellato es un balance entre la suerte, lo visión artística y la gestión corporativa.

Bajo el ala artística, un sinfín de grupos han llegado a revolucionar el sonido del K-pop. La transformación que se ha desarrollado durante la segunda mitad de la década de 2010 es impactante, tanto a nivel de popularidad como de aclamo crítico. Y es que el K-pop, más allá de una industria, se ha consolidado como un género musical en sí mismo. No es solo pop hecho en Corea, sino una fusión de influencias globales que toman el dance-pop lustroso, el hip-hop y en menor medida el pop rock y lo intensifican en una producción ostentosa, a veces en formato de girl band o boy band.

Y es que precisamente Dreamcatcher, un grupo que comenzó como un “nugu group” bajo la desconocida empresa “Happy Tree Entertainment”, es un ejemplo del giro de tuerca y su peculiaridad en el contexto del k-pop actual. La agrupación, que inicialmente debutó bajo el nombre MINX con un concepto más convencional y brillante, hizo una transición notable hacia un estilo mucho más oscuro, con influencias del rock y metal alternativo. Una anomalía interesante dentro de la industria, ya que desde el principio acaparó miradas atentas de los internautas y la sólida fanaticada, los llamados “InSomnia”  que fueron construyendo a lo largo de los años. 

Su reaparición con «Chase Me» y «Good Night» no solo desafió las normas de la industria, sino que capturó la atención de un público que buscaba algo diferente, quizás más nicho, pero que supieron cultivar a la larga. Claramente un concepto innovador, pero que fue resaltado con la gran consistencia de su discografía. Lanzamientos aclamados como Prequel (2017), Raid of Dream (2019) o el LP Dystopia: The Tree of Language, suponen un aclamo crítico inusual para un grupo de K-pop. En seguida eso se vio reflejado en una mayor fanaticada internacional, quizás más fuerte que en la propia Corea.

Es fascinante como Dreamcatcher supo incluir narrativas complejas a lo largo de su discografía. Desde el misterio, el horror y la fantasía, donde brillan en los primeros lanzamientos posterior a su debut. Hasta una expansión hacia el mundo onírico, la lucha entre la luz y la oscuridad, las distopías e incluso el cambio climático como en la saga Apocalypse. 

Y es que Dreamcatcher es eso y mucho más. El camino elegido fue áspero, pero los frutos de la perseverancia y lo artísticamente consciente son vitales. Su habilidad para cultivar un balance dentro de la industria del K-pop les ha permitido alcanzar un éxito que trasciende el nicho. La destacada inclusión en festivales de renombre como el Primavera Sound en 2022 subraya cómo su influencia ha llegado a audiencias globales más amplias. Con esta trayectoria y un enfoque tan distintivo, la pregunta que queda es: ¿cómo continuará Dreamcatcher desafiando las normas y redefiniendo el panorama del K-pop en los años venideros? Eso estará por verse, de momento solo queda disfrutar.


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