Juan del Pozo es actor de profesión, pintor ocasional y, desde hace unos años, fundador del proyecto de blues rock y folk Juan Fixión, que a comienzos de abril debutó con el álbum “Kontra”: una colección de canciones íntimas y reflexivas que serán lanzadas en vivo el próximo 10 de mayo.
En Expectador conversamos con Juan sobre sus orígenes musicales —incluyendo su faceta como artista del transporte público—, las ideas y conceptos e inspiraciones sonoras detrás del primer disco de Juan Fixión y cómo fue, para él, la transformación de las canciones a la hora de moldearlas al formato banda.
Entre 2018 y 2019, un joven estudiante de teatro llamado Juan del Pozo encontraba su nuevo seudónimo artístico debido a los problemas que tenía para memorizar sus textos: «Era medio volado, confundía las palabras y un amigo me decía “buena po’, Juan Dicción” y, a partir de eso, nació Juan Fixión».
Un par de años más tarde, en 2022, Juan decide que es tiempo de materializar y dar circulación a sus composiciones, encontrando el apoyo del productor Luis Felipe Vargas y, poco a poco, ensamblando la banda que lo acompañaría en el proceso de convertir sus maquetas, tocadas en un cuatro venezolano, en un producto multi-instrumental: Matías Urmeneta, José Tomás Nieto y Diego Gabarró. «Yo tengo la idea, tengo las canciones, pero ellos también ponen de su parte en la autoría de artista», comenta, «así partió, más o menos».
El lenguaje propio de Juan Fixión
¿Cómo fue el paso de tener estas canciones en cuatro venezolano, quizás en un estilo más de cantautor, y pasar a este formato banda con arreglos grupales?
Siempre fue de ir probando. Al principio es complicado encontrar cosas que son bacanes. No es que sea difícil, pero conlleva muchas cosas tocar con gente. Juntarse en algún espacio específico, tocar y tener los amplificadores, los instrumentos. Para mí es como que el músico siempre está buscando un sonido. El compositor, o el artista en sí, siempre está buscando, no se conforma nunca con nada.
Entonces me pasó esto de transmitir mis ideas, pero que también el baterista empieza a hacer su autoría y crear la batería de un tema. Por ejemplo, “Morir”, que es un tema que teníamos que altiro le encantó y quiso hacerlo o “Materia Prima”, que al principio era un ska y él dijo «oye, me gusta el reggae. Toquemos reggae» y lo hicimos así, reggae. Gracias a él fue así. Son cosas que van apareciendo. También voy planificando, pero en los ensayos van apareciendo otras cosas, se va viendo muy paulatinamente y es bacán. También vas confiando cosas a los mismos músicos, a los mismos colegas y amigos.
Y todo este trabajo terminó en lo que hoy conocemos como “Kontra”, con K, que tiene una portada bastante interesante. ¿Cómo llegan al nombre y, también, por qué eligen tener este estilo en su portada?
“Kontra” nace a partir de sentimientos encontrados. Vivencias personales. Todo esto pasó por un término de relación que tuve hace cuatro años atrás. Estuve mal en un momento y después me empecé a dar cuenta de que lo que más me salvaba era hacer música. Hasta el día de hoy es mi principal terapia y mi principal fuerza para hacer las cosas. Hacer música, componer, cantar, tocar en la micro, por ejemplo, me encanta.
A partir del lenguaje musical fui manifestando y descubrí que podía comunicar que no siempre uno está bien, que uno puede estar bien y otras veces mal. Esos son sentimientos contrarios, pero como lo comunicaba en un lenguaje musical dije «ah, bueno, voy a crear mi lenguaje. No voy a decir Contra con C, con K». Lo mismo con Fixión. No es una ficción, es un lenguaje musical y fue a partir de eso. Lo mismo con los cuadros.
Al principio pensé en conseguir una carátula, o algo, y dije «bueno, no pinto hace mucho» y yo siempre pintaba de chico. A partir de eso fui haciéndolo, empecé a pintar con acrílico y crear cada portada. Todo eso tiene un origen creativo, pero así fui manifestando que esto se puede hacer de manera artesanal, lo puedo hacer yo.
El paquete completo es muy de No-Ficción. Que tanto el arte como las canciones estén basadas en vivencias personales le dan ese toque de intimidad al disco…
Sí. Fue muy bacán porque hace poco nos hicieron una reseña que decía como «un blues y una melancolía nostálgica» y es bacán cuando la gente lo ve o empieza a escuchar y a encontrar cosas, o a interpretar. Eso es bacán en la música y en el arte en sí, como que darles tu interpretación pero igual tiene un mensaje fijo, hay algo concreto. Hay una guitarra, hay una pieza musical ejecutada específicamente, pero es bueno tener esa interpretación. Es bien abierto eso con el proyecto, la ficción pero no es ficción porque, realmente, hay una realidad concreta de que estamos haciendo las cosas y que todo viene por algo, pero también construye un universo y eso ha sido bacán.
Desde la micro a los escenarios
Juan, ¿hace cuánto tocas en la micro?
Hace dos años. Toco porque, de repente, no estoy bien económicamente y voy a tocar, no por todo Santiago pero generalmente por las avenidas. Ha sido bacán, también, porque la gente va conociendo la música, me empieza a seguir y hay una conexión que es muy genial. Muchas veces no estoy bien y me subo a tocar y después estoy muy bien porque comunico algo y la gente le pone oreja. De repente hay palabras lindas de alguien o te empiezan a contar algo, te regalan algo.
Siempre me acuerdo de una vez que fui a la casa del productor Neven Ilic, una persona muy genial, y me dijo algo que hoy lo tengo así como tatuado: «Tú eres músico y estás comunicando. Lo que tú haces es comunicar y ya al comunicar estás generando una conversación con el oyente. Es muy importante que eso lo tengas en claro». Y desde ahí lo pongo en práctica, independiente del estilo que hago y la forma en que lo hago, sí o sí estoy comunicando algo y alguien lo va a escuchar. Eso es bacán.
¿Qué me puedes contar del lanzamiento del álbum en Espacio Inclusivo el próximo 10 de mayo?
Va a ser una fecha muy bonita y muy especial porque van a estar dos artistas con los que es un honor tocar y que son mis amigos, también. Uno es Pétalo, proyecto de Max García que tiene otros músicos increíbles. Lo conozco hace mucho tiempo y ha sido una referencia muy potente en mi música y también como artista chileno.
El otro proyecto es Mardeliz, que son cabros que hacen un rock más blues que también tiene gamas de funk y nada. Ellos también son amigos míos, los conocí yendo a tocatas. Es un grupo muy potente, me encanta y altiro pensé en invitarlos a ellos dos para empezar. Además, va a haber una exposición artística de Vale Linda, una artista que es increíble y hace pintura acrílica en movimiento. Es muy increíble y ya está en la escena como artista nacional muy potente, ha tenido varios eventos entonces la quise invitar.
Y el miércoles ocho vamos a estar tocando en la SCD de Bellavista, teloneando a Ley de Moraga.
¿Y cómo ha sido preparar estas canciones, como banda, para presentarlas en vivo?
Ha sido muy emocionante. Un proceso muy paulatino y orgánico porque parte desde yo tocando solo. De ir a lugares, tocar no solamente en la micro, sino que en otras instancias y que la gente me escuche. Tener un amigo conocido y decir «grabemos esto, quiero tocar contigo» y tener gente que te apañe y, a partir de eso, hay un camino que tienes que hacer. «¿Cómo hacemos para sonar bien?» e ir de a poco formando eso, este organismo que es una banda y ver cómo suenan las canciones así.
Eso es lo especial que viene en las tocatas, especialmente en el lanzamiento porque vamos a mostrar el álbum pero tocado en vivo y es diferente, porque no está el cuatro venezolano o la parte acústica. Hay otros arreglos, otras extensiones. Es un mundo muy aparte. A partir de lo que tienes en el guión o la partitura vas poniéndolo en el escenario y con los diferentes músicos ya se forma otra cosa.
Hay una reinterpretación de la pieza que tenemos, eso ha sido muy bacán hasta el punto de que, la primera vez que nos volvimos a juntar después de no tocar en meses fue un alivio. Una cosa es tener tu proyecto, buscar músicos que puedan tocar y apañar, pero otra cosa es que les guste tocar lo que estás haciendo y eso es lo que a mí me importa dentro de todo. Se ha formado muy orgánicamente, llega al punto en que hay una chispa entre los cuatro. De a poco vas hilando fino, tejiendo y es bacán, es muy potente cuando ocurre.