Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Juan Manuel Hernández
Dos fechas de Los Bunkers en el Estadio Nacional. Ni más ni menos, un suceso con un peso histórico gigantesco que tan sólo Los Prisioneros mismos han logrado conseguir hace ya más de dos décadas. Después de todo, el coliseo de Ñuñoa tiene mucha historia, y la envergadura de su capacidad es una milestone codiciada por muchos nombres del espectáculo y la música, pero que no muchos son capaces de llevar al máximo. Ni siquiera internacionales que parecieran cartas seguras.
He ahí la propia tesis de este escrito, así como el centro de todo el asunto que ha estado inmerso en el cierre de la gira ‘Ven Aquí’, la que concretó el tan ansiado retorno de los hermanos Durán, los hermanos López y Basualto a los escenarios –y que dio como fruto un álbum nuevo incluso–. Eso es, que es sumamente necesaria una relación construida de forma histórica con el público chileno para ser capaz de llenar el Estadio Nacional. La fama por sí sola no basta, pero un vínculo estrecho sí es algo importantísimo en esta ecuación.
Piénsenlo. El Nacional ha acogido todo tipo de eventos históricos, e incluso fue la sede de la comisión sistemática de violaciones a los derechos humanos. En palabras de Mauricio Durán que brindó en el progreso de la helada noche del 28 de abril, «es un lugar que nos ha dado muchas alegrías, pero que también ha servido para la violencia«. De una u otra forma, el Estadio Nacional Julio Martínez Pradanos se sitúa como un punto esencial en la cultura chilena, uno en el que hemos visto la Copa América, cientos de torneos de fútbol, conciertos de tantos artistas como Iron Maiden, U2, Pearl Jam, Radiohead, etc., los Juegos Panamericanos, y un gran etcétera.
La apertura
Por eso es que, incluso, desde los propios actos de apertura, tamaña hazaña se posicionaba desde ya como todo un hito. Así desde los primeros acorde que lanzó Pedropiedra, quien brindó uno de sus shows más sólidos a la fecha, haciendo vibrar a la audiencia que cada vez crecía más y más con temas como «Pasajero», «La Balada de Jorge González» –con unas palabras de admiración para el músico–, y «Vacaciones en el más allá», entre otras que dieron muestra de un sonido vívido reflejo de la ya extensa carrera del músico.
Así también lo fue con Fabrizio Copano, humorista de stand up comedy quien hizo una rutina de este tipo por primera vez en el Estadio Nacional. Sí, fueron 15 minutos, y sí, era en calidad de acto de apertura. Sin embargo, no deja de ser una hazaña que el otrora amigo de Los Bunkers se haya parado ante miles y miles de personas y hacerlos reír a carcajadas, aún con el frío cada vez más helado que caía. Por lo demás, no sólo sonrisas sino también aprovechó la instancia de anunciar un show en Movistar Arena en diciembre de este año. Nuevamente, la idea es subir la vara.
Tras la espera amenizada por DJ Aldunate, las luces del Estadio se fueron a negro y las pantallas del gigantesco escenario –con tres pasarelas extensas– dejaron ver una cuenta regresiva de 5 minutos que, una vez terminados, dejaron un silencio agudo y ansioso ante la inevitable caída del primer riff de los Durán. Así las cosas, «Ven aquí», la canción que da nombre a la gira, iniciando el último show de lo que empezaron con los increíbles shows en el Santa Laura. El karaoke sin cesar comenzó, y se extendió por unas disfrutadas tres horas.
El inicio de la jornada
Sin descansos ni pausas, siguieron con «Te vistes y te vas», «Yo sembré mis penas de amor en tu jardín» y «Miéntele», sin desperdiciar ni un sólo segundo. Pareciera que la idea era tocar la mayor cantidad de temas posibles, así que tampoco hubiese estado mal que se dedicaran únicamente a interpretar canción tras canción. No obstante, Mauricio Durán tomó el micrófono para dedicar la siguiente canción para aquellas personas que venían desde otras ciudades –e incluso otros países–, agradeciendo el cálido apoyo con «Canción de lejos». De cierta forma, cada acorde esbozado por los Durán, la solidez de Cancamusa al oficiar con excelencia como baterista, la actitud serena e impasible de Gonzálo, y el magnestismo inherente de Álvaro eran un show en sí mismo. Los hemos visto crecer a lo más alto, y ellos mismos nos han brindado muchas alegrías, las que en este punto del encuentro se remontaron a 2010, en un Chile post–27F, cuando «Música libre» salió y una versión preciosa de «Quién fuera» de Silvio Rodríguez se hizo un lugar seguro en el catálogo de la banda y sus shows. Muchas lágrimas se dejaron caer en ese momento en el Nacional.
Pero incluso lo más nuevo, aquello que ni siquiera lleva un año afuera, ya está mostrando indicios de haber calado en el imaginario del fan bunkero. Así, con dedicatoria de parte de Mauricio hacia el reencuentro con los vínculos verdaderos y reales, comienzan a interpretar «Bajo los árboles» de su último álbum, ‘Noviembre’ (2023). De esta forma, cada canción se posaba como un momento único, en el que la naturaleza rockera de «Ahora que no estás» dejó entrever los mejores dotes en las seis cuerdas de Francis, o la emocionalidad a borbotones de «La velocidad de la luz» –con dedicatoria a Mauricio Basualto quien está ausente de las actividades de la banda por problemas de salud–. Incluso «Rey», que a estas alturas ya es un clásico innato, o la llamarada riffera de «El necio», que dio el paso a uno de los momentos más preciosos de la jornada.
Los Bunkers en el Memorial del Estadio Nacional
A diferencia del primer día, esta vez existía una expectación plasmada en la congregación alrededor de la Escotilla 8 del Estadio Nacional, con un mar de gente guardando lugar desde etapas tempranas del show. Totalmente entendible, y es que lo sucedido la noche anterior dio vuelta rápidamente en redes sociales y portales de noticias.
Con cada músico vistiendo ponchos mientras se alistaban en un set acústico y minimalista, dieron inicio a esta sección con «La exiliada del sur» –tributando a Violeta Parra y Patricio Manns–, dejando caer próximamente un momento ya clásico desde que lanzaron ‘Noviembre’ (2023). Y es que «Calles de Talcahuano» se hizo un lugar privilegiado en los set de Los Bunkers, y que en esta ocasión el propio diálogo que tiene con el tema anterior le entregaba un carácter mucho más entrañable; sobre todo con 50.000 almas coreando sus versos.
Pero no fue hasta «El detenido» que las ovaciones se hicieron llegar a borbotones. Mauricio comenzó a relatar sobre cómo nunca habían tocado este tema, a pesar de aparecer en el mismo álbum debut de los penquistas, a lo que declara que «escribimos esta canción para tocarla aquí«, significando de forma especial el hecho de tocar en el memorial. No es menor, y es que en declaraciones previas al concierto en una rueda de prensa, Álvaro López dijo que siempre fue el plan tocar en el memorial del Estadio Nacional, desde el primer minuto en que la idea de ello se les posó en sus planes.
El propio momento gozaba de una calidez tal que dejaba en un segundo plano el frío que inundaba al Coliseo de Ñuñoa a esas horas. Las luces telefónicas pintaban una linda postal que entregaba una solemnidad aún mayor, casi como un momento íntimo, uno que fue vivido desde la colectividad. Uno que dejó salir cada de sus emociones con «Entre mis brazos», dándole fin a este hermoso segmento del show.
31 Minutos y las mil sorpresas
En una movida espectacular, la transición estuvo a cargo de Guaripolo –el personaje más querido por los niños– haciendo diversas bromas y sacando risas al público con distintos juegos de palabras con canciones de los penquistas. Todo para dar tiempo a Álvaro, Gonzalo, Mauricio, Cancamusa y Francis para regresar al escenario e interpretar «Una nube cuelga sobre mí» con la compañía de los personajes de la popular serie de televisión infantil chilena, 31 Minutos. Sí, tal y como en el videoclip de la canción misma.
En este punto si algo queda claro, es lo profundo de la importancia de Los Bunkers en el imaginario popular nacional. Algo que trasciende y cala hondo en distintos puntos del tejido social, así sea con lo político y social, como con sus conexiones con distintas figuras de la cultura pop –como Fabrizio Copano–, lo que se ve de forma especial en este segmento junto a 31 Minutos. No es menor, pues el programa básicamente se comenzó a transmitir en la misma época en que Los Bunkers amasaban la fama con «Vida de perros», significando un momento igual de especial tanto para grandes como chicos.
Pero estas conexiones incluso ocupan ciertas coyunturas en el panorama chileno. Cuando Felipe Camiroaga falleció en el trágico accidente en helicóptero de Juan Fernández, la población chilena lloró su partida con «Ángel para un final» de Silvio Rodríguez, una de las canciones favoritas del querido animador. Al poco tiempo de transcurrido eso, fue la versión de Los Bunkers la que comenzó a formar parte de ese relato de luto –con la salida de ‘Música libre’ en octubre de 2010, a un poco más de un mes del suceso–. De ahí que la versión de los chilenos se haya hecho un lugar en sus sets, soltando muchísimas lágrimas para un público que corea con fuerza cada uno de sus versos, y que se vio una vez más en el Estadio Nacional en el cierre de la gira ‘Ven Aquí’.
Así, mientras se desarrollaba el espectáculo y se presentaban temazos como «Fantasías animadas de ayer y hoy», la rockera «Deudas» o «Pobre corazón», uno de los momentos que fue especialmente agradecido por los fans chilenos fue el segmento dedicado de forma especial al álbum ‘Barrio Estación’ (2008). Este contó con la participación en el sintetizador de Pedropiedra, y también de un ensamble de cuerdas y vientos que estuvieron en «El mismo lugar», «Tarde» y «Abril». Con visuales trabajadas entre el amarillo y el negro, los fanáticos más acérrimos ponían rostros de sorpresa ante flor de regalo que la banda les estaba brindando, además de dar espacio a uno de los rostros más experimentales de la velada, reflejo de la integridad musical con la que se exponen y presentan.
Ráfaga de hits en el cierre de la gira ‘Ven Aquí’
En este punto del concierto, ya pasadas dos horas y media de show, el Estadio Nacional se convirtió en el coro más monumental de todos. De cierta forma, todo el mundo sabía que aún faltaban cartas bajo la manga, que dejarían a todo en el éxtasis máximo al corear «Nada nuevo bajo el sol» armonizando con la voz de un Francis Durán que estaba en su prime prácticamente en todos los sentidos. Otro momento que dejó los pelos de punta a cualquiera fue el segmento en que el público canto a capella el coro de «Miño», emocionando a más de alguno con el estribillo «tantas caras que tengo olvidar, no hay palabras, sin ponerse a gritar…«.
Pero aún habían más sorpresas, y es que la agrupación entregó un precioso tributo a Víctor Jara con «El derecho de vivir en paz» –versionada oficialmente en su álbum debut, y que no tocaban en vivo desde 2010– trayendo la voz del cantautor chileno de un archivo original utilizado con el permiso de la Fundación Víctor Jara. Las ovaciones parecían eternas ante tal gesto.
Con esto, sólo quedaba cerrar el show con «Canción de mañana», «No me hables de sufrir» y una formidable versión de «Llueve sobre la ciudad» finalizando uno de los capítulos más fascinantes de la carrera de la banda chilena, y de la música nacional en general. Después de todo, la gira ‘Ven Aquí’ congregó a más de 1 millón de asistentes en sus shows, y en esta parada doble en el Nacional a ni más ni menos que 100.000 personas en total.
Y ojo, que ya se ha dicho que hay más planes en el futuro de la banda. Que este regreso no será una mera anécdota que descanse en la nostalgia –lo que de por sí ya no lo es, considerando que sacaron ‘Noviembre’ el año pasado–.
Chile gana con esto.
Setlist de Los Bunkers en Estadio Nacional – 28 de abril:
- Ven aquí
- Te vistes y te vas
- Yo sembré mis penas de amor en tu jardín
- Miéntele
- Canción de lejos
- Quién fuera
- Bajo los árboles
- Si estás pensando mal de mí
- Ahora que no estás
- La velocidad de la luz
- Rey
- El necio
- La exiliada
- Calles de Talcahuano
- El detenido
- Entre mis brazos
- Una nube cuelga sobre mi
- Las cosas que cambié y dejé por tí
- Noviembre
- Ángel para un final
- Fantasías animadas de ayer y hoy
- Deudas
- Pobre Corazón
- El mismo lugar
- Tarde
- Abril
- Nada nuevo bajo el sol
- Bailando solo
- Miño
- El derecho de vivir en paz
- Canción para mañana
- No me hables de de sufrir
- Llueve sobre la ciudad