Live Review

Jesucristo Superstar en Teatro Cariola: Ímpetu divino

Escrito por Antonia Hernández
Fotos por María José Muñoz

Pocos musicales originados en Broadway han alcanzado la fama y reconocimiento que Jesucristo Superstar ha logrado a nivel global, y es que, esta reinterpretación tan certera de la historia más conocida del mundo occidental se erige como una obra maestra por derecho propio. Compuesta originalmente por Tim Rice y Andrew Lloyd Webber, Jesucristo Superstar llegó a revolucionar al mundo en 1970 con una versión fresca y audaz del relato bíblico, ofreciendo a un Jesús más vulnerable, y explorando la humanidad de Judas Iscariote, un personaje atormentado por sus emociones y lleno de culpa y conflictos ante su relación con su maestro.

La poderosa yuxtaposición de ambos personajes, acompañada por musicalización rock y escenarios ciertamente camp, ha llevado a esta Rock Opera a ser una de las más memorables de la historia.

Solo cinco años después de su estreno, esta famosa adaptación fue traducida al español en un show producido y protagonizado por Camilo Sesto, cimentando finalmente así su relevancia en la cultura hispana. Fue esta la versión que acogió el Teatro Cariola este pasado viernes 29 de marzo, en donde la Compañía de Artes Integrales Milenium montó el show por 28° año consecutivo en el mismo lugar.

Rock, luces y viernes santo.

Es difícil hacer justicia a una obra que cuenta con tanta trayectoria y prestigio, tanto a nivel mundial como en las numerosas presentaciones realizadas por la compañía desde 1996. Aún así, el show que ayer se pudo presenciar fue verdaderamente extraordinario.

Con ballet y banda completa, se levantó el telón a eso de las 20:10, mientras los últimos asistentes ocupaban sus asientos, público entusiasta que apenas sonaron las primeras notas de “Obertura” demostró entre gritos y aplausos que no eran nuevos espectadores de la obra, sino que fieles seguidores. Sin embargo, la puesta en escena de la compañía Milenium dejó en claro que no se necesita un vasto conocimiento de la historia de Jesucristo Superstar ni de su contenido para disfrutar del espectáculo, ya que el show se sostuvo siempre por sí mismo.

Una actuación notablemente precisa fue la de Italo Cisternas en el papel de Jesús de Nazaret, quien, cumpliendo con las exigencias de la obra, la voz de Ítalo, clara y con resonancia emocional, pudo hacer justicia a la armonía divina y humana del personaje, transmitiendo la identidad y vulnerabilidad de Jesús desde el momento en que pisó el escenario y demostrando su extraordinario talento y calidad vocal.

Una gran resurreción

No hubo momento ni personaje débil en el show, Caifás en “Jesús Morirá” estremeció al público con su registro bajo, denotando una voz profunda y resonante, que reflejó la autoridad y el poder inherentes al personaje. María Magdalena fue certera en cada una de sus apariciones, así como Poncio Pilatos, quien consolidó su extraordinaria presencia escénica durante el “Palacio de Pilatos”. 

Sin embargo, la presencia pivotal fue la interpretación de Judas Iscariote a cargo de Pablo Gálvez. La maestría de la obra se evidencia en la facilidad con la que el público logra empatizar con un personaje tan históricamente amedrentado como Judas, y Gálvez supo interpretar el papel con todo el ímpetu necesario para transmitir las vicisitudes del personaje. «Superstar» sobresalió como una de las canciones más destacadas de la obra, en donde a la coreografía enérgica, a la voz de Judas y a la figura de Jesús crucificado en el centro, se les sumó una dinámica interactiva con el público, quienes se unieron cantando los coros, dando paso a un momento que de seguro fue más que memorable para todos los presentes.

Vibrante y colorida, Jesucristo Superstar de la compañía Milenium es la demostración de que el talento es suficiente para montar una ópera rock excepcional. A pesar de contar con una escenografía mínima, el musical incorporó todos los elementos necesarios para una presentación ciertamente exitosa. El amplio vestuario sumamente certero y cambiante, una coreografía ecléctica y dinámica, con los bailarines en constante movimiento, y la siempre presente banda de músicos frente a un pequeño telón azul, todo más que suficiente para la construcción de una atmósfera musical envolvente y poderosas, que pudo transmitir toda la intensidad y extravagancia de la obra.


Más fotos a continuación:

También puede gustarte...