Escrito por Matilde Grass
Fotos por Pedro Downey
Dos sillas rojas, dos guitarras, un ukelele, atriles, cables sobre el escenario. Un auditorio oscuro, lleno de gente, las entradas agotadas. Sin visuales, sin teloneros. La temporada de eventos musicales en el Aula Magna del Liceo Manuel de Salas inauguró con un show que, a la vez, fue el cierre de una gira por Chile y Latinoamérica. Simón Campusano y Diego Lorenzini, dos de las voces indispensables del indie chileno de los últimos años, bromeando sobre tenerse envidia no sana, sobre el auge y caída de sus respectivas carreras, pero transmitiendo inequívocamente una profunda admiración el uno por el otro y un disfrute inmenso en la colaboración y la música con los amigos.
Con una puesta en escena sencilla y cálida, el espectáculo a dos voces estaba muy bien diseñado. Además de los temas de ambos en conjunto, interpretaron canciones de cada uno y de Niños del Cerro, agrupación a la que también pertenece Simón Campusano, en un diálogo lúdico y amable.
No hubo un momento de uno y un momento del otro, no; más bien se sentía como estar acompañándolos a ambos, dos músicos e intérpretes excelentes, compartiendo sus canciones, versionando y jugando con los sonidos y transiciones, relajados. Campusano siempre en la guitarra, Lorenzini entre guitarra, ukelele y su “máquina mágica”, como llamó su compañero a, probablemente, un secuenciador multi efecto, con el que complejizaba los sonidos y daba un toque más electrónico.
La complicidad entre Lorenzini y Campusano
Anímicamente, el setlist también propuso un recorrido claro. Comenzaron intercalando temas de cada uno, que el público coreó con entusiasmo, como “Mátame Please, Carita Feliz”, con el que abrieron, “Brillo” o “Tiempos Mozos”. Campusano dedicó a un amigo la triste y dulce “Povidona”. Y el humor siempre presente, Lorenzini con su conocido dominio del público, pedagógico, jugando con los coros, dirigiendo a la gente, las voces, los aplausos. Campusano hizo reír a través de su guitarra, varias veces jugueteó con “Quién Fuera” de Silvio Rodríguez, causando carcajadas. Ambos dinámicos, divertidos.
En cierto punto, Lorenzini le pidió a Campusano que tocara su canción “Frío Frío”, que, en sus palabras, le causaba envidia no sana. De vuelta, Campusano solicitó “Juana”. La tercera petición de este juego admirativo marcó el momento más intenso del setlist, ya que fue la dolorosa e hipnótica “Esta profunda pena me va a dar de comer” de Campusano. “Prometo que vamos a ir subiendo desde ahora”, comentó Lorenzini.
Tras este momento, siguieron interpretando temas de cada uno, casi siempre intercalados, pero sin provocar nunca una atmósfera estructurada o tiesa. Todo lo contrario, diversos juegos con las transiciones, donde Lorenzini y su “máquina mágica” tomaban el protagonismo, algunos versos de canciones que aparecían en medio de otras, como un pedacito de “Maite” y de “Va a llover hasta el domingo” que se hicieron un hueco o la preciosa versión de Campusano del tema de Lorenzini “P.F”, quien lo acompañó con el ukelele.
Juegos con el público, que silbó y coreó entre risas, bailes cómicos de Lorenzini y bromas entre ambos. A los gritos de la gente pidiendo temas, la irónica respuesta fue “que no les quepa duda que, si la canción es parte del setlist, la vamos a tocar”.
Cansados pero satisfechos después de tanto pasarlo bien
Un espectáculo redondo, donde las canciones de Lorenzini, que parecieran haber existido desde siempre, y los temas melancólicos y hermosos de Campusano encontraron libremente su lugar en el conjunto, con la impronta de líricas personales y cotidianas que los caracteriza. No era uno de ellos acompañado: eran siempre ambos. Sonidos nuevos, propuestas frescas de las canciones conocidas ya de los dos, reconocimiento a sus respectivas trayectorias y al lugar que se han ganado en la escena musical.
Un momento que cerró arriba, con canciones coreables como “Sí Po’” y “Serotonina”, esta última de la autoría de ambos, quienes para finalizar se pusieron de pie y, tras un extraño baile que sacó carcajadas en el público, se echaron de espaldas al piso como diciendo: estamos cansados pero satisfechos después de tanto pasarlo bien.
Setlist
- Mátame Please, Carita Feliz
- Sulamita
- Me Voy a Valparaíso
- Brillo
- Tiempos Mozos
- Povidona
- Frío Frío
- Juana
- Esta profunda pena me va a dar de comer
- Desde la Sartén al Fuego
- Durmiendo en el Parque
- P.F.
- Cliché, cliché, cliché
- Contigo
- Chiquero
- Para la Patada y el Combo
- Sísifo
- Viento del litoral
- Poesía Conspirativa
- Sí Po’
- Serotonina