Escrito por Sebastián del Pedregal
Fotos por Omar Yanez
El cotejo programado para el pasado viernes 15 de marzo contó por primera vez, en un mismo escenario, a los inquietos villalemaninos, armados de guitarras distorsionadas y baterías bailables, junto a la cada día más consagrada orquesta de rap santiaguina. Una noche acalorada de danza, cantos y cerveza, con la cual el público local despide al primer conjunto liderado por “El Macha” de cara a su próxima gira latinoamericana.
Eran las 19:20 cuando comenzó el ingreso del público al Teatro la Cúpula, al interior del Parque O’Higgins. Gente sola, parejas, jóvenes y no tan jóvenes, punks, metaleros y raperos, entre mucha más diversidad, fueron recibidos con versiones reggae de clásicos de ayer y hoy, mientras esperaban el inicio del concierto programado para las 20:00 hrs.
Poco, poco, pero no tan lentamente, un considerable número de audiencia fue testigo de la “etnoelectrónica” presentación de los mexicanos ZOMPANTLI. El grupo telonero logra fusionar los sonidos del techno acompañados de instrumentos originarios de la cultura azteca. Consiguieron prender inmediatamente al público, quienes bailaron y saltaron al ritmo de sus beats. La puesta en escena de la banda contaba con algunos de sus miembros ocupando trajes representativos del Imperio Azteca, así mismo recitaban, dentro de sus temas, frases en lengua náhuatl.
Casi al final de su presentación, la banda aprovecha la oportunidad de saludar al pueblo mapuche, homenajeándolos con una canción. Luego de un encore que dejó el ambiente preparado para los platos fuertes de la noche, la banda se retiró a eso de las 21:24 mientras los roadies comenzaron a preparar el escenario para la segunda parte.
Si Mozart existiera ahora, sería rapero
Las luces se apagan, el reloj marca las 21:50 de la noche y la gente comienza a apilarse entre la cancha y las butacas para encontrar el mejor ángulo del escenario. Vuelve la luz y lo que más brilla es la sección de vientos de La Brígida Orquesta. La batería de Felipe Salas marca la base junto al bajo de Tomás Alud, dando inicio al primer tema, “El Olvido”, parte de su último disco Música para la inmensa minoría (2023). El teclado de Gabo Paillao generó la atmósfera perfecta para que Matiah Chinaski comenzara a soltar sus rimas cargadas de contenido social.
El público está atento, coreando los temas que cada vez se han ido ganando su puesto en el cancionero nacional. Terminan de sonar las notas de “No hay apuro”, sencillo de su primer disco Corte Elegante (2018), y parten a interpretar “Ansiedad”, momento en el que la banda procede a compartir quemadas de lo que, inocentemente, pareciera ser un cigarrillo de “tabaco”. El acto pasó casi desapercibido ante la increíble calidad de interpretación que tienen los músicos de la orquesta, quienes no bajan la energía, ni el tempo, en ningún minuto.
Durante “The Frask” son acompañados por visuales de la película Taxi Driver, a la cual hacen referencia con la introducción del tema. Para terminar la presentación sonó “Error y ensayo” de Chinaski y posteriormente “Disfruta” del primer disco. Antes de que la banda saliera por completo del escenario la gente ya exigía su regreso. El encore duró ocho minutos aproximadamente, en donde se despidieron con su ya clásico “Elba Surita” y una mención a cada uno de los integrantes.
La pulcritud es lo de menos, bailemos como monos
Con solo tres minutos de retraso del horario programado, ingresan los músicos ante el grito unísono de “¡EH OH, EH OH!”, adoptado por quienes, más que fans, son hinchas de “La Flori”. Ya con la guitarra en mano comienza el rasgueo clásico del inicio de “Matar al presidente”. En menos de un minuto la gente ya bailaba, saltaba o armaba mochas que pudieron extenderse aún más en cuanto comenzó a sonar “Vacunaska”. Ambos temas forman parte de su disco más popular: Dime qué pasa (1999).
Una visita al disco Hipertenso (2011), del que interpretaron “Si hago lo que quiero”, reconocible por el segmento final de la canción que refiere a Los Fabulosos Cadillac. También “El ska del lolo Mario” fue uno de los temas que levantó hasta los muertos para bailar. Así mismo, tocó el momento de la nostalgia con “Y es de día”, seguida por un cover de los británicos The Specials, referentes del ska en el mundo. “Ghost Town» comenzó a sonar y rápidamente la gente enganchó con la canción. Sin embargo, al parecer hubo una especie de descoordinación, o fallo interno, que obligó a la banda a terminar el tema de golpe, antes siquiera de completar el primer coro.
En este punto del espectáculo, El Macha menciona la pandemia del 2020 y presentan temas del último disco, compuesto principalmente en esos días de encierro, Aló… con las islas mutantes (2021), que hoy en día no se encuentra disponible en las redes, salvo por uno que otro single. “Salimos a caminar” corresponde al primer tema del álbum, el cual inmediatamente viró el tono de la presentación a uno más reflexivo. El ritmo de la canción permitió retroceder al 2015, con una coreada versión de “7×7 / 10×10” que dejó a todo el Teatro la Cúpula gritando “¡CHUCHA!”.
Para retomar el último disco, invitan a la banda telonera, Zompanlti, a participar en el tema “Mapochoes”. Iban como por la mitad del concierto cuando las cervezas se pasaban de mano en mano, tanto en el escenario como en el público, así que fue el momento más oportuno para cantar “Tiemblan los bares”. Con ese ritmo el descontrol volvió a apoderarse con fuerza del concierto. Gente bailando a guata pelá y muy sudada, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Toda esa adrenalina tuvo que bajar sus revoluciones al primer rasgueo de “Fiebre Sudamerican Style”, un momento donde los bronces jugaban a la psicodelia, mientras que El Macha paseaba por el escenario, dueño del momento.
A solo minutos de las 00:30, se encienden las alarmas de la fanaticada floripondia, las percusiones inconfundibles de Fritz Demuth en “Bailando como Mono” generaron el peak de la fiesta perdida que ya tenían armada. Luego interpretaron una canción nueva y acto seguido proceden a despedirse con un último tema: “Dime que pasa”. Fue un carnaval lo vivido en la cancha del teatro en ese momento, mientras coreaban a viva voz el inconfundible “¡EH OH, EH OH!”. Por supuesto que estos hinchas no iban a permitir que ese fuera el final.
Con un distorsionado y potente solo de guitarra de Rodrigo “El Pescao” Neira, ingresan los miembros para interpretar, con todo el hardcore, “Fuck You” del disco Atontahuayoprensao (1997). Cerrando de manera oficial con el himno de la banda, del disco Paria! (2005), “Vacaciones para Siempre” fue el punto final para una noche cargada de ritmos potentes, euforia y rock & roll.
A las 00:50 La Floripondio dejó el escenario, se prenden las luces de la Cúpula, mientras que de fondo suenan clásicos del ska. La gente bailaba como si la fiesta continuara hasta la madrugada. El piso mojado, latas de cerveza tiradas, aplastadas por zuelas que lo dieron todo en la pista, incluso comida desparramada, despiden al público luego de esa frenética noche de música, en donde el tecno, el rap, el ska y los ritmos latinos fueron los protagonistas.
El desprolijo de La Floripondio jamás ha restado, todo lo contrario, el sentimiento de tocata de bar sigue ahí, se siente el punk convergiendo con sonidos de toda América, lo que finalmente le entrega toda la personalidad a la icónica banda. De esta forma el grupo sella momentáneamente los lazos con Chile y prepara todo lo que será su gira sudamericana, que los llevará a recorrer Colombia, México y Perú, en este último estarán tocando el próximo 19 de abril en Lima.