Live Review

Eterna Inocencia en Chile: Transformar la tristeza en canciones

Escrito por Felipe León
Fotos por Joss Moisan

La historia guarda muchos momentos especiales, que de algún modo u otro repercuten en la memoria social, cultural, política y artística de quienes ostentaron el mismo espacio-tiempo en el que ocurrieron. Eventos que forjaron el carácter de aquellas personas presentes en la acción, ya sea de crear o escuchar a una determinada banda y construir junto a esta un legado perdurado en el tiempo, nacido tras un fin que a todas luces resulta indispensable en la humanidad: expresar, luchar, sentir, resistir. Palabras que bien definen el espíritu de una banda como Eterna Inocencia.

El caso es que la historia sigue su curso. Muchas almas ya no están, otras recién se vienen integrando al flujo incesante de sufrimiento y dolor, pero también amor y compañerismo que trae la existencia. En ese sentido, la vorágine emocional de hardcore melódico vivida la noche del sábado 24 de febrero en el Teatro Coliseo significó un punto de inflexión para la banda, y del mismo modo para sus fieles seguidores de todas las edades, que lejos de conocer y cantar estas viejas canciones, encontraron un espacio para volver a vivirlas; en la colectividad.

De este modo, Eterna Inocencia contribuyó a un necesario despertar de la memoria, a través de una presentación que en su afán por recorres sus álbumes más antiguos, terminó por resurgir un montón de clásicos que el público agradeció hasta el cansancio.

Eterna Inocencia: pura resistencia

Eterna Inocencia estuvo recorriendo distintos lugares de Chile el pasado año 2023, siendo este encuentro en el Teatro Coliseo el último previo a un merecido descanso. Lo curioso es que no ha pasado tanto tiempo desde la recordada presentación junto a Loquero en el mismo recinto, que en dicha oportunidad tradujo toda la impronta poética de una banda en constante estado de rebelión. Sin embargo, a diferencia de tal evento, los trasandinos se mostraron iguales pero distintos; un poco más acelerados, un tanto más punky, pero igual de evocadores que siempre.

Aquello se hizo palpable desde el comienzo con esa triada dedicada al recordado ‘Días tristes’ (1997), al son de piezas como «Forgotten Cause», «I Wish I Could Play with You» y «Sufferland», las que generaron un eco desde el público que de ahí para adelante no se detuvo. Al mismo tiempo, sus integrantes desplegaron con mucha entrega y un halo de pasión cada uno de estos golpes a la memoria, muchos que no se escuchaban en un buen tiempo, y que sin embargo no pierden fuerza ni relevancia.

Algo un tanto escalofriante si pensamos en el estado que se encuentra el mundo actualmente, donde las líricas sobre todo de trabajos como ‘A los que se han apagado’ (2000) y ‘Las palabras y los ríos’ (2004) -ampliamente tocados durante el show- mantienen el peso de siempre. Incluso suenan más crudas y realistas que, por ejemplo, hace un año atrás. Temas que pese a su extenso recorrido, no agotan ni un poco del combustible que las alimenta. Pura resistencia.

¡VAMOS MI VIDA!

Más allá del panorama que contextualizó esta presentación, lo cierto es que Eterna Inocencia se alza como una agrupación repleta de clásicos. Desde su adolescente ‘Punkypatin’ (1995) que dejó temas como «Let’s Start the Sunrise Together», «Superalikal» o «Inocencia» (tus zapatillas), pasando por el ya mencionado ‘Días tristes’ con todas esas glorias del skate como «Sk8 for Life», «Skatebording These Days» o la ultra coreada «My Family», con Guille alternando entre el inglés y el español.

Cabe resaltar la respuesta de un público, que desde su calidad de receptor encontró consuelo y ganas en estas imperecederos cantos y melodías. Porque transformar la tristeza en canciones es algo que bien se le da a los trasandinos desde siempre. Algo que la gente agradece hasta la fecha, y como no si parece imposible no conectar con esas relevantes verdaderos que salpican de realidad la música.

«Viejas esperanzas», «Martires de Trelew», «Cuando Pasan las Madrugadas», «Trizas de vos», «A los que se han apagado», «América», entre otras más sonaron en el Teatro Coliseo, dejando constancia de la impronta inmortal que guarda esta alianza entre el público local y Eterna Inocencia. Obvio, tampoco podían faltar otras como «Le Pertenezco a Tus Ojos» o el final con «Nuestras fronteras», que a su manera contribuyen a esa pequeña pero valiente esperanza que guardan hoy nuestros corazones. Gracias por tanto Eterna. ¡VAMOS MI VIDA!


Más fotos a continuación:

 

También puede gustarte...