Rotting Christ
Live Review

Rotting Christ en Chile: Culto a la blasfemia

Escrito por Felipe León
Fotos por Francisco Aguilar

A día de hoy resulta casi una anécdota todo el revuelo que ciertas bandas de metal extremo provocaron a finales de la década de los 80’s y principios de los 90’s, debido a situaciones de diversa índole como fue el caso de asesinatos, quema de iglesias y lo más común, censuras políticas y religiosas. En ese sentido, la trayectoria de proyectos como Rotting Christ cubren parte sobre todo de este última problemática, que lejos de afectarles terminaría por cimentar aún más su futuro. Pues, a 35 años de iniciar su recorrido, el show que brindaron ayer viernes 23 de febrero demostró el estatus de clásico que se han ganado.

Sikario: filosa pesadez

Digamos que el lleno total que lucía la Sala Metrónomo evidenció la impronta de culto que los griegos poseen actualmente. Y desde siempre, ya que el largo camino que los hermanos Sakis y Themis Tolis llevan como banda no ha hecho más que satisfacer a su fanaticada más acérrima (y la casual), debido al compromiso que siempre demostraron por entregar trabajos de calidad, sin quedarse en los laureles.

Por lo mismo, la presentación de Rotting Christ debía contar con un acto a la altura, y si bien son varios los nombres locales que puedan cumplir dicha labor, los escogidos finalmente fueron los death metaleros de Sikario. Una elección brillante si lo pensamos, ya que el proyecto que además celebra 15 años de vida deleitó a los asistentes con una mezcla de pura rabia, caos y guturales.

En ese sentido, la lógica que persigue la banda no se conforma con solo acentuar sus propiedades rifferas y técnicas de un death metal creado desde la locura, pues elementos del groove, grindcore o incluso del black metal dijeron presente en la velada. Así, los santiaguinos resolvieron una mezcolanza de ideas que sacudieron el ambiente, bajo canciones bombásticas como «Strange and Unpleasant Revelation» o «Disavowal«, pertenecientes a su álbum de 2013 ‘Noocracy», entre otras como «Evil Glass» u «Odio engendrado».

Rotting Christ: siniestra encarnación

Ya a las 21 horas las luces se apagaron y los ánimos se encendieron todavía más, siendo el turno de estos legendarios profetas de lo que hoy se conoce como el black metal melódico. Término que si bien se adecúa a gran parte de su propuesta, es más que nada un indicio de lo que son capaces de lograr. Así, desde un poderoso comienzo con «666» y «P’unchaw kachun- Tuta kachun», Rotting Christ manifestó una siniestra encarnación de un sonido agresivo y anti religioso.

Bajo una esencia rimbombante de su crudeza, el cuarteto albergó oscuras referencias a su basta discografía, que fueron una a una bien recibidas por un público que se debatía entre antiguos seguidores de la banda y algo de la nueva sangre metalera. De este modo, la jornada siguió su cause natural entre cánticos con ecos ocultistas -y satanistas- hasta precisos mosh que aparecieron en los momentos de mayor locura, por lo que el equilibrio que se vivió en Sala Metrónomo demostró el buen tacto que poseen al estructurar sus conciertos.

Algo que sin duda viene de la mano con lo bien que formulan sus discos, tales como los clásicos ‘Thy Mighty Contract’ (1993), Non serviam’ (1994) y ‘Triarchy of the Lost Lovers’ (1996), sonando respectivamente temas como «The Sign of Evil Existence», «Non Serviam» y «King of a Stellar War», entre otras.

Del mismo modo, piezas posteriores como «In the name of god», «Apage Satana», o «The Raven» tradujeron la buena salud que goza Rotting Christ, siendo estos manifiestos de la pasada década parte integral de su carrera. Al igual que «Grandis Spiritus Diavolos», «Kata Ton Daimona Eaytoy» o las dos ya mencionadas que iniciaron el show, pertenecientes al celebrado ‘Κατά τον δαίμονα εαυτού’ (2013).

Una blasfema jugada maestra

Más allá del carácter de culto que poseen los griegos, cabe resaltar la buena comunicación que sobre todo su vocalista y guitarrista principal Sakis Tolis ofreció al público. Desde alusiones al buen momento que se vivía en la Sala Metrónomo hasta la intensa forma de hacer gestos, al son de las diabólicas piezas que iban apareciendo.

Así mismo, la intensidad de Rotting Christ en general dotó de mayor violencia e impacto las distintas composiciones que iban revelando, donde la crudeza y desgarradora forma de interpretar y cantar se nutría de ciertos elementos ambientales ofrecidos desde lo sinfónico. Algo que en definitiva le dio mayor sustancia al asunto.

Los 35 años del grupo nacido en Atenas no son en vano, y la movida presentación en vivo desplegada por sus cuatro integrantes demostró que les queda cuerda para rato. Da gusto ver como una banda de tal índole sigue siendo igual de relevante que en sus comienzos. Porque no existe mejor emisor de blasfemias que Rotting Christ.


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Rotting Christ

Sikario

 

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