Escrito por Alexander Castillo
Fotos cedidas por Leonel Fritis
Para muchos jóvenes como yo, el anuncio de que Los Bunkers se iban a tomar un receso indefinido —por allá en 2014— significaba perder, quizás para siempre, la oportunidad de ver en vivo a una de las bandas más icónicas del rock chileno moderno. Nada hacía presagiar que en 2023 nuestra suerte cambiaría de nuevo y que el grupo retornaría con más fuerza que nunca, disco nuevo y gira incluida.
Otro plot twist entre todas las sorpresas que nos guardó el guionista de Chile durante las últimas semanas: Mauricio Basualto, histórico baterista de la banda, sufrió un cuadro hipertensivo durante la primera de dos presentaciones de Los Bunkers en Iquique. Con ambos shows —y otra fecha en Rapa Nui— reprogramados y el baterista con órdenes de reposo en su natal Concepción, la presentación del sábado 10 de febrero en el Espacio Peñuelas de Coquimbo se mantuvo en pie y se realizó con la participación especial de Cancamusa al mando de las baquetas. Les adelanto un poco sobre la experiencia: estuvo increíble.
«Donde existas, yo te seguiré»
La característica bola disco del tour cuelga sobre el escenario, girando con el viento mientras pasan los últimos minutos previos al show. Familias con niños y adolescentes, además de adultos y jóvenes, esperan con paciencia hasta el momento en que las luces se apagan y Los Bunkers abren con uno de sus más clásicos himnos: «Miño», empezando así un recorrido por una discografía llena de éxitos e, internamente, un viaje por una adolescencia marcada por tan icónicos discos y canciones.
Se me agolpan fácilmente las lágrimas a lo largo de la presentación, tengo que admitirlo. Por un lado asumo que es el poder natural de la música, una de sus tantas bondades, y, por otro, es un reencuentro una adolescencia musicalizada por estas canciones. Escuchar tracks como «Miéntele» y «Una Nube Cuelga Sobre Mí», siendo esta última dedicada por la banda a todos quienes los veíamos por primera vez, es subirse una vez más a la micro camino al colegio, medio atrasado pero sin cuidados porque qué tanto importa realmente, si voy escuchando a Los Bunkers.
¿En pelota? No, ¡la pelota!
Atravesando prácticamente toda su discografía —menos el disco debut— en 23 canciones, Los Bunkers demostraron un total dominio de la música sobre el escenario y dieron rienda suelta a sus marcadas influencias del rock sesentero, con ciertos toques de psicodelia, en momentos como la magnífica interpretación extendida de «Ahora que no estás», que contó con amplios pasajes instrumentales y jugueteos entre las guitarras de los hermanos Durán.
Tras un segmento acústico, en el que se interpretaron canciones como «La Exiliada del Sur» y «Si Estás Pensando Mal de Mí», la banda pisó el acelerador con la ampliamente coreada «Deudas», del disco Barrio Estación (2008) y… ¿Les acaban de pasar una pelota de plumavit? ¡Sí, eso hicieron! Y es que uno de los puntos más especiales de la noche tuvo como protagonista a un pequeño fanático de Los Bunkers llamado Gaspar, quien consiguió de una forma muy ingeniosa las firmas del grupo y, al mismo tiempo, los aplausos del público.
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Ese Rock and Roll, simplemente no se irá
Hace poco volví a ver el discurso de Alex Turner en los BRIT Awards 2014, un monólogo un tanto incómodo en el que el frontman de los Arctic Monkeys repite, de distintas maneras, que el rock and roll puede esconderse y pasar desapercibido, pero que nunca se irá y que incluso volverá con más fuerza que nunca.
Creo que podríamos decir, con justa razón, que en la realidad el rock no se ha ido de ningún lugar y que se mantiene tan vigente como siempre en los circuitos de música independiente, pero vaya que es agradable tener la oportunidad de ver a una banda de rock chileno presentarse sobre un gran escenario y tener una convocatoria así de masiva, porque el recinto estaba prácticamente repleto.
Lo que me dejan Los Bunkers tras su presentación en el Espacio Peñuelas, además de lágrimas derramadas sobre la tierra y un leve dolor de garganta de tanto cantar, es una demostración de por qué están donde están y por qué son lo que son hoy en día. No son para nada la “última gran banda del rock chileno”, porque siempre está la esperanza de que surjan más proyectos así de masivos, pero sí son una de las más grandes de nuestra historia y se lo deben al talento y el poder de sus canciones, a una energía a la que Cancamusa como baterista provisoria se adhirió y aportó de manera más que natural.
Ya sea en canciones antiguas, como «Ven Aquí» y «No me Hables de Sufrir» o en nuevas, como «Bajo los Árboles» y «Rey», Los Bunkers demuestran una vez más que hay algunas bandas que nunca llegan al peak, sino que siguen y siguen subiendo hasta que pueden, como bien dice la canción, “recorrer el cielo a pie”.