Escrito por Felipe León
Fotos por Diego Gamboa
El legado de Ramones durante los 80’s poco a poco ha salido a la luz como una de las etapas más extrañas pero fructíferas para la banda. Cambios mínimos pero sustanciales de sonido, conflictos entre sus pilares, y el paso de nuevos rostros terminaría por sazonar una propuesta bastante celebrada. En ese sentido, discos como Too Tough to Die (1984) y Animal Boy (1986) quedaron marcados a fuego en la memoria de los fans, así como la ilustre presencia de su baterista: Richie Ramone.
El buen Richie ya visitó Chile varias veces, siendo el 2022 un último paso que ¿dejó con ganas de más? Claro que sí, porque más allá de cualquier análisis sus conciertos son demasiado entretenidos.
Aperturas para romper la calma
Digamos que la previa al show tuvo los elementos necesarios para iniciar la celebración. Partiendo a las 20 horas con la presencia de Los Problemas, proyecto que alborotó el ambiente gracias al carácter de himno que poseen sus canciones de punk rock. De esta manera, el grupo dispuso de un emblemático sonido oi! en plena sintonía con los conflictos y el apañe que pueda surgir en la vida, dejando piezas propias como «No hay futuro para Moi», e incluso un cover a Cock Sparrer.
Con un sonido diametralmente opuesto pero la misma admiración por Ramones, salta a escena el ya veterano proyecto de rap metal 2X, que en su calidad de clásicos locales oficiaron de forma incendiaria una potente presentación. Por lo mismo, y a pesar de que este claramente no es su público, lograron encender la mecha de la curiosidad en base a una estimulante interacción entre sus partes, ofreciendo combos musicales como «A romper la calma», un homenaje al fallecido Omar Acosta, entre otras cosas.
La conquista de Richie Ramone
La conquista de la noche llegó con el acto que cada presente en el Club RBX estaba esperando, cuando Richie Ramone junto a su banda (bajista y guitarrista) hicieron su aparición sobre el escenario, tomando sus posiciones para contraatacar con tres clásicos: «Durango 95», «Teenage Lobotomy» y «Somebody Put Something In My Drink». Oficiando como baterista y vocalista en una bulliciosa trilogía de apertura, que puso al público en modo pogo.
Tras esta refrescante primera impresión, Richie se pone de pie para tomar un lugar que ya no abandonaría hasta el final del concierto, para así desglosar numerosas referencias Ramoneras que a estas alturas no son más que razones para mirar atrás. A un legado histórico que merece ser descubierto por todo tipo de nuevos y jóvenes fans, a la par con aquellos que ya han hecho una vida al lado del «one-two-tree-four».
En ese sentido, su rol es vital puesto que su gracia radica no solo en ser una vitrina para mostrar estas recordadas piezas, sino que además para transmitir el fuego mismo que alimenta ese enajenado punk rock. En ese sentido, ya con otro baterista tomando el lugar de Richie, la interpretación se tornó tan huracanada como sensible, motivando desde una feroz adrenalina interpretativa a una audiencia que ¿cantaba hasta sus temas solistas? Pues claro, sobre todas las cosas el tercer batero de Ramones es un gran compositor.
Sha-La-La-La
Este nuevo paso de Richie Ramone por la capital fue de todo menos pacífico. He ahí unos amagues de pelea que ocurrieron en el público, aunque fueron algo mínimo ya que no había espacio para egoísmo ni mucho menos para narices quebradas, solo para poguear, cantar, saltar o bailar. He ahí temas como «Howling at the Moon (Sha-La-La)», «Blitzkrieg Bop» o «Wart Hog» que reforzaron esa conexión entre el artista y la audiencia.
De hecho, esta última junto a otras como «I Wanna Live» dan cuenta de su aporte dentro de la escudería Ramonera, aunque es imposible dejar de lado esa beta solista que posee desde la década pasada. Por lo mismo, canciones como «I Fix This» o el cover de «Enjoy the Silence» (Depeche Mode) provenientes de su disco Cellophane, así como la nueva «Live To Tell» equilibrarían un setlist que conmemora tanto la nostalgia como estos nuevos tiempos para el artista.
Porque Richie Ramone sobre todas las cosas es un luchador que da todo de sí en el escenario, y acompañado de su gran banda se vuelve imbatible. Y mucho más. No por nada, temas como «Animal Boy» llevan su espíritu directo y veloz; mismo que aterriza en otros éxitos del punk como «I Believe in Miracles», «Sheena Is a Punk Rocker», «Rockaway Beach» , «Judy Is A Punk» y «Cretin Hop». Muchas razones hay para mirar atrás.
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