Live Review

El Cuarteto de Nos en Chile: ¡Pero que Maldito Show!

Fotos por  Juan Manuel Hernández

Una vez esperamos «que cambie el mundo» y en El Cuarteto de Nos encontramos el espacio vacío. Una jornada inolvidable y un cierre de gira con uno de los públicos más fieles de la banda. El Teatro Caupolicán se convirtió en «Maldito Show» que pasará a la Lámina 11 de los Uruguayos.

¿Una tercera vuelta? Bastó con un poco de la energía proporcionada en aquel Teatro Coliseo de 2022 para que el conjunto volviese a nuestro país. Con una demostración de garra y amor, la fanaticada nacional concretó un festín de Sold Outs en un recinto prácticamente repleto.

El Cuarteto de Nos

La apertura mágica

A ver… vamos despacio. Lo épico no comenzó solo con la banda principal, sino también, a las primeras horas de calentamiento. Rolando Fino traía consigo la magia de una apertura inolvidable. Vaya que lo logró, a las pocas horas y con un recinto ya lleno en todo su alrededor, el artista nacional demostró ser una verdadera revelación. Literalmente su presencia hacía parecer que el espectáculo era de él.

Ya pasado unos minutos, la espera del Cuarteto empezaba. Con solo mostrar la caratula del tour, se presentó el monstruo de una fanaticada presente. Sonido Acido por supuesto también tuvo su oportunidad. Para hacer una espera más motivada, el dj mostró un increíble manejo de mezcla.

Prácticamente la espera antesala de una banda principal la convirtió en una disco ochentera. Temas como «A Pimp Named Slickback» & «Save The Sound», fueron los que más reacción tuvieron con el público. En cancha hacían señas de broma que terminaron en una especie de «Zumba» para todos los asistentes del Caupolicán.

El Cuarteto de Nos son de otro mundo

Cada minuto contaba. A pesar de que aun sobraban minutos, ya se sentía las primeras arengas ¡Cuarteto, Cuarteto, Cuarteto! se entonó en crescendo para iluminar «esta paz» de tenerlos enfrente.

Apaciguados y tranquilos, como un verdaderos rockstars… Gustavo Antuña, Álvaro Pintos, Santiago Marrero, Roberto Musso y Santiago Tavella, la agrupación de una banda rara soltaron los temblores con «Flan». No hubo refugio por donde correr, El Cuarteto de Nos ya llegó para terminar con esa espera de alguien que «cambie el mundo» sin titubeos.

Y vaya que lo cambiaron. Son lo que son, unos legendarios del sonido más grande de Uruguay. «Hernández» fue el tema que continuó nuestra gran junta. «Aunque me lo demanden ¡Yo no soy hijo de Hernández!», el coro monstruoso que se escuchó al unísono de un público harto de la espera. La energía vibró y vibró… fue la ocasión en que nadie fue cómplice de la mentira, fueron reales hasta el final.

Pero «Ya No sé» si alguien fue obligado a ir a misa. El pequeño guiño de floclore reveló los primeros prohibidos de Musso. Era obvio, ante un clásico no faltaron quienes se quedaban sin aire. Y entre tan poco espacio para el descanso y una presencia incomparable, el público recogió fuerzas por donde no podían tener e hicieron fáciles las adversidades.

Raros ¿Y qué importa?

La banda que marcó la historia uniendo 2 generaciones lejanas pero unidas en sí. La música que han entregado al mundo fueron el refugio de muchos adolescentes o revivieron la flama de los adultos. «La verdad es que no hay una verdad», simplemente música. Es «Lo Malo de ser bueno» en este mundo cruel, en que muchos del Caupolicán se identificaron y las diferencias era erradicadas. Momento en que las debilidades no fueron más fuertes que los asistentes del Caupolicán.

El show siguió y siguió… los bullicios estremecedores continuaron. Desde un punto de vista externo, la sensación dentro del Caupolicán llegaba a asustar un poco. Cada minúsculo movimiento era excusa de estar motivado… insisto, por el más mínimo movimiento o acorde de guitarra. Es emocionante y a la vez glorioso, una conexión honesta para un cierre de gira con más de 50 shows y que el último aeropuerto sea en la calle San Diego ¡Es una verdadera locura!

Como no mencionar. Es evidente que cada canción tenía su respectiva visual personalizada. La posición o decisión de poner cada vídeo tuvo la intención de crear un ambiente extraño, como si no fuese la de un concierto normal… hablamos de un «Maldito Show». Al son de una potente batería y un juego de luces alucinantes, El Cuarteto de Nos logró en pocas horas el ambiente deseado. Uno en que solo la comunidad de ellos podrían disfrutar honestamente… algo corto para algunos, pero honesto para todos.

El Cuarteto de Nos

Un desenlace no deseado

¡Calma! No ha ocurrido nada malo, excepto el final de la experiencia del show en vivo de los Uruguayos. Aunque en realidad, si pasó algo… un «Contrapunto para Humano y Computadora». La canción de un duelo entre nosotros y las máquinas ¿Visionarios? Quien sabe, a todo el contexto actual, Musso interpretó como una obra de teatro la batalla campal y su ejército era el público.

Tras la victoria del contrapunto, un «Hombre Con Alas» nació. En una honesta y preciosa presentación a cada integrante del grupo -los que fueron aplaudidos por todos-, los que nunca volaron se mostraron presentes para un coro ensordecedor, un coro que no fue resentido y tuvo la intención de hacerlos subir más arriba… hasta tocar el cielo del Caupolicán.

Finalmente, en un ritmo atónico rockero, el conjunto uruguayo se despedía con el «Invierno del 92». Emotivo, hermoso y vibrante, son los adjetivos claros para describir este momento. Se hace difícil poder contar esto, ya que hubo un vaivén de sentimientos encontrados por parte de la audiencia. Algunos llorando y otros abrazados de extraños, el maldito invierno desapareció por el calor de una comunidad unida por la rareza sonora de El Cuarto de Nos.


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Jocsán Sánchez

Periodista cultural con un complejo de artista / Universidad Finis Terrae

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