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Please: Cómo una banda nueva le subió el nivel a un género

Por Nicolás Merino

En la primera mitad de los ochentas, la energía del Synth Pop era algo desordenada. Digamos que esa elegancia a la que hoy se nos hace tan obvio (y a algunos gratificante) asociar no solo este género, sino esta estética, prácticamente no existía en la época más temprana de la década. De hecho, incluso esa búsqueda de la canción de pop más perfecta posible, no es algo necesariamente presente (o al menos no necesariamente logrado al 100%) en los primeros trabajos de bandas como Human League o las leyendas de los Depeche Mode. Incluso, gente tan adelanta como los músicos de O.M.D estaban trabajando en cosas para las que quizás la tecnología no estaba preparada. Era una época en la que el Synth Pop podía sonar muy lleno, pero no así necesariamente completo.

Es entrando en la segunda mitad de la década que se empiezan a vislumbrar aproximaciones como Low-Life (New Order) o Black Celebration (Depeche Mode). Estas obras se traían un cuidado particular a su confección como discos. De hecho, no por anda son tan importantes. Low-Life es el primer disco de Synth Pop de una banda que hasta ese entonces hacía Post Punk, pero que posteriormente se convertiría en uno de los más grandes referentes obligatorios para hablar del género. Mientras que Black Celebration es muy probablemente la primera obra maestra de Depeche Mode y la piedra angular de su época de oro. Y es en este panorama competitivo e incierto que Pet Shop Boys dispara su primer disco, Please (1986).

Please es varias cosas. Primero es una colección de canciones impecable. Todo cae de manera perfecta donde tiene que caer. De verdad que es uno de esos discos que con la distancia se pueden sentir como compilados antes que los lanzamientos de material de estudio que realmente son. Pero también es el trabajo de un sonido con inseguridades en su enfoque. PSB claramente fue un proyecto muy hábil en la tarea de edificar su personalidad. Desde un principio y aún a algunos años de la cristalización más ambiciosa de sus ideas más características (Introspectivelanzado en 1988), se puede notar como buscaban llenar los parlantes donde estuvieran sonando. Esto a través de un maximalismo que viene más desde la tecnología que desde la confección de música que invite hacia los pasajes más progresivos o artísticamente conscientes de la forma en la que se entendía en el rock o en el pop de esa época (donde estaba la mayor exploración de esas sensibilidades).

Así mismo, mientras la banda juega y juega con sus sintetizadores, fueron capaces de encontrar una habilidad de síntesis en sus letras que solo puede ser envidiable (fé de que así es y con bandas de los más diversos géneros), incluso sin sacrificar la proyección hacia escenarios imaginarios de lo más interesantes. Todo esto en el marco de la capacidad de crear canciones de lo más inmediatas y atractivas para cualquiera. De nuevo, un disco compuesto exclusivamente de hits espirituales.

Al año siguiente, PSB lanzaría el Actually, donde aún habiendo encontrado una propuesta distintiva, sus aportes y el lugar del proyecto en el mapa fueron más o menos lineales a un cuerpo de trabajo que parece totalmente unificado con su álbum debut. De alguna forma más simplista, siguen siendo discos hermanos. E independientemente de cuál sea mejor, lo importante para efectos históricos es la manutención de ese alto nivel de trabajo y aportes estéticos a su género. Fue una época en la que sentaron un par de reglas y le subieron la exigencia al género. Aún cuando Pet Shop Boys difícilmente sea un buen ejemplo de una banda fundadora, si establecieron algunos caminos. De hecho, con Introspective hay toda una conversación aparte que es incluso más interesante.

Tanto de Please como Actually hay un buen puñado de canciones que seguramente estarán sonando este miércoles 29 en el Movistar Arena, cuando Pet Shop Boys se presente en un evento que ya tiene todas las entradas agotadas.

 

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