Live Review

Earth, Wind & Fire Experience en Chile: Un legado lleno de amor

Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Juan Manuel Hernández

 

Uno de los nombres más queridos del imaginario popular de la música es Earth, Wind & Fire, quienes fueron uno de los nombres cabecillas de la música disco y el funk, entregando un catálogo inmenso que dejó muchísimas canciones encantadoras y tan populares que, aún con un legado de más de 50 años, sigue llegando a todas las generaciones. Es por eso que Al McKay, el guitarrista de la época dorada de la agrupación, quiso levantar a Earth, Wind & Fire Experience, encarnación del célebre grupo que, cada vez que llegan a Chile, existe una reciprocidad inmensa del público para con ellos, y viceversa.

El día de ayer no fue la excepción en lo absoluto. Y es que, como ya dije, temas como «Serpentine Fire» y «Shining Star» llegan a resonar incluso en los más jóvenes. A decir verdad, el panorama que repletaba el Teatro Caupolicán era de lo más variopinto, con asistentes de absolutamente todas las edades cantando canciones como «That’s the Way of the World» y «Can’t Let Go». Familias enteras que entregaron una cálida recepción a los múltiples músicos en escena, quienes hechizaban a la audiencia una y otra vez con su carisma.

«We! Love! You!«, frase que repitieron en múltiples ocasiones y en distintas secciones del concierto, venía a sellar cierta complicidad entre todos los presentes. Y más allá de cualquier pauta de la cultura de conciertos –en cuanto a interacción– disponga este tipo de declaraciones como una norma aparentemente mínima, la verdad es que, lo que se sintió la noche de ayer no fue más que honestidad. Después de todo, tras cada una de las canciones que los músicos interpretaron existe un legado lleno de amor, con estribillos infecciosos y un groove que dibuja una sonrisa en el rostro de cualquier individuo. ¿O me van a decir que al escuchar «September» no les dan ganas de, al menos, cantar un poco?

Todo el mundo bailando y aplaudiendo los icónicos versos de tamaño hit anteriormente mencionado, configurando una fotografía en la memoria que rápidamente caería en un momento sumamente emotivo. Las interpretaciones siempre vinculadas al feeling del momento hicieron de «Devotion», un momento a apreciar con el corazón, en cuanto fue dedicado al difunto baterista de Kool & the GangGeorge Brown. Aún en su paso más mesurado, sentido y repleto de soul, nadie se sentó. Todo el mundo quiso sentir el recital con todo ímpetu, lo que dejaría todo listo para lo que vendría después.

Inmediatamente, los bronces brillantes y las luces reflejadas por la bola de disco fueron la tónica que inundó al Caupolicán en la adictiva «Boogie Wonderland», en el que no había más que celebrar. Todas las almas presentes se mostraban danzarinas, regocijándose en un júbilo tremendo que les hizo cantar cada coro y verso a pura vitalidad, lo que se repetiría con «Let’s Groove», dejando el brillo de la fiesta en su punto más alto. Una celebración a un legado importantísimo que, siempre dispuesto desde su origen a poner sonrisas a una población popular que lucha contra tantas penurias, lo sigue haciendo hasta el día de hoy.


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Juan Pablo Ossandón

Director de Expectador.

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