Escrito por Felipe León
Fotos por Diego Gamboa
Un debut en vivo siempre tiene ese condimento extra que hace aún más especial un recuerdo. Por ende, el potencial de perdurar en el tiempo se vuelve relevante, sobre todo si dicha actuación contó con elementos necesarios para acuñar otro término a la ecuación: memorable. Pues, lo de Carín León fue sencillamente deslumbrante.
El cantante personificó de manera fidedigna el latir que mueve su música, a través de una interpretación audaz que generó una cercanía palpable con el público en todo momento. Es así como la presentación que se extendió casi por tres horas develó cada uno aspectos que moldea su propuesta artística, desde la euforia hasta lo introspectivo. Aunque siempre con unas ganas incesantes de salirse del libreto, o más bien, ser él mismo.
Pues si se trata de ser un embajador del fenómeno mundial que está teniendo la música regional mexicana, Carín León representa aquello con creces. Su carisma consiste precisamente en poner el alma cuando canta, demostrando sus dotes vocales, sí, bastante sorprendentes, pero mejor aún, vivir el momento. Al final del día, esa autenticidad sostiene por sí mismo el concierto.
El ambiente
Tampoco hay que obviar el show en sí, que más allá de contar con la ilustre presencia del artista, dejó al descubierto otros elementos valorables. Partiendo por la presencia de La Descendencia Chilena, proyecto local que animó el ambiente como bien buscaron hacer, a partir de una animada dosis de ranchera.
Ya con la presencia de Carín León sobre el escenario del Movistar Arena, fue inevitable no fijarse en el gigantesco sombrero que yacía arriba a lo alto, sobre una cordillera de músicos que formaban una verdadera muralla sonora. De la cuál se nutre el propio cantante para hacer lo que mejor sabe. Así, los dos cactus erguidos a cada costado iluminaban los momentos en donde se apagaban las luces.
Carín León: poniendo su alma en el canto
El catálogo del artista León posee lanzamientos suficientes como para regodearse cantando, algo que puso en práctica en un show extendido. Bajo esta lógica, los éxitos de su reciente disco Colmillo de Leche (2023) claramente estuvieron presentes, y lo mejor de todo fueron recibidos como grandes clásicos. No por nada, el público cantó «No es por acá», «Deja de chingarme» o la coreada «Primera Cita«. A la par de su predecesor Inédito (2021), del cual sonaron temas como «Alguien Mejor», «El amor es una farsa» o «Cobarde».
Todas estas canciones retratan muchas veces temáticas sobre desamor, pero también lo hacen sobre valor propio, orgullo y por supuesto, celebración. En ese sentido, y botella en mano, Carín León se fue soltando aún a medida que transcurría el concierto, apagando las penas y componiendo las fuerzas con un trago de vitalidad. Todo al son de canciones como «El malo», «Quién aguanta a quién», «El tóxico» o «Me la avente».
Ahora bien, el largo y estimulante camino recorrido por Carín León tuvo de todo. Y no solo dentro de su obra, pues literal contó hasta con tributos a grandes figuras de la música latinoamericana e hispanoparlante, como fue el caso de Juan Gabriel y el clásico «Amor eterno», o el popurrí de Marco Antonio Solis. Incluso mostrando distintos ballenatos.
Un gigantesco karaoke que acogió cada palabra, canto, gesto y locura del artista.
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