Escrito por Constanza Machuca
Por Andie Borie
Después de 6 largos años, finalmente el esperado regreso de la banda sueca llegó a nuestro país. Visitando esta vez el Teatro Coliseo como la cuna de lo que sería una enérgica noche, a eso de las 21.20, In Flames da un pie en el escenario, con un Anders usando la clásica camiseta chilena, y la euforia inmediata del público se hizo notar.
“The Great Deceiver” fue la primera canción del setlist, y con ella automáticamente se abre el público y comienza el primer circle pit de la infinidad que surgirían a lo largo de la noche. Ésta sería la primera de las canciones del nuevo álbum tocadas en nuestro país, Foregone (2023), y con ello demostrando el cambio de era desde la última vez que pisaron Chile, puesto que ahora también trajeron consigo a Chris Broderick como guitarrista, ex guitarrista de Megadeth. Y vaya que se notó la afinidad musical y acoplo del ‘nuevo’ integrante a la banda desde el comienzo, debido a que la noche se llenó de riffs y solos impecables.
Si bien como se mencionó anteriormente, la banda vino a promocionar su más reciente álbum, las canciones tocadas fueron más bien un popurrí de su discografía, intentando dejar a todos contentos –y felizmente podrían decir que lo lograron–. Canciones más antiguas como “Pinball Map”, “Ordinary Story” y “Behind Space” se hicieron presentes, y consigo el ambiente atmosférico de nostalgia inundó casi inmediatamente al Teatro Coliseo. Felicidad a más no poder, y una energía tan palpable que logró remecer el suelo en más de una ocasión.
In Flames es una banda reconocida como una de los grandes exponentes y veteranas en el death metal melódico, y es por esto mismo que los circle pits se hicieron protagonistas durante todo el show; cada vez más grandes. Y esto se comenzó a sentir progresivamente desde “Graveland”, donde irónicamente, causando hartas risas y pifias a la vez, Anders se atrevió a decirle al público chileno “compórtense o le diremos a Argentina”, otorgándoles un nuevo reto; reto que, por supuesto, todos aceptaron.
Graciosamente no fue la única interacción provocadora que tuvo con la audiencia, puesto que en “The Hive”, acusó a la gente de tener una “reacción de mierda” en conjunto con risas, con la intención de aumentar la euforia en sus fanáticos.
Manteniendo aquella cercanía con su música más clásica, “Cloud Connected” fue la siguiente canción. Un ingrediente importante para mantener la fidelidad de sus fanáticos es la increíble jovialidad que In Flames posee al momento de interpretar sus canciones, tanto a nivel escénico como en su propio talento; inclusive haciendo chistes más de una vez sobre ‘no ver como antes’ o ‘no moverse como antes’. La sensación era la misma a como si aquel fanático que los sigue por más de 10 años los estuviera escuchando por primera vez.
Misma entrega, misma energía, misma emoción. Hasta la misma alegría y nivel cómico, puesto que como anécdota graciosa, recibieron un limón de parte de un fan, cosa que a Anders le causó bastante gracia, respondiendo “¿Por qué mierda me darías un limón?” e insistió por varios minutos que el fan se lo firmara, ya que “lo pondría muy feliz”.
Continuando con la energía del circle pit, un factor impresionante fue el aumento progresivo de la energía e intensidad de estos. Con “Only For The Weak” se creía haber visto el más grande de la noche; eso hasta que comenzó a sonar el death metal de “The Mirror’s Truth”, canción que también se vio opacada una vez que sonó el cierre de la noche, la icónica canción “Take This Life”.
Con gritos y emoción de más de uno –incluyendo la propia banda, al borde de las lágrimas luego de escuchar los fuertes decibeles del público en más de una ocasión, y no queriendo concluir la noche–, se volvió a abrir el público. Pero esta vez hasta lo más atrás posible, y con más de uno que se encontraba en los lados, empujando con urgencia a sus personas próximas, queriendo acercarse a lo que fue el circle pit más grande de la noche. Como si fuese algo de vida o muerte.
Lo que podemos ver con In Flames no es algo que se pueda ver con cualquier banda de metal. Ejecutando una noche impecable, la banda sabe más que nadie, después de su amplia carrera, cómo balancear los riffs, melodías, guturales y energía con el público; todo de manera simultánea, generando una conexión palpable tanto con nuevos como antiguos fans. Y eso es lo que los puso en el mapa como íconos mundiales del death metal, y es lo que los hará seguir mucho más adelante en su carrera, puesto que, con propias palabras de ellos: “Lo haremos hasta que estemos muy viejos”. Y esperemos que sigan volviendo a nuestro país.
Setlist:
- The Great Deceiver
- Pinball Map
- Everything’s Gone
- Ordinary Story
- Darker Times
- Behind Space
- Graveland
- The Hive
- Cloud Connected
- Only For The Weak
- The Quiet Place
- Foregone Pt. 1
- State of Slow Decay
- Alias
- The Mirror’s Truth
- I Am Above
- Take This Life
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