Escrito por Nicolás Merino
Fotos por Gabriel Rivera
La cultura es amplia. La cultura de conciertos también. Sí, Non Servium es una banda de punk (de Hardcore Oi!), pero sus presentaciones en Chile han respondido históricamente a una serie de condiciones específicas que quizás solo se pueden entender a cabalidad habitando el espacio del evento en cuestión. De hecho, ni siquiera tiene que ver con la cultura skinhead ni nada parecido.
Non Servium es una banda a la que no le falta fortalecer ningún tipo de relación con Chile. Han venido múltiples veces, a veces con todas las adversidades jugando un apple activo en contra, pero son tocatas que se han logrado sacar adelante. También es una banda particularmente formativa para muchos hispanoparlantes, se van acumulando generaciones deseosas no solo de verlos en vivo, sino de vivir la experiencia completa empapadora de energía que se produce en eventos así.
Antes de que Non Servium saliera al escenario, la banda Faltan Moneys fueron los encargados de encender los fuegos de la jornada. Es una banda que apuesta por un estilo de punk rock muy clásico. Muy La Polla Records y así. Dentro de todo era divertido el espacio festivo que su música evocaba. Por supuesto que acompañados de letras conscientes sobre el mundo que los rodea.
En un esfuerzo aplaudible de la producción, Non Servium salió así como a las 21:05 al escenario para presentar un set de 80 minutos, aproximadamente. Es una consideración que se agradece para alcanzar a tomar una mayor oferta de locomoción a la salida.
El ambiente ya estaba super encendido antes de que el concierto siquiera empezara. Esto en el marco de un Teatro Cariola particularmente lleno. En la cancha no cabía un solo alfiler más, y eso que igual había una cantidad considerable de gente viendo el concierto desde esa sala de atrás que tiene el teatro (en la salida de la escalera del baño). Cómo sea, la banda española sale al escenario y comienza un caos inédito.
Lo de Non Servium no solo responde a la exuberancia de las características de su naturaleza. También es interesante en las reglas de la banda. Desplegaron una energía envidiable, se les salía por los poros. Incluso por sobre la altura de la reacción de la audiencia. Fue en esta en la que se fueron en un repaso de clásicos particularmente cargado hacia lo más rápido y feroz. Onda discos como El Imperio Del Mal o La Santa Familia.
Salieron muchas bengalas y banderas antifascistas. Tampoco era un concierto «de mosh», había violencia pero era indiferente a donde estuviese parado uno. Igual la naturaleza de las composiciones de Non Servium incitaba a un canto coral particularmente emocionante. Y de nuevo, siempre con la banda inmutada y controlando la situación.
A medida que avanza el concierto, salen temas como A.C.A.B, El Espíritu del Oi! o Cabezas Rapadas. La gente sabe que se acerca el fin y siguen vacilando. Bailan, se golpean, gritan, están estupefactos. Un tema nuevo y le sigue un bis con la interpetración de Torpedos, clásico de El Imperio Del Mal. Increíble.
Tampoco es como que la banda estuviese tratando de demostrar algo. Actuaron como generalmente lo hacen y la gente respondió como tal. Sin demasiada teatralidad ni para vivirlo ni para escribir sobre ello, todos los que estábamos ahi lo pasamos espectacular. Y seguramente ahi estaremos en la próxima.
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