Escrito por Felipe León
Fotos por Francisco Aguilar
El inmenso legado en el mundo del hardcore punk y metal que posee Ratos de Porão, les tiene prácticamente en un altar. Son hasta el día de hoy un acto clave en el desarrollo del crossover thrash, pues no dependen de sus años mozos por así decirlo, ya que cuentan con discos tardíos bastante aplaudidos como el reciente Necropolítica (2022). Por lo mismo, no importaba mucho que los brasileños visitaran el país hace tan solo unos meses. Siempre se puede más.
Se abren las puertas del infierno
Aquello se lo tomó muy en serio el grupo, que no dudo ni un segundo en entregar un concierto a la altura de su nombre. Aunque la fiesta comenzó mucho antes, con tres proyectos encargados de subir los ánimos previo a la carnicería que se avecinaba.
Los primeros en subir al escenario fueron D1straught, proyecto con varios años en el circuito local dedicados a la música thrash, aquella que moldea gran parte de la brutal propuesta del grupo. En ese sentido, los autores del álbum Majestic Twelve (2021) transmitieron lo mejor de sí, en gran medida por las dinámicas sonoras que conforman su propuesta, con momentos más «tarreros» y otros igual de violentos aunque cambiantes y técnicos.
Un gran subidón anímico que sería complementado con el ingreso de Dekapited, banda que también cuenta con varios años de carrera. Por lo mismo, la experiencia se manifestó con fuerza en el punzante show que ofrecieron, abundante en momentos crudos y gritados, a la par con una visión del thrash que a ratos coquetea con el death. Temas como «Policia bastarda» de su reciente obra Destrucción Trascendental (2022), fueron un verdadero festín para el público.
Furiosos y ritualistas
Porque la audiencia ya estaba inquieta, pero con una muy buena disposición a la hora de conocer bandas. Lo que sería esencial para comprender la apuesta sonora de Where’s My Bible, banda proveniente de Finlandia que encendió la Sala RBX, y puso la nota distintiva dentro de la velada. Algo no menor considerando los buenos actos de apertura que habían pasado antes.
Por lo mismo, se hicieron notar. Desde una furiosa y ritualista propuesta que bebe tanto de los universos del black como death metal, tanto en la oscura construcción de atmósferas como en la pesadez y técnica de sus integrantes. Además, su puesta escénica combinaba muy bien con los rasgos sonoros del grupo, siendo bien recibida por parte de la audiencia que simplemente se entregó. Las caras de alegría y satisfacción de sus miembros lo decían todo. Misión cumplida.
Crucificados por Ratos de Porão
El gran plato principal llegaría pasada las 21 horas, cuando los brasileños de Ratos de Porão subieron al escenario para mostrar lo que mejor saben hacer: dinamitar el descontento. Pues, de forma histórica, la banda se ha encargado de forjar una identidad política bastante crítica, lanzando dardos a los males propios de la sociedad.
De este modo, la represión, la violencia sistemática, la falta de oportunidades, la corrupción, y por supuesto, la lucha, pasa a ser un elemento central dentro de toda la revuelta propia de su música. No hay mejores mensajeros para tales problemáticas que Ratos de Porão.
El vibrante concierto que entregó el grupo motivó un levantamiento propio de su violenta propuesta, al argüir un sentir de protesta que lamentablemente mantiene su vigencia. En ese sentido, y conociendo bien los tiempos turbulentos que atraviesa el mundo, João Gordo y compañía manifestaron lo suyo, a punta de veloces canciones que se sintieron como una patada en el cráneo. Demás que a alguien le llegó alguna de estas en un mosh que se mantuvo desde el comienzo, aunque no era necesario participar de ese acto para percibir lo demoledores que pueden ser.
Ratos de Porão acciona la locura
Los gritos enrabiados del vocalista, sumado a la frescura guitarrera de Jão, la consistencia percutiva de Boka, y el estimulante bajo de Juninho, generaron un caos del que fue difícil desprenderse. Temazos iban y venían, con un ritmo acelerado y brutal que no dio tregua alguna al público asistente, que a su vez se encargaba de enardecer aún más los ánimos de la Sala RBX. Porque como bien mencioné en un comienzo, no importaba que Ratos de Porão visitara el país hace pocos meses atrás; lo de ayer se sintió como si nunca hubiesen venido.
«Amazônia nunca mais», «Necropolítica», «Crucificados pelo sistema», «Farsa nacionalista», «Muerte ao rei» o «Aids, Pop, Repressão» sirvieron como detonador al momento de accionar la locura. Piezas que sonaron al máximo de volumen con una entrega desafiante que no te suelta. Pues, a pesar de que la banda ya cuenta con más de 40 años de existencia, no pierden la potencia. De hecho, me atrevería a decir que no tantos actos clásicos y más extremos del metal y punk llegan a esa edad, sin perder ni un ápice de integridad.
En cambio, Ratos de Porão se muestran más vigentes, con un sonido consagrado que no deja de sorprender al hacerle justicia a su legado, y más importante aún, brindando la banda sonora perfecta para las luchas diarias e históricas. En tiempos donde el fascismo asecha, ciertos nombres ponen la llama de la resistencia. Y con música, mejor.
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