Escrito por Hernán Carrasco
Fotos por Gonzalo Hidalgo
Somos conscientes del tremendo recibimiento de un dúo sin precedentes como lo es el de Anneke Van Giersbergen y Marko Hietala. Parte importante tanto del metal gótico como del sinfónico, reside detrás de aquellos nombres que fueron parte de bandas icónicas del metal europeo en los noventa. Las mentes creativas que dieron vida tanto al proyecto de The Gathering como Nightwish se congregaron en una fusión que nos dió absolutamente de todo.
Y es que el show vivido el día de ayer en el Teatro de la Universidad de Concepción fue, sin duda, una demostración de carisma y comunión. Un repaso histórico por las leyendas del heavy metal, sonando en una versión acústica con una aura plena, sincera y fraterna en el marco de su gira latinoamericana “Six Strings and a Voice”.
La jornada comenzaba temprano, a eso de las 19:00 horas en punto los nacionales Mourning Sun, como triada acústica, nos deleitaron con temas variados que recorrieron espacios del Doom Metal transformados a un formato que se asemejaba más a una interpretación de Dark Folk escandinavo. Paisajista y etéreo, la voz de Carolina se esparció por el aire del teatro en la versión acústica de “Cabo de Hornos”. Una sutil y extravagante pieza para ambientar un poco lo que nos traería Anneke y Marko más adelante. La bella interpretación de las versiones acústicas de los coterráneos generó cálidas reacciones entre los espectadores del Teatro UDEC, sin lugar a duda fue un grato recibimiento previo al show principal.
Pues ya cerca de las 20 horas, las luces se apagan ante la algarabía de los penquistas que fueron a presenciar este show sin precedentes. La aparición de Marko Hietala y Tuomas Wäinölä encendió la chispa para desatar un gran recibimiento. Y es que con poco hicieron mucho, solo bastó un bajo acústico y una guitarra para estremecer el fraterno ambiente del teatro.
Marko, acostumbrado a interactuar con el público, nos presentó con un desbordante carisma algunas de las canciones pertenecientes a su único LP “Mustan sydämen rovio” (2019) como “Kiviä” y la antémica pieza “Isäni ääni” cantada en finés.
Los fineses estuvieron ciertamente en constante comunicación con el público, demostrando esa cercana e íntima camaradería del frío país escandinavo. El público reía del humor del ex bajista de Nightwish, el ambiente se sentía a gusto con la congregación de distintas generaciones de aficionados al metal que respondían con ovaciones completas.
Luego, bienvenidos fueron los covers a clásicos del Heavy Metal ochentero, y es que el setlist básicamente fue una oda acústica a estas leyendas de la música, tal cual lo hicieron en sus fechas anteriores en Santiago.
Así sonaron “Crazy Train” y “Holy Diver” de Ozzy y Dio respectivamente, padres del Heavy Metal, casi en una sintonía dialéctica. Luego dieron paso a probar un poco de un adelanto a su próximo álbum –producido también por Tuomas– con “Two Soldiers”. Francamente la exposición de la imaginería y legado del metal europeo, sonando como nunca en una versión más minimalista a lo que estamos acostumbrados. En tanto, el riff pesado -de la mano de Tuomas- de “Children of the Grave”de aquel lejano ‘Master of Reality’ de Black Sabbath sonaba ante la exaltación del público.
Tocaba el turno de presentar el cover de Whitesnake con “Child of Babylon”, momento en donde explotó el teatro con la entrada -sin aviso- de la otrora gran vocalista de The Gathering en mitad de la canción, para unirse a esta tríada acústica. Una conjunción de talento y rebosante carisma, los coros espectaculares se hicieron canon en esta parte de la jornada.
Se despidieron -por un momento- Marko y Tuomas para que Anneke tomara la batuta, a solas, del teatro con una guitarra acústica. La excelsa voz que mantiene esa vibra del viejo continente, nos cautiva con interpretaciones de su carrera solista como “Lo and Behold” pero también nos invita a ser parte de una travesía por su inmensa carrera con canciones de The Gathering como “Saturnine” del aclamado “If_Then_Else” (2000) o su colaboración con el destacado compositor Arjen Lucassen en el proyecto Ayreon con “Valley of the Queens” de la opera rock “Into the Electric Castle: A Space Opera” (1998).
La interacción de Anneke con el público, íntima y fraterna, nos cautivó con sinceridad. Contando anécdotas como la forma en que compuso “I saw a car” la “extraña” canción que será parte de su próximo larga duración, momento de risa y expectación. Luego vino “The May Song” otra de las esperadas por los fans de The Gathering, una versión acústica de un clásico del metal gótico. Intercaló la jornada con un cover solitario de “Like A Stone” de Audioslave junto con temas propios como “Hurricane”.
Ya para la ultima parte del show, la vuelta esperada por parte de Marko y Tuomas para integrar la triada fue ovacionada con creces. Así, la jornada cerraba con un vasto repaso por clásicos del rock y el heavy metal. Sonaron con sutileza “Catch de Rainbow” de la legendaria Rainbow de Dio y Blackmore, seguida de “Wasted Years” himno acústico y energizante de los, ya míticos, Iron Maiden. Canción que fue coreada al máximo por la audiencia metalera en el coro de “so understand don’t waste your time always searching for those wasted years…”. Luego, los músicos dieron paso a una interpretación de “I See Fire” de la película del Hobbit.
Pasando por un estado de gracia con un clásico del Mandylion (1995) como “Strange Machines” -quizás el tema más conocido de la Banda neerlandesa de metal gótico- con una asombrosa habilidad interpretativa y vocal de parte de Anneke. También hubo espacio para que Marko tocara con la acústica de doce cuerdas “The Islander” de su insigne banda Nightwish, una versión extraordinaria que le dió otro sabor al tema con la voz de Anneke y Tuomas al unísono.
Sin duda otro momento épico fue cerrar con “Perry Mason” de Ozzy, un clásico que nos demuestra esa combinación melódica de las voces de Marko y Anneke en un coro que explota fascinantemente. La audiencia se presenta grata con cálidos aplausos de agradecimiento para la maravillosa jornada acústica de este trío sin precedente. La fraterna comunión de una generación de metaleros de los noventa que se congregó con masivo sold out del teatro UDEC. Sin duda un concierto maravilloso, con un formato que ayudó a la mágica interacción de los músicos con la audiencia que -ya para el final- interpretaron la melancólica “Sound of Silence” de Simon & Garfunkel, para un cierre de oro a estas dos horas de historicidad y fraternidad del heavy metal.
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