Sodom en Chile: Sin ningún sobreviviente

Escrito por Juan Pablo Ossandón

Fotos por Francisco Aguilar

Una década completa tuvo que pasar para el retorno de los alemanes, Sodom, baluartes del thrash germano y una de las bandas del llamado Big Four Alemán. Diez años que, entre cambios de formación entre medio, no hicieron más que aumentar las ansias del fiel público chileno por ver a Tom Angelripper y cía.

La velada iniciaría con Luctus Hydra, dueños de un black metal de corte melódico, atmosférico y hasta sinfónico, que deslumbró por el sonido cuidado y detallista para que sus muros de sonido cubrieran todo a su paso, en la medida que el Teatro Coliseo se llenaba. Una presentación que, si bien breve, dejó un saldo positivo al entregar los variopintos elementos distintivos del black –como los blast beats y sweep picking–, con interpretaciones increíbles.

Por su parte, los clásicos Dekapited invocaron circle pits iracundos con su thrash metal contestario y sediento de sangre. Rozando muchas veces el concepto del death –por su pesadez y rapidez–, los chilenos irrumpieron con temazos como «Policía Bastarda» y «Contra Iglesia y Estado», destruyendo todo a su paso, y, también, mostrándose agradecidos siempre con sus seguidores. Camaradería pura.

En cuanto a Sinister, no está de más decir que es una de las bandas más pesadas que haya pisado alguna vez el Teatro Coliseo. Los neerlandeses, maestros de un death metal abrasivo como ninguno, no mostraron piedad alguna al arrollar los tímpanos de cada quien con mazazos como «Blood Ecstasy», «Sadistic Intent» o «The Science of Prophecy».

Y es que, aún dentro de su actitud sobria en el escenario, era visible en sus rostros contemplativos lo impresionados que estaban con la entrega de una audiencia hirviendo por entregarse al calor del mosh. Tan agradecidos que agregaron temas a su set que se extendió unos cuantos monutos más, sonando las demoledoras «Afterburner», «The Carnage Ending» y «Deformation».

Ya siendo finalmente la oportunidad de ver a Sodom, cabe destacar lo llenísimo que se encontraba el recinto con fans de todad las edades: veteranos que se repetirían el plato, y jóvenes que les verían por primera vez. La fiesta de thrash llegaría rápidamente con la apertura con «Among the Weirdcong» del tremendo ‘M-16’ (2001), y el resto de la historia se cuenta prácticamente sola.

Es que el regreso de Frank Blackfire ciertamente sentó la nota de como se daría el show. Mucho más tirado a los clásicos, los teutones entregaron verdaderas joyas a lo largo de su set como «Tired and Red», «Conflagration» y «Sodomy and Lust», temazos que resonaban con una potencia especial.

Y por supuesto, la batería de clásicos tras el catálogo de los alemanes no es menor. Con una nueva vida, y nuevas energías, Sodom reventó el venue con versiones inyectadísimas de «Outbreak of Evil», «Blasphemer», «Better Off Dead» y «Remember the Fallen». Tal era la expectación, que incluso se prendieron bengalas en temas icónicos como «Agent Orange» y «Nuclear Winter» –sin mayores percances, afortunadamente–.

Por lo demás, Angelripper y sus secuaces realmente estaban complacidos con la entrega del público chileno, criticando humorísticamente a la frívola audiencia alemana. De ahí que dijeran que somos el mejor público del mundo tuviera una connotación realmente honesta. Y cómo no, si es cosa de ver el recibimiento que tuvieron covers de Venom, Motörhead y The Trashmen con «Leave Me In Hell», «Iron Fist» y «Surfin’ Bird». Aquí todos somos fans del metal, y los alemanes se dieron una oportunidad de venerar a sus ídolos.

Cerrando con la veloz «Bombenhagel», los alemanes dieron cierre a la que, tal vez, sea su mejor presentación en Chile. Tras dos horas de shows, aún se pedían canciones como «Fuck the Police» (bastante, de hecho), «City of God», «The Vice of Killing», y tantas otras de la ilustre discografía de Sodom. Ojalá en una próxima ocasión, y que no demore tanto en llegar (quizás el otro año, como lo dijo Tom).

Setlist: