Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Alejandra Besoain
«Quiero que tomen la energía, el amor que sienten aquí, para que la usen para vivir el mañana«. Tamaña frase fue una de las tantas ideas esbozadas por Jim Grey –vocalista de Caligula’s Horse–, lo que de cierta forma consigue encapsular parte de lo vivido el día de ayer en Club Chocolate. Una velada de lo más esperada, tras 4 años desde su última presentación, con disco y pandemia en medio –entre otras calamidades a nivel mundial–.
Es que lo sucedido anoche fue una experiencia inusual para conciertos de metal, y mucho menos en lo que a prog refiere. Razones que, esgrimiré después, y que levantan a lo hecho por los australianos como algo único en su clase.
La agrupación encargada del acto de apertura fue Crisálida, la que es, sin duda, una de las agrupaciones más importantes e inventivas del metal progresivo nacional –si es que no la más–. Una decisión de lo más acertada, que vendría a ofrecer un set acústico tratado con un cariño inconmensurable, al tener una especial preocupación en la elaboración de arreglos y atmósferas –y no una mera traducción inmediata de lo que suelen hacer–.
Así, Cinthia Santibañez y sus compañeros brindaron una presentación elegante como enigmática, caracterizada especialmente por la humana y delicada interpretación de temas tan intensos emocional y sonoramente como «Araucana», «Atacama» y «Morir Aquí». Digo eso con especial hincapié en la soberbia y emocionante versión de «Luchín» de Víctor Jara que se mandaron, en una elocuente forma de seguir haciendo memoria despues de 50 años.
En cuanto a lo presentado por los australianos de Caligula’s Horse, resaltan una serie de elementos y momentos en su propuesta e impronta, que se materializaron particularmente ayer en la lluviosa noche de ayer en Club Chocolate.
Y es que, siendo esta banda parte de la notoria ola de bandas progresivas de la década pasada –junto a nombres como Leprous, Haken o Tesseract–, no es sino natural que se tomen las cosas desde una perspectiva distinta a sus predecesores. Y sí, canciones como «The Tempest» y «Slow Violence» gozan de un virtuosismo inherente, pero el brillo reflejado nace especialmente desde la propia entrega de Caligula’s Horse.
Siempre con una sonrisa en sus rostros, interpretaciones enérgicas, y las constantes intervenciones de Grey, entregaban un aspecto natural y hasta personalizado del show. «¿Qué pasa hueones?«, nos dijo la voz de los australianos en una pronunciación de lo más correcta, develando la iniciativa propia e investigativa de la banda en propinar una gran presentación.
Además, el propio show se encargaba de mostrar los distintos temas que tanto ansiaban escuchar sus fans, destacando momentos especiales como la locura melódica en «Rust», la especial introspección en «Songs For No One», o la dupleta de «Bloom» y «Marigold» que sacó de su zona de comfort hasta las almas más tranquilas que acudieron al recinto.
Pero, y en lo que me gustaría detenerme, es justamente en el mensaje de compasión y amabilidad tras los dichos de Jim Grey. Y es que previo a «Salt», se tomó una instancia de empatizar y concientizar sobre los fuertes problemas de salud mental que puedan estar padeciendo cada quien, en especial después de los últimos 4 años de aquella recordada presentación en Blondie que, en sus palabras, no importa como lo hayas pasado, definitivamente sufriste algún cambio de todos esos años.
Un mensaje de amor que se traducía en el calor de la comunidad progresiva, siempre fiel a sus ídolos, cantando cada frase y estribillo, e interiorizando las propias intenciones de la banda. Veníamos a pasarla bien, y la estábamos pasando bien. Y es que en un presente tan abrumador, todas las personas presentes compartían un sentir de goce en común. La bondad tras ello se veía en la alegría que irradiaba la banda sobre escena, y que tan bien nos hizo entender que, quizás no había que pensar en cómo vivir todo el futuro, sino que tal vez, basta con sólo llegar a mañana.
De esa forma, y con la monumental «Graves» y el hitazo «Dream The Dead», es que Caligula’s Horse dio uno de los shows más humanos que haya visto el prog por estos lados. Aún con toda la nomenclatura cerebral de sus excelsas composiciones, todos los que estuvieron ayer, llegaron a sus hogares siendo más amables consigo mismos y el resto.
Un show precioso.
Setlist:
- The Tempest
- Slow Violence
- Rust
- Songs For No One
- Salt
- Oceanrise
- Bloom
- Marigold
- Firelight
- Graves
- Dream The Dead
Revisa la galería de fotos completa a continuación: