Live Review

Masego en Chile: El vehículo idóneo del groove

Escrito por Juan Pablo Ossandón

Fotos por Nicolás Rosales M.

 

Siendo una de las cartas más novedosas en materia de conciertos este segundo semestre, el debut del artista jamaiquino-estadounidense Masego se alzaba como una de las propuestas que más daría que hablar. Después de todo, no llegan muchos nombres de neo-soul y r&b de esos lados a nuestro país, en especial en un show en solitario.

La encargada de abrir el show fue ni más ni menos que Mariel Mariel, uno de los pesos pesados del neo-soul y pop latino en Chile. Y la verdad es que la artista dominó al público con un show acústico –con la propia impronta minimalista que eso implica–, haciéndolo partícipe angular de su show. De esta forma, y con canciones como «La Batalla», «En La Cancha» y «Sacar los Tambores» (en la que recordó a la incomparable Cecilia, quien participó en el track), la artista brindó una presentación rica en cadencias y dinamismos rítmicos que levantaron el calor en la fría noche de ayer.

Punto aparte merece el propio carisma y manejo de la artista, quien ignoró la baja congregación que existía en el recinto a dichas horas (qué mal hábito, pero bueno), y al final de su presentación dividió al público en dos secciones para ejecutar con palmadas el polirritmo clásico de la rumba. Honestamente, nunca había visto algo parecido en ningún show. Se lo perdieron, estuvo totalmente increíble.

Por su parte, lo de Masego fue total y absolutamente deslumbrante. Me atrevería a decir que fue una sorpresa incluso para sus más ávidos fans, quienes se fueron sorprendidos de sobremanera a sus hogares con lo realizado por el artista.

El porqué de ello responde ciertamente a la propia interpretación y entregante del saxofonista y multiinstrumentista, quien desde el minuto 1 desplegó un magnetismo por sobre el escenario del Teatro Coliseo al que era imposible resistirse. Lo que, y por cierto, responde de cierta forma a la camaleónica maleabilidad de su propia propuesta, la cual, aún anidada en los sonidoa del r&b y el neo-soul, respira viva en el recorrido propio del set.

Eso implicó que canciones como «Navajo», «Old Lady» y «Mistery Lady» hayan resonado con un vigor y vitalidad muchísimo mayores a sus versiones envasadas de estudio. Pero existe cierta ecuación que permite soslayar el porqué de ello.

Para graficarlo de forma más certera, Masego –quien estaba acompañado por los músicos Jon CurryMaxwell Hunter– se encargaba de hacer fluir todas las vibras emanadas de lo que pasaba en el escenario. Así sea con un oleaje de brazos recurrentes, pasos de baile instantáneos y electrizantes, o bien, recurriendo al diálogo cantado entre el público y él llegando a notas altísimas. ¿Lo mejor? Todo salía de una forma tan natural que ni siquiera parecía una mera pauta de cómo ser buen frontman, sino que, y más bien, era el propio pulso de la música lo que hacía que todo fluyese de formas tan encantadoras como irresistibles.

Así es como la gracia y el estilo fueron elementos que bañaban el carisma del jamaiquino, y que hacían de la interpretación y ejecución de piezas como «You Never Visit Me» o la increíble «Yamz», momentazos de júbilo puro. Todo el mundo bailaba y coreaba, y todas las personalidades –extrovertidas o introvertidas– encontraban un espacio seguro en el que expresarse libres al calor desprendido en el recinto de Nataniel Cox.

Un debut como ninguno, en el que Masego se hizo uno con el momento, viviendo extasiadamente cada uno de los momentos que el propiciaba, o bien, cada una de las instancias que sus propios fanáticos buscaban, al vestir una chupalla o firmar un vinilo. Todo era producto del momento, como una fotografía imposible de tomar en otro instante más que ese, y eso convierte al jamaiquino en el vehículo idóneo del groove.

Tras temazos como «Sent Yo Rita!» y la espectacuolar «Tadow» –junto a FKJ–, el venue transmutó en un verdadero club. La elegancia, el swing y la actitud eran tal que las sonrisas estaban marcadísimas en los gestos faciales de cada quien; personas afortunadas que vierom a Masego en su mejor momento, porque el jamaiquino se encargó de hacer de cada instante, el mejor momento de su vida, valga la redundancia. Así de fuerte se sintió.


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Juan Pablo Ossandón

Director de Expectador.

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