Escrito por Nico Merino
Fotos por Francisco Aguilar A.
Muy de a poco comenzaron a llegar los precisos al Club Chocolate. Para una jornada particularmente cargada (había otro evento de metal convocante en Santiago), y considerando que Draconian apunta a un público de un gusto más o menos específico, parecía obvio que la atmósfera sería más meditativa y solemne. Bueno, no fue el caso en el apartado de concurrencia, pero si en el de la energía forjada entre quienes estábamos ahí. Había una cálida solemnidad al encontrarnos entre un grupo pequeño que iba a disfrutar de esa sólida propuesta.
Antes de llegar a la presentación de los suecos, pasemos por la banda encargada de abrir la jornada: Poema Arcanus.
Poema Arcanus es una banda de metal chilena clásica. Digamos que ‘están en el canon’. Llegaron ahí desde una exploración muy sombría usando el Death Doom como base y agregándole algunos alcances de Metal Progresivo. Igual es una banda que marcó a una generación determinada y parte de eso se podía sentir genuinamente en el ambiente. Había cierta expectativa que se mezclaba con la comodidad de llegar a algunas canciones que alguna vez estuvieron en rotación, sobre todo si pensamos en lo que salió del Iconoclast, quizás su disco más popular e importante.
La puesta en escena de la banda era seca como también salió la interpretación de estas canciones. Quizás ni la iluminación ni el sonido hicieron demasiada sinergia con esa oscuridad densa que la banda ha buscado a lo largo de tantos años. Sin embargo, las ejecuciones seguían siendo las mismas, y por supuesto que así mismo, las canciones. Por ahí saltan las ganas de presenciar a Poema Arcanus en un contexto en el que tengan el 100% de las facultades para dar una presentación en vivo, sumergidos en el aura de lo que su música busca y que, digámoslo, prácticamente siempre se ha logrado dar de forma exitosa en el material de estudio.
Tras la breve presentación de la banda nacional, el recinto se comenzaba a llenar ahora a un ritmo más rápido. Era el turno de Draconian y estaba todo dispuesto. De hecho, así mismo la banda, que salió al escenario medio acomodándose y sin demasiada teatralidad para poder pasar rápido a la interpretación de su repertorio. Básicamente, a lo que fuimos.
Indiferentemente de lo que fue el ‘canción a canción’, había una tónica clara. Los músicos se desenvolverían con la mayor calidez posible para la interpretación de temas lo suficientemente fuertes (y más) como para mantener al público en altura prácticamente siempre. Fuera de ser composiciones que la gente esperaba, esa elegancia de la ejecución en vivo le daba una fascinación especial al evento.
Una que, cuando se opta por no extender las canciones ni cambiarlas demasiado, solo se puede conseguir a través de prudentes matices. Matices en la ejecución y en la forma de atacar las canciones que le dieran un sabor único al concierto de Draconian. Y eso fue lo que hicieron en cada una de las canciones, incluso con las que se llevaron una interpretación más estoica.
Más fotos a continuación:
Draconian
Poema Arcanus