2 Minutos en Chile: Dejándose la vida en la cancha

Escrito por Juan Pablo Ossandón

Fotos por Alejandra Besoain

35 años de historia no suceden cualquier día, definitivamente. 35 años desde la formación de los 2 Minutos, oriundos de Valentín Alsina. 35 años con uno de los legados más grandes y perduraderos del punk rock argentino y latino, que hablan directamente al pulso visceral y desafiante del obrero. Por supuesto que cientos y cientos de fans querrían formar parte de dicha fiesta.

Los encargados de abrir el show fueron los infalibles Machuca, quienes brindaron una presentación ensordecedora y abrasiva que también serviría para celebrar sus 32 años de vida. Puede que de esa misma conmoción se justifiquen los altísimos decibeles que se percibieron en temas como «Al patíbulo», «Olvidando», y «Corazón desilusionado». ¿Y El público? Un torbellino insaciable en todo momento.

Para todo fan de 2 Minutos, es relativamente esperable lo que puede suceder en uno de sus conciertos, pero no por eso menos impactante. La razón de ello es que la conexión enraízada se basa en la honestidad de sus canciones de protesta y celebración, en una intención de sostener y canalizar las distintas preocupaciones de la clase obrera.

De ahí que dicha sencillez haya permitido a más de 5.000 fanáticos convertirse en hermanas y hermanos, que celebraban codo a codo las canciones de los argentinos. Una fiesta caótica que dejó salir todo en la cancha, entre cervezas vaciadas en el aire, un pogo inagotable, abrazos por doquier y muchísimas sonrisas.

Es que eso es justamente lo que produce un concierto de 2 Minutos. Es eso lo que producen canciones como «Mundo TV» o la sentida «Amor Suicida». Un baño de realidad, festejo y colectividad que el Mosca y sus secuaces han puesto tanto empeño en encarnar. Un acto gentil, sin duda, que se evidenciaria de distintas formas a lo largo del show: desde invitar a un niño de 5 años al escenario a decir un par de palabras, o incluso de encarar a aquellos irresponsables que acuden a la violencia «cuando la gente viene a pasarla bien«.

En ese sentido, y como la base fundamental de un concierto de punk rock argentino, el aguante se torna en el mismo núcleo de todo. Y es que aún a 35 de su formación, el Indio y Pablo añaden velocidad a las guitarras, y, por ende, a todo el conjunto como si se tratase de la juventud eterna. A dicha edad, muchísimos grupos optarían por reducir los bpm o, como mínimo, emular el ritmo original. Si es que eso no es aguante, ¿qué más lo sería?

Y es que temas como «Borracho y agresivo», «Copetín al paso», «Felicidad» y «Como caramelo de limón» llamaban a la fiesta absoluta que no daba tregua. Sin descansos ni trivialidades, tan solo quedaba dejarse la voz, el cuerpo y la vida en esta incendiaria instancia.

«Canción de amor», «Valentín Alsina», «Barricada» o «Todo lo miro» invitaban a ese canto primal, fugaz y arquetípico que reside en cada quien. Un llamado en un mismo lenguaje, y que fuera de la misma lingüística, bastaban los acelerados riffs, líneas de bajo y aceleradas baterías para entenderlo. La respuesta de la audiencia protagonista no se hacía esperar, brindando verdaderos cánticos de hinchada que respondían a dicho sentido de comunidad.

Por supuesto, los 2 Minutos tratan todo su set con el mismo nivel de importancia, y es que cada canción tiene un relato de la calle que pueda resonar con más de alguno. Pero, y al mismo tiempo, canciones como «Otra mujer» y «Aeropuerto» hacen que el público cante cada verso como nunca, o, ya en el final de show con «Ya no sos igual», el Teatro Caupolicán sonó tan fuerte como si se tratase del estadio más grande de todos.

Despidiéndose con «2 Minutos», no queda más que destacar que cada coro que se mandó el público fue un testimonio de 35 años de historia, en el que aquellos que estuvieron desde el inicio u otros que llegaron en el recorrido de ese tiempo, compartieron un sentir colectivo en una de las noches más calurosas y enérgicas que haya visto este invierno santiaguino.

Ojalá celebrar muchos más

Setlist: