Live Review

Rata Blanca y José Andrëa en Chile: La camaradería del heavy

Escrito por Felipe León
Fotos por Alejandra Besoain

Dos de los actos más populares del rock y el metal en español, subieron el pasado viernes 25 de agosto al escenario del Teatro Caupolicán, para así conmemorar su vasta y significativa relación con el público chileno. Dos viejos conocidos como los argentinos Rata Blanca y el boliviano-español José Andrëa (Mägo de Oz, Uróboros), que hicieron del evento una verdadera celebración. Como no, si la camaradería todavía existe y actos como este concierto doble son el ejemplo perfecto de aquello.

La expectación era alta para ambos proyectos. Por lo mismo, a las 21 horas el recinto lucía repleto de gente ansiosa por recibir esos himnos que el ex vocalista de Mägo de Oz dejó caer apenas comenzó el show. Con un desplante escénico impresionante, repleto de guiños al público, tanto por los amables y motivantes comentarios que tiraba de vez en cuando, como por la épica pomposidad de su voz, José Andrëa daba el vamos con “Bienvenidos al medioevo”.

De ahí para adelante, al público no le quedó más que entregarse a la cautivante personalidad del cantante. Porque más allá de que la gente iba con ganas de cantar todos los clásicos de su autoría, y las versiones de nombres como Kansas con “Pensando en tí” (cover de “Dust in the wind”), su sola presencia bastó para que los incluso menos familiarizados con su obra, pudieran disfrutar del show. Porque sí, lo de José Andrëa fue un espectáculo con todas sus letras. Repleto de momentos para emocionarse (“El peso del alma” a dúo con su corista), y otros para desatar la locura (“Hoy toca ser feliz”).

De hecho, el show contó con anécdotas extra musicales como un lamentable accidente de una persona en el público, que fue oportunamente asistida por la producción y sus equipos médicos, luego de una intervención del artista. Pero también hubo propuesta de matrimonio, ahí mismo en la cancha, y para suerte de este recuerdo escrito -y para la pareja, claro-, hubo un sí.

Sin duda, recuerdos que quedarán guardados en medio de la gran presentación de José Andrëa, que junto a su excelente banda, le entregaron un poco de calidez, desenfreno y alegría a la audiencia. Obvio, los clásicos siguieron con “La posada de los muertos», “Molinos de viento”, y para finalizar, el broche de oro con “Fiesta pagana”. Simplemente, lo dieron todo.

Pero otra de las agrupaciones que también lo dio todo esa jornada fue Rata Blanca, la que sin duda es una de las agrupaciones más queridas por el público local. Cariño ganado en base a una gran reputación que les precede, con discos tan clásicos en varias épocas como Magos, espadas y rosas (1990) o La llave de la puerta secreta (2005), entre muchos más.

Aunque esa reputación también se debe a su explosiva propuesta en vivo, que puede agradar tanto a los más arraigados al hard rock ochentero como al heavy metal pesado y veloz. Esto fue la tónica desde que irrumpieron con “Diario de una sombra” para continuar un poco más adelante con “Agord, la bruja” y “El círculo de fuego”, lo que generó una activa respuesta de un público un tanto más cansado, que prefirió disfrutar desde sus posiciones. Aunque la camaradería entre los asistentes continúo en lo más alto, y esto fue aprovechado por cada uno de los integrantes de Rata Blanca, en especial su vocalista Adrián Barilari, y guitarrista Walter Giardino.

Entre solos de guitarra alucinantes y distorsionados, y una voz poderosa de alto octanaje, estos dos músicos conectaron en todo momento con el Teatro Caupolicán. Porque la pasada noche constató la buena salud que goza Rata Blanca, que lejos de tocar solo los temas, se dedicaron a disfrutar de la velada. No cualquier banda te suena así, ni mucho menos te brinda el carisma que caracteriza a los argentinos.

Aparte, tienes éxitos de sobra, y eso quedó demostrado cuando interpretaron temas como “Talismán”, la ultra cantada “Mujer amante”, o la encendida “Chico callejero”. Ni hablar de el gran cierre junto a “Aún estás en mis sueños” y “La leyenda del hada y el mago”, piezas que coronaron otra gran noche de celebración para Rata Blanca. Al final, todos ganamos.


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