Live Review

Mauricio Redolés en Aula Magna del Manuel de Salas: Nosotros preferimos el caos

Escrito por Nicolás Merino

Fotos por Sebastián Carrillo

 

Es una certera victoria para la historia de la música chilena que uno de los máximos referentes vivos, Mauricio Redolés, todavía presente un nivel tan alto. Verlo en vivo ciertamente se siente como contemplar una leyenda viviente en acción. Y lo que le agrega un entusiasmo particular a las circunstancias es que la actualidad del personaje no parece decaer ni en recurrencia ni en solidez. Como tampoco en creatividad.

Si, es verdad que el ritmo discográfico ha decaído. Dentro de todo es lógico. Su último disco, Quiero Seguir Continuando (2020) tiene siete años de diferencia con el anterior (One, Two, Tres, Cuatro) y se es tangible la prudencia por publicar material con elementos lo suficientemente creativos como para dotarse de un valor genuinamente interesante. Ni de cerca se podría decir que alguno de los discos de Redolés pasa como un desperdicio. No, ni de cerca.

Es con esta discografía en el cuerpo y con una admirable disciplina para mantener presentaciones en vivo es que Redolés preparó la edición santiaguina del lanzamiento de su nuevo cancionero; “Siento Tres Canciones”. Que compila, según una entrevista que otorgó a Expectador, todas y cada una de las canciones de su discografía cuya música y letras pertenecen a su autoría. Además de letras y acordes, se incluye material adicional contando la historia de cada tema.

No es menor lo llamativo de la idea considerando el altísimo nivel al que llega su libro recolectando anécdotas y memorias: “Algo nuevo anterior”.

La propuesta estructural de la presentación de ayer en la equipadísima Aula Magna del Liceo Manuel de Salas consideraba interpretar dos canciones de cada disco y en orden cronológico. Contando los discos en vivo Redolés y los ex-animales domésticos en Shile (Work In Progress) y 12 Thomas, además de un demo inédito al que el artista se refiere ahora como su legítimo primer disco, quedábamos en once álbumes que se tradujeron en doce canciones.

El repaso fue más que digno. En compañía de una banda impecable que fue creciendo gradualmente, Redolés se tiró en una revisión cronológica que no solo evocaba el grato recuerdo de los grandes momentos de su discografía, sino que incluso llegaba a generar un poco de impotencia al no tener a mano la posibilidad de escuchar en la inmediatez un poco más de esos clásicos como el Química de la lucha de clases o el ¿Quién mató a Gaete?”.

La selección de canciones si fue algo predecible, de nuevo, estando esto lejos de ser motivo de reclamo. Casi puros clásicos, ¿y los que no? Por lo bajo, tremendamente interesantes. De hecho, es interpretación en vivo de los más de diez minutos que dura esa contundente obra “Los Tangolpiando” no puede calificar como otra cosa que lujo.

Flor de instancia para escuchar música en vivo. La sala del establecimiento suena de primer nivel (o al menos así sono la banda del Redo) y con músicos, público y canciones a la altura solo puede salir una experiencia absurdamente gratificante.

La circulación de Redolés solo puede ser motivo de celebración. Además del cancionero, anda dando vueltas un documental de Guillermo Álvarez titulado “Redolés + 50 Años de cabaret”. Se recomienda.


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