Escrito por Felipe León
Fotos por Tania Morello
Muchos años tuvieron que pasar para finalmente tener en Chile, a una de las agrupaciones emblemáticas del hip hop y el pop en Corea del Sur: Epik High. En ese sentido, la colección de recuerdos musicales que dejó el trío sobre el escenario del Teatro Cariola, puede leerse también como la realización de un sueño para gran parte de la fanaticada, posterior a una lucha de años que por fortuna terminó de la mejor manera posible.
En medio de un océano de ansias por presenciar el debut en vivo en estas tierras de la agrupación, comenzaba a agruparse una cantidad no menor de gente, tanto en la cancha del recinto como en la platea. El ambiente preciso para dar el vamos a una jornada que contó con cantos y gritos, pero también con una pincelada de emociones que fue la tónica durante todo el concierto.
Conscientes de la locura que se generaría, Epik High sale a escena con puntualidad, apostando de inmediato por la conexión con la gente, siendo este punto importante a la hora de entender el desarrollo del concierto. Con tal de generar una confianza genuina, y de paso liberar los gritos silenciados por años, los que aguardaban el momento indicado para salir a flote. Y créanme que la entrega de Tablo, Mithra Jin y Dj Tukutz llevó tal aguante a límites insospechados.
Porque lo vivido en el Cariola fue una fiesta repleta de hitazos, partiendo por la introspección de “Here”, para luego convertir la timidez de cierta parte del público en puro deleite con “Prequel”. Es que el trío optó por hacer de la velada una ceremonia con su música, a través de poses, saltos, risas, y un flow camaleónico, que fácilmente iba desde el pop rap hasta el hardcore hip hop (en lo interpretativo), sonando clásicos pero a la vez modernos, o muy al día con lo que ocurre en el mundo.
Tampoco es extraño considerando que desde sus comienzos en la década de los 2000s, se ganaron una reputación tanto en los círculos más independientes como en los mainstream. Como un puente entre lo accesible y lo más jugado, lo que quedó en evidencia con los temas “Fly” y “Map of the Soul”, o la reflexiva y sofisticada “Eternal Sunshine”.
A estas alturas, la química de sus integrantes se percibía de forma muy relajada, más allá de ciertos problemas con algunos micrófonos que los Mc’s sortearon con algo de humor. Del mismo modo, se mostraron ultra comunicativos, sacándose fotos de forma constante con los celulares de las personas apostadas en primera fila. O también lanzando agua en varias ocasiones, incluso regalando una polera firmada por ellos mismos, y que el propio Mithra Jin se encargaría de lanzar a la tribuna. Increíble cómo llegó tan lejos.
Más allá de cualquier parafernalia, Epik High dio cuenta del tremendo carisma que transmiten, ganándose los corazones de su fanaticada con la audacia de su repertorio. Puesto que el dinamismo en el que iban saliendo los temas, motivó las distintas reacciones de las personas que asistieron al Cariola.
Por su parte, las implicancias old school del hip hop -y hasta ragga- en “BURJ KHALIFA” balancearon la escucha con un costado romántico propio del r&B con “Rain Song”. Momento emotivo que se contrapone a la mágica sofisticación melódica y dance de “Love Love Love”, hit máximo de esa gran obra que es Remapping the Human Soul (2007). Para así finalizar previo a un descanso, con la dupla ganadora de “Born Hater” (con olluo incluido de Tablo), y otro bombazo como “Don’t Hate Me”, uno de los temas pop por excelencia del proyecto.
Una última probada del patrimonio sonoro de Epik High se materializó con la llegada de la emotiva “Eyes Nose Lips”, la sacudida de “Kill This Love” y por supuesto, la guinda de la torta con el electropop de “New Beautiful”. Broche de oro para uno de los sueños cumplidos más satisfactorios del último tiempo. Ganó la música.
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