Escrito por Felipe León
Fotos por @el.eme
Siempre existen razones para festejar. La sola existencia de la cumbia es una de estas. Mejor aún si el motivo principal de la celebración son los 30 años de existencia de una agrupación emblemática, que ha trascendido generaciones, y que hoy no hacen más que cosechar las alegrías cultivadas durante todo este tiempo. Porque Amar Azul tiró el Movistar Arena por la ventana, pero no lo hicieron solos.
El evento organizado por Fiebre de cumbia le hizo honor a su nombre, generando una verdadera locura en un Movistar Arena que desde el comienzo, mostró una alta capacidad de ocupación. Y como no, nadie quería perderse esta conmemoración, pero también existe el factor “ver a las bandas que están antes”, ya que los nombres que acompañaron la velada son de primera categoría.
Si bien el show partió a las 19 horas con la presentación del Grupo La Zaga, por temas de logística recién pude ingresar cuando acabaron su presentación. Sin embargo, el conjunto chileno-peruano es conocido por su amplia gama de sonidos bailables rescatados de la música latinoamericana, junto a una aproximación más romántica, lo que se puede apreciar en canciones como “Eres mi primer amor” o “Ya no quiero sufrir”.
Luego vendría el turno de Zúmbale Primo, una de las notas altas dentro de los tantos actos destacados. Un hecho que no menor puesto que, de cierta forma, eran los más distintos a la media más cumbiera que existió en dicha jornada, ya que su propuesta, si bien interactuaba con este tipo de música, lo suyo más bien es la ranchera. Obvio, la gente respondió con un entusiasta fervor a la colorida presentación que ofrecieron, como un acuerdo mutuo para estar “arriba de la pelota”.
Su cumbia-ranchera fue solo el impulso para este gran derroche de carisma y entretención, cortesía de Zúmbale Primo, interpelando a la audiencia, al son de temas como “Un hombre no llora” o la versión de “Una Cerveza” original de Rafaga -interpretada junto al mismísimo Rodrigo Tapari en su versión estudio-. Otro importante paso para una agrupación que cuenta con el aclamo popular, y la novedad dentro de estilos tan escuchados en Chile como la cumbia y ranchera.
Pero la noche no se detuvo, siendo la ocasión precisa para que La Combo Tortuga iniciara el desorden, demostrando algo que ya es evidente, y tiene que ver con lo consolidada que se siente su propuesta. Una distinción pachangera que invita en todo momento a bailar y moverse, a cantar y vacilar con tu familia o amistades o gente que conoces ahí mismo. Porque es música de encuentro, y es en instancias como esta donde más lucen sus credenciales.
La banda mostró sus nuevas cosechas creativas, reservando un lugar especial para disfrutar con los temas más conocidos como “La tortuga vacilona” o “La terrible pulenta”. Meritoria algarabía acompañada de un sentimiento de admiración gigantesco por los que coronaron la noche horas más tarde.
La celebración por los 30 años de Amar Azul brilló por la variedad de sonidos y generaciones que convocó. Por lo mismo, no podían faltar los representantes de la cumbia villera, siendo Agrupación Marilyn los encargados de encender los ánimos con una mezcla de diversión y conciencia. Los argentinos que a mediados de los 2000s revolucionó el panorama con una colección de himnos llamado “Historias”, trajo al presente varios de estos, generando instancias de gritado festejo, pero también momentos dolorosos y emotivos. Es una de las propiedades de su música: acompañar en los momentos complejos de la vida.
Lo más probable es que varias personas ahí presentes tuvieran una historia personal con sus canciones. Así se sintió en la forma que coreaban los emblemáticos temas que Agrupación Marilyn tocaba como “Te falta sufrir” y “Me enamoré”, generando una de las postales imborrables de la noche.
Una de las sorpresas de la noche tuvo lugar en el espacio de tiempo que quedaba entre cada banda, ocasiones en las que habían concursos, y Dj Lito ponía canciones. Entonces sonó “Furia loca” ¿y qué pasó? ocurrió la magia, apareciendo la Gran Magia Tropical a escena para interpretar este hit imbatible.
Era tarde, sí, pero el trasnoche es precisamente para liberarse. A estas alturas la gente lo había dado todo, pero siempre hay energías guardadas para vacilar a una de las emblemáticas del certamen: Santa Feria. El grupo chileno no dudó ni un segundo en generar el desorden necesario, para anticipar lo que ellos mismos definieron como una de sus inspiraciones. Por lo mismo, había que estar a la altura de la ocasión, y si bien los nuevos clásicos de la cumbia que posee su repertorio son razón suficiente para disfrutar, la entrega de sus integrantes se encargó de hacer aún mejor la experiencia.
La vitalidad de Santa Feria encendió a un recinto en llamas. La fiesta seguía y canciones como “El gil de tu ex”, “Sakate 1”, o la ultra coreada “Algún día volverás” sonaban a todo volúmen, evidenciando la trayectoria de un proyecto emblemático del panorama local.
Resistiendo todo cansancio, llegó el momento más esperado de la noche. Unos gigantescos Amar Azul se apoderaron por completo del Movistar Arena, con un concierto de 2 horas aproximadamente, que no fue otra cosa más que un festejo canción por canción de su popular repertorio. El grupo hizo gala de su lugar dentro de la cumbia argentina, amparado por la sintonía juguetona y bonachona de discos como “Cumbia nena (1997), El campeón (2000) o Inmenso (2003). Un legado que data desde comienzos de los noventa y que se extiende hasta estos días, recopilado en una suerte de resumen que conservó la gracia que tienen estas piezas.
Porque 2 horas es poco para un catálogo tan amplio de canciones exitosas y populares, las que han sonado una y otra vez en fiestas familiares, en la calle, en las radios, en la voz de las miles de personas que los escuchan en distintas partes del mundo. Convengamos que Chile y Amar Azul tienen una relación muy especial y estrecha, y el espectáculo del viernes en el Movistar Arena demostró aquello.
Una postal para enmarcar en la memoria, a la par de canciones como “Yo tomo licor”, “El polvito del amor”, “Enamorado”, “No quiero dormir”, “El botellero” o “Yo me enamoré”, entre muchas que sonaron la noche del viernes/madrugada del sábado. Un carrete que no se vive todos los días, porque no todos cumplen 30 años arriba, en lo más alto, con el cariño y respeto que se merecen por parte de distintas bandas y artistas como los congregados en esa fecha, y su público que no paró de cantar nunca. Te apuesto que se fueron escuchando Amar Azul.
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