Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Alejandra Besoain
Siempre es curioso ver como ciertos nichos se mueven a nivel global, y es que la forma en que el post-punk y sus proyectos algo más bajo el radar toman esos caminos es algo de lo más digno de analizar y estudiar. En ese sentido, los oriundos de Barcelona, Belgrado, son un vívido ejemplo de cómo el post-punk más lúgubre yace en las grietas de una sociedad extenuada, nutriéndose del pulso frenético de fanáticos que repletan todo tipo de venues persiguiendo su llamativa huella. Además, Patrycja Proniewska y sus compañeros lanzaron ‘Intra Apogeum’ recientemente en Abril, presentando un sólido motivo para regresar a Chile tras su mítico paso por la Sala Metrónomo en 2019.
Los encargados de abrir el show fueron el trío capitalino Cadal, quienes a eso de las 20:15 iniciaron un show que primordialmente mostró su reciente trabajo ‘Fiesta Nueva’. De impronta minimalista, Sergio, Angello y Moisés se encargaron de articular un post-punk muscular como furibundo con un carácter tal que era inevitable ver a los rostros más incautos escuchando con suma atención. De ahí que su set, que comenzó con «Vacío», fue levantando progresivamente el ímpetu que temas como «Ciudad Perdida», «Me Tienes Cerca» y «Herida» propugan, ya sea desde el bullicio atrapante o el éxtasis meloso. Siendo «Narraciones» la elegida para cerrar su presentación, las palmas sincronizadas del público se compenetraron con lo obrado en el escenario. Un show buenísimo.
Ya siendo las 21:20, Belgrado se toma el escenario con una impronta modesta, que hacía particularmente especial el carácter interpretativo de Patrycja a la hora de dar vida a sus canciones en el en vivo. Eso puesto que, el show estuvo cargadísimo a su último trabajo, «Intra Apogeum», tocándolo prácticamente en su totalidad y mostrando un rostro algo particular de la agrupación catalana. Si bien el post-punk –o precisando un poco más allá, el coldwave– es un claro motivo argumental en sus canciones, es el aspecto más sintético, new wave y bailable que este último trabajo ostenta, que permitió que con canciones como «Tu i Teraz», «Boixar» y «Nie Zapomnę» hipnotizar a un público totalmente absorto en los ambientes pregonados.
Por lo demás, los movimientos robóticos y manerismos de expresividad sobria de la vocalista estimulaban un entendimiento algo más visceral. Ese que reside únicamente en la pista de baile, entre el humo del tabaco, iluminaciones azuladas y tenues y rostros encantados. De esta forma es que, el show de un poco más de una hora de Belgrado se anidó en ello, siendo un sitio en el que los matices propiciados por los guiños al ‘Obraz’ (2016) fueron recibidos como verdaderos e icónicos momentos atesorados en las subterráneas paredes de la Blondie, tal y como el puntapié inicial con «Dalej».
Si bien en el encore existió un comportamiento ciertamente algo apresurado de parte de la banda, la verdad es que hay momentos que no pueden faltar. Y, como si de una metáfora se tratase, los catalanes trajeron a la vida una interpretación energética del tema homónimo de su último disco que contrastó con toda la historia que arrastra «Jeszcze Raz» ya a estas alturas, siendo el estallido más burbujeante y adictivo de una velada que no perdió ningún segundo. Todo momento era una oportunidad que aprovechar para brindar un show que encarnó a la perfección las normas tácitas del propio culto del subgénero. Tremendo.
Revisa la galería de fotos completa a continuación: