Live Review

Gloria Trevi en Chile: La Reina del pop mexicano como el ave fénix

Escrito por Felipe León
Fotos por Andie Borie

En materia de música popular, México es uno de los mayores exportadores de estrellas mundiales que existen en latinoamérica, cultivando una herencia musical que ha suscitado todo tipo de lecturas y suspiros en el habla hispana, y que tiene a Gloria Trevi como una de sus principales exponentes. No por nada ha sido constantemente reconocida como “La Reina del pop mexicano”, título que cualquiera que ose objetar, debiera por lo menos presenciar su espectáculo en directo: de primer nivel.

Una cosa es que el concierto se agote, con la presencia plena de una fanaticada entregada a corear cada una de tus canciones, pero también puede pasar que determinado cantante haga de su show esto, lo que no está mal pero vamos, por algo el título de Reina se lo lleva ella. Es que, el concierto que ofreció Gloria Trevi el pasado miércoles 17 de mayo en el Movistar Arena, destacó sobre todas las cosas, por el gran sentido del espectáculo que desplegó durante toda la jornada. Amparado en el gigantesco carisma de una artista que estuvo en lo más alto siempre.

Previo al concierto, fueron dos artistas que se subieron al escenario para mostrar sus respectivas propuestas. Por una parte, la artista chilena Aticoy se nutrió de diversos sonidos, con guiños a lo mexicano, la balada o la cumbia, con una colorida versión de “La Pollera Colorada” que daría cuenta del buen dúo vocal que existe entre ella y su guitarrista. Luego fue el turno de Mar, artista mexicana que tuvo un paso por Operación Triunfo de ese país, la que mostró un gran desplante sobre el escenario, a la par de versiones de canciones como “Más que tu amigo” de Marco Antonio Solis. Un fugaz pero valorable paso previo al plato fuerte de la noche.

Impredecible y dicharachera, Gloria Trevi desde que hizo su aparición sobre el escenario, a eso de las 21 horas, desató una locura que llegaba con fuerza hasta el rincón más lejano de la tribuna, siendo respondida con cantos y gritos que aludían a su persona, a su desplante sobre el escenario. Pero también a las interpelaciones que de manera recurrente se tomaban los espacios entre canciones, los que eran aprovechados por la artista para introducir alguna de sus canciones, así como por los bailarines (y la propia cantante), yendo de una vestimenta a otra, acorde a los sucesos que iban ocurriendo durante el concierto. 

Porque la narrativa fue un factor fundamental durante todo el show, bajo el concepto de esta Isla Divina (como se titula su último disco y la gira) que invita a sumergirte en sus playas y vivir las más impactantes experiencias. Pasando desde distintas etapas, partiendo por los tiempos apocalípticos que corren, donde el provechoso uso de pantallas anunciaba el tono maximalista que nos esperaría el resto de la jornada. Es aquí donde entran canciones como “El recuento de los daños”, “¿Qué voy a hacer sin él?” o “Hijoepu*#” (junto a KAROL G), con una de las intervenciones más recordadas de la noche, cuando se la dedica a los “pendejos”, preguntando al público cómo les dicen en Chile a este tipo de personas. Obvio, las respuestas no se hicieron esperar.

Un inicio potente que continuaría en lo más alto con la siguiente sección. Un viaje a la isla divina, en una pequeña barcaza en medio del océano, en compañía de una maleta mágica y unos cuantos marineros, a punta de hitazos como “En medio de la tempestad”. Para así proceder a pisar tierra firme, llegando al fin a este paradisiaco lugar, donde nos esperarían algunos de los más recordados clásicos de su carrera. Hitos del pop en español bajo diversas escenografías, una ambientación acorde al clima soleado de una isla soñada, lejos de todo mal, y mantos sonoros que iban desde la balada a la locura. Demostrando que tanto sus canciones más antiguas, con esos impulsos explosivos y emocionales de un pop rock de la época, así como las más recientes, cercanas al pop latino adyacente a ritmos de reggaetón o dembow, mantienen un hilo conductor que independiente de cualquier adorno (que suma y hacen aún más amena la experiencia), se sostienen por su propia esencia y presencia.

En este tramo nos encontramos con canciones como “Pelo suelo”, mucho más bailada y gritada, a la par de otras como “Sube”, “Con los ojos cerrados”, “El favor de la soledad” o “Vestida de azúcar”. Cada una ambientando este descenso a las profundidades, donde pudimos conocer a Gloria Trevi tal como es. Y no es que intente no ser ella, al contrario, en todo momento se la vio genuina sobre el escenario, sin embargo fue aquí donde nos confesó sus dolores y luchas, penas y fortalezas. Porque ha pasado por momentos complejos y siempre renace como el ave fénix. Porque esa referencia a que sobrevivimos a la pandemia no era al azar, así como las palabras del público que le llegaron al fondo del corazón, con ese simbólico “No estás sola”.

Una noche perfecta que mantuvo los ánimos a costa de un uso luminoso de neón, símbolo de la luz propia que creamos frente a la oscuridad, que atrapaba al ritmo de canciones como “Diosa de la noche”, llegando así al final del viaje con la atlántida. Un verdadero tesoro dentro de este ya de por sí brillante listado de canciones, con una versión de “Gloria” y el remate de “Todos me miran”, quizás su tema más famoso. Fue el más cantado por lo menos. Un Movistar Arena que se volvió todo un karaoke gigantesco, de épicas y emocionantes proporciones.

Pero Gloria Trevi estaba completamente entregada al público. No siempre la tenemos por Chile, y ese regreso al escenario para interpretar “Fuego con Fuego”, esa media rapeada “Ábranse perras”, para finalmente rematar con “Mañana”, coronó un concierto que ya contaba con todos los ingredientes para ser de los más recordados por su fanaticada local. ¿Alguna duda de su reinado?


Más fotos de Gloria Trevi.

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