Live Review

Dry Cleaning en Chile: Poseídos por la palabra

Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Martín Obreque

 

Con apenas 5 años de carrera, Dry Cleaning ha dejado una huella imborrable en el panorama musical de la música de guitarras. En especial con el fenómeno creativo que ha signifcado una ola de bandas británicas como black midiBlack Country, New RoadSquid, las que, desde diversas aristas y sonidos, han probado que los límites de la música y la expresión humana no tienen límites. En este sentido, la agrupación conformada por Florence ShawTom DowseLewis MaynardNick Buxton, ha jugado un papel increíblemente importante, y, al mismo tiempo, goza de una particularidad única.

La palabra hablada –spoken word– como recurso toma un papel fundamental en el post-punk de Dry Cleaning –con influencias y muestras ocasiones de otros sonidos como el jangle pop o el indie rock–. Eso, debido a que la interpretación intensa, sutil y narrativa de la vocalista postula –en conjunto con el resto de instrumentos– un concepto que, en la práctica, cobra un carácter primal. El concepto lírico mundano, sarcástico, e introspectivo de la poesía vociferada por Florence es sólo uno de los elementos importantes de ello, en el que la artista se posa casi como una poetisa maldita, totalmente absorta en la interpretación, y poseídas por sus palabras. Esa misma lógica se aplica al resto, y ahora veremos el cómo se mostró ello en el esperadísimo debut de la agrupación londinense la noche de ayer, 17 de mayo, en el Club Subterráneo de Providencia.

A eso de las 21:10, los músicos y la vocalista se toman el escenario de forma sobria, con una actitud que rememora a la impronta de agrupaciones setenteras. Con dicha sencillez, bastó la primera arremetida rítmica de Buxton en la batería con «Viking Hair» para dar inicio a un ritual del que era difícil mantenerse impasible. Las vocalizaciones extrañas de Shaw y su voz tranquila y profunda relucían de forma especial entre la instrumentación tanto enérgica como introspectiva. Cada músico totalmente inmerso en lo suyo, y al mismo tiempo, tan compenetrados los unos con los otros. Ahí está el secreto de lo que vamos a ver.

La calidez del público chileno de seguro debe ser abrumante o sorpresiva –en un buen sentido– para cualquier agrupación europea que no haya pisado tierras latinoamericanas anteriormente. Y vaya que se notó con las ovaciones al terminar la primera canción, en la que la postura de Shaw se relajó y esbozó sonrisas para un público que, aún tímido en su expresión, seguía brindando una sensación más y más acogedora. De esta forma, el hit de ‘Stumpwork’ (2022), «Gary Ashby» comenzaría a elevar más y más ese trance sensorial en el que cada persona que pisaba el Club Subterráneo se iba integrando. Tom –vistiendo una polera de manga larga de Power Trip– aleonaba al público a darlo todo, Lewis totalmente sumido en el groove de sus líneas de bajo, esbozando pequeños pasitos de baile en su sitio, Nick totalmente extasiado al golpear los tambores, y una Florence totalmente poseída por sus propias palabras, con gesticulaciones de impronta extraña pero sumamente genuinas.

«Creo que la siguiente canción es Kwenchy Kups» dice la poetisa, y un oscuro jangle pop se toma el recinto para levantar aplausos al unísono, totalmente comandados por el flujo emocional del momento. Nuevamente, cada quien más inmerso en sus papeles –contando al público–. De ahí que un tema del tremendo ‘New Long Leg’ como «Her Hippo» haya cobrado cada una de sus credenciales, abrazando en sus fauces sonoras a todo un recinto que comenzaba a mostrar una conducta menos procesada por lo cognitivo, y más comandada por lo visceral y primal.

El impacto de «Stumpwork» y el magnetismo rítmico de «Strong Feelings» trabajaron los matices, ante una audiencia que comenzaba a presentarse uniforme, caótica, como una masa reaccionaria ante cualquier estímulo químico. Una que explotaría en la algarabía delirante del post-punk con «Conservative Hell», en el que la línea de bajo bailable, hipnótica como ninguna, impulsaba a cada asistente a dejarse los pulmones en corear los riffs de guitarra de Dowse. Aún con su finale tranquilo, el público ya se encontraba totalmente absorto en el impulso de los versos de Florence, inmersos en el carácter experiencial de lo humano, viviendo con intensidad prístina. Momentazo.

Un instante soberbio fue el de la longeva «Liberty Log», que en su larga duración y su carácter aparentemente improvisado, dejó el instinto de cada asistente al desnudo, para formar parte de un trance que tenía totalmente absorto a cada uno de los músicos. Nuevamente, y repito, era cosa de ver a Florence con su mirada fija hacia su izquierda, como desafiando a la era moderna y su obnubilación de la naturaleza humana a que le quitaran la capacidad de recitar esos versos. Ese trance, tras «Goodnight», tomó un cauce muchísimo más enérgico con «Don’t Press Me», en el que los saltos, el baile, gritos y el pogo ya eran inevitables. Toda expresión exagerada era parte de un mismo lenguaje e idioma, uno al que caímos gracias a la hipnosis de lo que sucedía en el escenario.

Ya en el final del show, la combinación que implicaría «Unsmart Lady» y «Scratchcard Lanyard» desataría la locura absoluta. El ritual había surtido efecto, y cada quien estaba totalmente poseído por las palabras que surcaban las ondas sonoras desde los speakers, para corear, gritar y dejarse la vida en dicha fría noche de miércoles. Un momentum totalmente dominado por signos y símbolos sensoriales, en el que el tacto, el oído, y, porqué no, una especie de sexto sentido en el que el instinto estaba haciendo vivir a todo el mundo una segunda vida. Trascendente y explosivo, que vería su fin con la increíble «Anna Calls from the Arctic», la cual cerró un show de forma sencilla en términos escénicos, pero que dejó a todo el mundo en lo más alto de sus espíritus.

En palabras de Shaw, sí, es triste que haya una última canción, pero lo ocurrido ayer en Club Subterráneo deja patente que habrá un regreso, ya que, conciertos como estos son los que son capaz de atravesar el carácter de la música, y tomar ese carácter primal tan necesario. Además, era todo un gusto verlo. Sencillo, pero de una complejidad humana infinita. Totalmente agradecidos.

 

Setlist:

  1. Viking Hair
  2. Gary Ashby
  3. Kwenchy Kups
  4. Hot Penny Day
  5. Her Hippo
  6. Swampy
  7. No Decent Shoes For Rain
  8. Stumpwork
  9. Strong Feelings
  10. Conservative Hell
  11. Liberty Log
  12. Goodnight
  13. Don’t Press Me
  14. Driver’s Story
  15. Unsmart Lady
  16. Scratchcard Lanyard
  17. Magic of Meghan
  18. Anna Calls From the Arctic

Revisa la galería de fotos completa a continuación:

Juan Pablo Ossandón

Director de Expectador.

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