Live Review

Illapu en Teatro Coliseo: El vuelo de la esperanza siempre es eterno

Escrito por Felipe León
Fotos por Ale Besoain

Roberto Márquez comentó en medio del concierto que dió Illapu la noche del viernes 12 de mayo en el Teatro Coliseo, el deseo que tenía de celebrar los 30 de años de su disco En estos días, precisamente, en un teatro. Para evocar esos tiempos donde la banda originaria de Antofagasta mostraba al mundo por primera vez, estas hermosas canciones que sobre todas las cosas, nos hablan de esperanza. Tiempos lejanos posteriores a la dictadura militar, donde existía cierta luz después de tanta oscuridad, en un país dañado y temeroso, un tanto dormido, pero con ganas de volver a vivir en paz y alegría. Tiempos que son de alguna manera sinónimo de charangos y zampoñas.

Por lo mismo, a 30 años de ese exitoso álbum que quedaría marcado en la emotiva memoria colectiva de todo un país, resulta emocionante ver un teatro repleto cantar y conectar con estas canciones tan significativas y soñadoras, tal cual sucedió en plena década de los 90’s. No por nada, En estos días es el disco chileno más vendido en la historia de Chile; importancia que se sintió de principio a fin en este verdadero tren de la memoria, que rememoró momentos y personas de un tiempo que cada día queda más atrás, pero que gracias a música como la de Illapu, sigue estando presente.

En la nostalgia, sí, pero en la rabia también; en la decepción, tal vez, aunque siempre con la esperanza y la lucha intacta. Porque si hay bandas que saben de batallas es Illapu, con un pasado glorioso en sus andanzas creativas durante los 70’s, con discos como Música Andina (1972) o Raza Brava (1977), pero con un trasfondo tormentoso debido al exilio que sufrieron. Claro, Vuelvo amor… Vuelvo vida (1991) fue bastante significativo, pero el condecorado de la noche tuvo la audacia en su momento de expandir aún más los horizontes de la banda, evidenciado en los distintos motivos sonoros que acompañaron a este conjunto andino.

El concierto de Illapu en el Teatro Coliseo fue dividido en dos partes. Partiendo unos minutos después de las 21 horas, la agrupación hizo su aparición bajo constantes cánticos que fueron la tónica de la jornada. Unos “Illapu, amigo, el pueblo está contigo” se hicieron sentir en el lugar, como un gran abrazo por parte del público a sus integrantes, los que se mostraron en todo momento abiertos, sobre todas las cosas, a disfrutar del show. 

Resulta curioso que, a pesar de ser un disco exitoso, no todos los temas son parte de su repertorio habitual, representando un desafío para la banda a la hora de practicar nuevamente estas piezas. Pero más curioso aún es el hecho de que estas composiciones, si bien pertenecen a una época determinada, siguen sonando actuales. Tanto en lo sonoro, siendo el punto de maduración de su propuesta, como en las temáticas que aborda, las que tratan temas que van desde los problemas educacionales hasta el egoísmo de la capital. Lo que resulta un poco triste, puesto que muchas cosas debieron haber cambiado durante este tiempo, aunque también habla de que estas problemáticas siempre han sido luchas eternas. 

Así, esta primera parte desempolvó de los tesoros más bonitos que guarda la música de este país, como fue el caso de “Del pozo de mis sueños”, con ese aire bachatesco que el mismo Roberto Márquez se encargó de hacer el guiño, a propósito de las exitosas bachatas que Juan Luis Guerra hacía sonar en cada radio de Chile, en la primera década de los 90s (hasta hoy). Pero también hubo espacio para instrumentales como “Waylas de Cala-Cala”, que cuenta con la participación del destacado músico, Juan Flores, o la melódica “No te salves”, inspirada en un poema de Mario Benedetti

Un sinfín de pintorescos paisajes que rememoran el norte de Chile, el sur de Perú, el oeste de Bolivia… fronteras dispersadas por este ideal de comunión y unidad que Illapu ofrece en su música. Llegando a un climático cierre de este primer ciclo, a cargo de dos himnos de la banda, como es el caso de “Volarás”, sobre una paloma herida que vuelve a alzar el vuelo, y “Lejos del amor”, donde la nostalgia se hizo presente con la más bonita de las melodías. Retrato del Chile del ayer, de hoy, y de siempre

Para el segundo tramo, la banda entregaría varios de sus clásicos, así como versiones que adquieren ese toque mágico que la banda le impregna a su música, a punta de charangos, zampoñas, guitarras, percusiones, y cantos imperecederos. Poéticas intervenciones que sacudieron la audiencia, transportando la escucha a momentos más íntimos, y otros mucho más bailables

De este modo, composiciones como “Paloma ausente”, “Baila caporal”, “Morena esperanza” o “Hermana de las gaviotas” generaron todo tipo de sensaciones en una audiencia, que a estas alturas pasaba de pie, cantando y bailando. Brindando homenajes a Los Prisioneros con “El baile de los que sobran”, ese himno atemporal que es “Sobreviviendo”, del gran Victor Heredia, o generando un momento de admiración y respeto para Victor Jara, con esa sobrecogedora versión de «La partida». Para finalmente terminar con ese “Candombe para José” que se sintió fuerte, generando una gran celebración que nos habla de la importancia de estas canciones creadas y versionadas por Illapu. Algo de esperanza en tiempos oscuros, tal como ocurrió en otros momentos de la historia. 


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