CORVJE en SCD Bellavista: Ocho años que mantienen el sueño vivo.

Escrito por Matilde Grass Bañados
Fotos por Gabriel Rivera

Mucho humor y complicidad sobre el escenario marcaron el íntimo octavo aniversario de la banda de pop punk e indie nacional CORVJE. Un repertorio que abordó temas de toda su trayectoria, organizado en tres actos. Ocho años y la transición de un sonido más punk a teclados y sintetizadores alternativos se desplegaron en la Sala SCD de Bellavista, ante un público sorprendentemente nuevo pero entusiasmado.

Esperamos la banda acompañados por Gaspar Gaspar, flamante proyecto de José Miguel Donoso, donde colabora también Alberto “Tito” Villarroel de CORVJE en la batería. La llegada del trío compuesto por Stephan “Pepe” von Martens, Tito Villarroel y Felipe Lorca fue pura energía juvenil, sonidos saturados y melodías pegajosas, tras la proyección de un video en agradecimiento a los fans. El primer acto del espectáculo se compuso de cinco canciones, principalmente sencillos lanzados los últimos años, donde se destacaron “Alzar el vuelo” del primer álbum de la banda del 2016, y “Calma”, su último lanzamiento, escrito hace algunos años a propósito del estallido social.

La estructura seccionada del espectáculo se evidenció al terminar el quinto tema con un performativo entreacto. Se apagaron las luces, todos serios, Pepe y Felipe se retiraron del escenario dejando solo a Tito Villarroel, quien cambió la batería por el teclado. Las tres canciones que interpretaron con esta formación, “Bar K8”, “Crecer” y “Escapar”, demostraron la posibilidad de marcar un logrado sonido alternativo, que es parte de la historia y la evolución de la banda, en temas tanto antiguos como nuevos.

El paso del segundo acto al tercero indicó que tras una sección organizada en cuanto al sonido y la “salida de su zona de confort” de Tito en el teclado, venía una serie de canciones agrupadas por un criterio temático: canciones para llorar. Un hilarante vídeo proyectado anunció que para preparar al público para los temas tristes se exhibirían fotos de gatos. La banda retornó al escenario con maquillaje oscuro en los ojos y lista para interpretar, nuevamente en la guitarra, bajo y batería, la última parte de su show. Temas como “Fugaz”, “Lo vas a ver” y “¿Qué hago acá?” formaron parte del acto triste que, de todas formas, nunca abandonó el tono esperanzador de las letras de CORVJE. Antes de tocar “Vacaciones de mí”, Pepe explicó el origen de la canción y reflexionó sobre temas como el suicidio, dejando claro que la música de la banda pretende entregar un mensaje que ofrezca ayuda y compañía a su público.

CORVJE es, evidentemente, una banda de amigos: se notaba el disfrute y la cercanía, compartieron anécdotas y provocaron, los tres, numerosas risas en el público. Un público que Pepe, divertido, en un principio calificó de tímido, antes de pasearse entre las butacas interpretando “¿Dónde voy?”. Descubrimos la razón cuando un par de canciones más tarde, al preparar el juego de coros con la gente para “Crecer”, preguntó cuántos íbamos por primera vez a ver la banda en vivo. Más de la mitad levantamos la mano. Entre risas, la banda agradeció el flujo de nuevos seguidores. Esto no impidió un caluroso coreo, aplausos después de cada canción y reclamos airados cuando el show llegaba a su fin.

El show de aniversario de los ocho años de CORVJE, con una selección de canciones que tendió a lo nuevo a pesar de abarcar toda su trayectoria, demostró que es una banda con un sonido apasionado, donde coexisten baterías y guitarras fuertes con teclados y grabaciones de sintetizador de corte indie. Sin abandonar una esencia tanto musical como de letras que apuestan por un mensaje sobre salir adelante, cercanía con el público y una dinámica cómplice y divertida sobre el escenario.