Live Review

Violator en Chile: Santiago es el corazón del thrash metal en Sudamérica

Escrito por Felipe León
Fotos por Sebastián Carrillo

 

Resulta curioso escuchar de Pedro Arcanjo, apenas iniciado el concierto de Violator en Arena Recoleta, la sentencia “Santiago es el corazón del thrash metal en Sudamérica”. Sobre todo viniendo de un artista brasileño, país reconocido a nivel mundial por el importante rol que cumplieron en el desarrollo del metal en general. Desde sus vertientes más clásicas y heavy, a las más extremas, donde el thrash no es la excepción. Sin embargo, más allá de parecer un simple cumplido, la gente se lo tomó de manera personal, generando un desorden y bullicio que bien le hace gala a este título que hace añicos cualquier sensacionalismo, y da por hecho lo evidente.

Porque el atractivo cruce que se vivió el pasado 6 de mayo, con la visita de Violator y la presentación de tremendos exponentes locales fue caótica e incendiaria; ciertamente, un viaje en el tiempo a la subterránea década de los 80’s. A sus salvajes tardes y noches que más allá del descontrol, generaban un sentir colectivo de compañerismo, diversión, y por supuesto, adrenalínica violencia que vuelve loca a la audiencia. Bueno, quizás el apañe estos últimos años resulta mucho más real, al existir cada vez menos recintos donde poder ver, no solo a tu banda favorita que viene de lejos, sino que también a esos proyectos chilenos que vienen haciendo música hace 10-20 años atrás. Por lo mismo, existe un mayor compromiso que en el pasado de cuidar estos espacios, sin dejar de ser o hacer lo que a la fanaticada más le gusta, como por ejemplo, Moshear.

Otra de las características que forman parte de la identidad del thrash metal es la velocidad, siendo de alguna manera la punta de lanza en la propuesta de Evasor, el primero proyecto que salió al escenario de la Arena Recoleta. Un grito primal con un toque de speed metal en la manera de riffear, y hardcore punk el canto directo y el pulso rítmico, sin perder los atributos machacantes e intoxicantes que poco a poco atrajo a la gente a entregarse al show. Canciones de su EP Cocaína vegana, pusieron los motivos necesarios para dar el puntapié inicial a la jornada. Algo de locura antes de la locura.

Otra de las características que hacen del thrash metal lo que es, tiene que ver con la intensidad y violencia, tanto en el sonido como en la forma de responder a esta. Lo que de alguna manera supo entregar Falsa Democracia, banda que irrumpió con un mensaje claro contra la corrupción e impunidad, retratando la brutal opresión del sistema neoliberal imperante en Chile, desde una mirada arraigada en la resistencia de los pueblos. Todo acompañado de una dureza inoxidable, que en vivo adquiere una presencia gigantesca, recogida de su EP estrenado el pasado 2022, Sin justicia no habrá paz

Y tampoco habrá orden, porque el mundo gira como un torbellino de emociones y sucesos que sacuden la vida. Para suplir un poco estos efectos adversos, se hace necesario liberarse y la música en vivo es un buen motivo de aquello. Un acierto aún mayor es si Matahero es la banda encargada de cumplir ese rol, quedando manifestado con este caótico e intoxicante concierto que revelan el gran manejo que hacen del escenario, del sentido shockeante y performático de su propuesta que se siente como un golpe a los oídos. Líricas que escupen gran parte de las falencias con las que carga el sistema, de una manera aún más distintiva gracias a las vocales, las que acentúan el desenfreno de su música en vivo, que se siente como un sismo. 

A esas alturas la Arena Recoleta era todo menos calma. El atardecer comenzaba a acechar, y así el panorama ideal para que irrumpiera Dekapited, uno de los grupos más consistentes en el panorama local, con lanzamientos que datan de comienzos de la década pasada. En ese sentido la puesta en escena del grupo invitó a conectar con ese thrash metal infernal que hizo arder el recinto, generando animados mosh que acompañaron cada una de las canciones que ofrecía el proyecto. Su último disco Destrucción Trascendental (2022) es quizás el mejor reflejo de lo que es el grupo en directo, construyendo un escenario de cambiantes riffs y ritmos que canciones como “Banderas negras” o “Nada” reflejan a la perfección.

Otro punto alto previo a otra de las grandes sorpresas de la jornada: Dezaztre Natural. Porque el grupo tradujo su actitud interpretativa directa y al choque, junto a la velocidad thrashera y callejera, en una apuesta en vivo que sacó de las casillas la Arena Recoleta, gracias al toque groovero que exponen sus canciones. Es así como la banda iba combo tras combo, brindando un espectáculo de lo macabro, basado en hechos reales. Conectado con el sentir en desgracia de un pueblo abatido y empobrecido por los intereses que hay detrás del sistema, sacando a la luz la sangre que ha hecho correr el estado a través de la brutalidad policial, así como la opresión y falta de oportunidades. Todo desde una mirada combativa, que al mismo tiempo nos recuerda que en el fondo, la unión hace la resistencia. 

Con la adrenalina por los aires, y un público que a esas alturas no daba tregua, hace su aparición Nuclear, uno de los proyectos más emblemáticos y sólidos en la última década del thrash chileno. Y como no, si traen una mochila cargada con un atractivo repertorio de canciones contra la clase política, donde demuestran ese toque agresivo pero calculado, que sí, desata la locura, pero más que eso, equilibra la potencia y violencia con la construcción de escenarios en sus temas. Los que uno tras otro se van sucediendo como una verdadera maquinaria de machacantes canciones como ese clásico “Apatrida”, que musicalizó una postal inolvidable del ambiente que se vivía, o incluso con ese cover de “Evil Dead” de Death, coreada por toda la Arena Recoleta. Unos pesos pesados previo a otros esperados pesos pesados.

Con un retraso de 20 minutos por lo bajo, Violator daba los toques finales a los aspectos técnicos que hacen posible la música en vivo. En esa pausa, la gente aprovechó de recargar sus respectivos bebestibles, comer un completo, o encender espesos humos, los que fueron aprovechados por los integrantes de la banda que daban una que otra probada a estos verdes brotes, haciendo de la espera algo un tanto ameno y necesario. Aunque la sola presencia de estos íconos brasileños aceleraba las emociones del público. Así, entre bromas tipo “un show de Violator sin problemas técnicos no es un show de Violator”, daban el vamos a una jornada histórica.

El desorden provocado por estos cuatro músicos que son todo un emblema del thrash metal en sudamérica, era tal que no quedaba más que entregarse a la histeria. Porque Violator es precisamente una banda que ofrece locura, caos, adrenalina, brutalidad, todos elementos ya mencionados en este viaje escrito, que sin embargo son detonados a la vez gracias al panorama explosivo que generan. Donde la música suena gigantesca, así como los mosh que se hacen en torna ésta, y viceversa, creando un panorama motivado que invitaba en todo momento a sumarse al catártico desenfreno.

Así, canciones como “False Messiah” con dedicación tanto en palabras al ex presidente neo-fascista de Brasil (“fodase Jair Messiah Bolsonaro) así como en gestos con el popular olluo, daban pie al costado más político de la banda. El que, de alguna manera, sostiene gran parte de los ideales de Violator. Sumado al inquieto prestigio de crear temas con una impronta apocalíptica como es el caso “Toxic Death”, o “Ordered to Thrash” que suena como una metralleta que no te suelta con esos riffs veloces que son verdaderos balazos al lado más caótico del humano. Ambas de su ya clásico Chemical Assault (2006) que no envejece. Es más, continúa siendo una puerta de entrada para nuevos oyentes de thrash metal.

Quizás el mundo no se entere, pero lo que se vivió ese 6 de mayo en la Arena Recoleta fue digno de los mejores conciertos de thrash metal que se han hecho en espacios un tanto más subterráneos en Chile, o por lo bajo de los más recordados. Algo de eso nos dicen las bengalas que fueron encendidas en el mosh, o la locura de ciertas personas que estuvieron durante gran parte de concierto subiéndose al escenario, las que al final definitivamente lo invadieron, al son de ese “UxFxTx (United for Thrash)”, que musicalizó a la perfección este gran cierre en el corazón del thrash metal que es Santiago. El que nunca ha parado de latir.


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