Escrito por Juan Pablo Ossandón
Desde el principio de que nunca estará todo hecho en la música, el caso del post-punk es bastante peculiar, considerando su transversalidad y carácter camaleónico que ha tenido un recorrido de locura pura desde sus inicios en los ’70, este tipo de sonido tiene una llegada prácticamente asegurada en el público chileno. Dicho eso, los tiempos actuales son extraños, en una era crónicamente online ya no todo funciona de la misma manera, o al menos no desde la construcción colectiva situada en un espacio geográfico en especial.
¿A qué me refiero con esta última idea? Que se ha visto en distintas comunidades de Reddit, Discord o Rate Your Music el argumento de que en Inglaterra hay todo un movimiento de bandas post-Brexit que ofrecen una mirada distinta al cómo se ha hecho la música, enumerando a nombres que han destacado por su riqueza musical variada como black midi, Squid o Black Country, New Road. ¿Cuál es el elemento en común que tienen esas bandas? Más allá de ciertas coincidencias musicales –que honestamente no son tantas, ya que se manejan en sonidos, ideas y subgéneros sumamente diferentes–, es que existe una visión creativa y fresca. Pero, y honestamente, no creo que sea del todo sensato agrupar a estas bandas en un mismo movimiento, porque, y más allá de que se manejen en la música de guitarras, la verdad es que la explosión creativa –en un sentido experimental– es un fenómeno global.
Bueno, el periodismo más tradicional o bien, el afán de la crítica de crear discursos generalizados puede jugar malas pasadas. Muchas veces, aún con la renovación en la discusión, no parecieran seguirle el curso a la velocidad con que se mueve la creatividad musical. Y sí hago tanto hincapié en esta idea es porque, en el caso en cuestión, Dry Cleaning tiene una propuesta bastante particular
Nuevamente. Vivimos en un mundo extraño, el fin del mundo pareciera estar más cerca, el internet y la tecnología desdibujan cualquier frontera y la información viaja en velocidades y direcciones cada vez más impredecibles. Esa es la sinergia que se percibe en la música, pues como toda creación cultural, evoluciona en la medida que las personas evolucionan, cambian y sienten. ¿Y qué tiene que ofrecer Dry Cleaning en dicho escenario? Pues la poesía a través de la palabra hablada –spoken word–.
De una tradición desafiante, difícil de digerir y reactivamente contraria a la formulación musical popular, la palabra hablada es, en términos sencillos, literalmente eso. Dejando de lado las formas literarias del verso musical, el fraseo, las rimas, y el contenido se mueven en sentidos sigilosos que toman mucho de una interpretación casi teatral –algo así como un limbo entre el teatro, la música, la literatura y la oratoria en general–. Y eso se debe al rol de Florence Shaw, vocalista de la agrupación londinense.
Cabe destacar que el spoken word no es un recurso muy utilizado –aún si hay ejemplos que, con otros subgéneros, se muevan en estos rincones como es el caso de Kae Tempest quien ha mostrado una relación comprometida con esa arista musical–, al menos no actualmente. Pero Dry Cleaning consigue elaborar un contraste hipnótico con la coalescencia diversa de subgéneros como el indie rock, el jangle pop, el alternative dance, y, por supuesto, el post-punk. Es en ese panorama donde la voz de tono lánguido pero de interpretación melodramática de Shaw brilla, y si es que no has visto el efecto que pueda tener ello, pues te invitamos a escuchar ‘Stumpwork’ o ‘New Long Leg’. Cualquiera es joya.
Recordemos que la agrupación se presentará el miércoles 17 de mayo en Club Subterráneo. Entradas por PuntoTicket.