Escrito por Constanza Machuca
Fotos por Pedro Aceituno
Fiel al título de su tour “Gira y Cambia Todo”, Paskual Kantero, mejor conocido como Muerdo, nos prometía traer consigo un show inolvidable con un sinfín de canciones que mezclan lo bailable con la fuerza crítica de dejar un mensaje político, el cual no fue desapercibido por los asistentes. Así, logró convertir el Teatro Coliseo en el epicentro de la fiesta y lo popular.
A modo de calentar los motores de lo que sería una larga noche, fue Bocho quien se dedicó a hacer que, a eso de las 19:20, la gente que se encontraba sentada en el suelo en cancha esperando el show principal se levantara, acaparando su atención. En una sesión más bien acústica (y en conjunto de la guitarra eléctrica de Cris Mendeville), y con guiños a la música pop y latinoamericana con canciones como “CIELO” y “Cóndor”, el cantante fue capaz de encantar a una audiencia que incluso acabó coreando sus canciones sin saber la letra, puesto que fue Bocho quien se encargó de enseñarles las melodías a cada sector del teatro.
Luego, en conjunto de una apertura con letras y perspectiva positiva, “Sendero de Paso Lento” y el reggae de “Claridad” de Muerdo comenzaron a sonar en el escenario, causando euforia instantánea en el público. Y no es algo inusual, puesto que el cantante proveniente de Murcia tiene una estrecha relación con nuestro país, tanto con la gente como con el contexto social y político, lo cual lo trajo a Chile en esta ocasión no sólo para el Teatro Coliseo, sino que también para otras regiones del país.
Con un trago en la mano y el folk a sus pies, da paso a “Canto Pal Que Está Despierto”, canción con la que invita a levantarse a pesar de los obstáculos. Dicho esto, y con aquel sentimiento de calidez e intimidad que tiene con la audiencia chilena, decide bajar del escenario a darle la mano y saludar a los asistentes de la primera fila, y posteriormente dar palabras de aliento y poder.
Algo que destaca en la música de Muerdo, además de sus fuertes letras de aliento al pueblo oprimido, es la versatilidad y variedad musical que tiene en su repertorio; canciones de reggae como “Invisible”, con la que logró que todo el teatro coreara la melodía inicial, baladas románticas y de desamor como “Tendré Canciones”, y melodías de folk y hip-hop caracterizan la música del español. Por otro lado, también destaca la inmensa cantidad de colaboraciones del artista, donde una de las protagonistas del show fue su reversión de “Camino a Casa” en conjunto del primer invitado de su presentación, Manuel García, con quien logra una química musical increíble, explicando que es uno de sus máximos referentes de la música y lo afortunado que se siente de compartir escenario con él.
Si bien sus letras tienen fuertes vínculos políticos, fue con “Lejos de la Ciudad” que decidió bajar al público a recibir una bandera mapuche entregada por una fanática, bandera que subió al escenario y levantó con orgullo, recibiendo ovaciones por el público. No es de extrañar que el cantante haga este tipo de expresiones públicas, ya que él no tiene problemas con demostrar su posición política, la cual a modo general es la misma posición que demuestra tener su audiencia. Esto también se vio reforzado cuando realiza el cover de Natalia Lafourcade de “Sembrando Flores”, donde, tras aquella cruda lírica, decide gritar a viva voz “Camilo Catrillanca, presente. Víctor Jara, presente”. Aprovechando la temática, y mencionando la importancia de la justicia aún pendiente por los desaparecidos latinoamericanos, Muerdo también realiza un cover de la canción de Rubén Blades “Desapariciones”.
Aparte de la aparición de Manuel García, los invitados no dejaron de aparecer. Desde cantar “Yo Soy” junto a Pamela Leiva, “Lo Comido y Lo Bailado” junto con Juanito Ayala, y el cierre del show con Sol del Río (no sin antes cantar bajando hacia el público, atravesar la valla y saludar a cada asistente de cancha que se le acercaba), el show no dejó de sorprender con cada interacción tanto con otros miembros del setlist de la presentación, como con la propia audiencia que le otorgaba la energía suficiente para avanzar con las canciones.
En forma de cierre, y con debida notoriedad de Muerdo por dedicarse también a la poesía, una vez que el resto del staff decide despedirse e irse, además de atenuar las luces, se acerca al público (que se encontró en total silencio con la intención de escuchar su interpretación) una vez más a cantar y recitar “Coplas”. Dejando de lado su variedad de géneros musicales, y con nada más que el choque del micrófono con su pecho imitando los latidos de su corazón como la base percutora de la canción, cierra el show diciendo “Cantando, cantando me han de enterrar… Cantando, vine a este mundo a cantar”. Despedido con una completa ovación del público ante su presentación, el cantante da el cierre perfecto al concierto, dando a entender que incluso sin tener todos esos recursos por los que destaca en su música, lo único que realmente es esencial son dos elementos: su mensaje y quienes lo escuchan.
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