Live Review

Apocalyptica en Chile: La unión con sus raíces

Escrito por Constanza Machuca
Fotos por Alejandra Besoain

Consagrando sus 30 años de trayectoria y tras 5 años desde su última visita en nuestro país, la ansiada espera por el show de Apocalyptica finalmente llegó a su fin. Repasando toda su discografía, la banda de Helsinki vino a demostrar su original propuesta, ya que, si bien el cello con el metal es una mezcla actualmente más reconocida, fueron ellos los pioneros de aquella idea, en una época donde elementos clásicos y metaleros no tenían cabida para ser fusionados de esa manera. Dicho esto, con un nuevo álbum bajo la manga, Cell-0 (2020), Apocalyptica regresa con un proyecto mucho más arraigado a sus raíces, esta vez con una perspectiva experimentada y moderna de lo instrumental y sinfónico.

Ya eran las 20:00 en punto cuando vino Jorge Campos Project a subirse al escenario y calentar los motores de un público entusiasta. Bajo la línea de lo instrumental como lo protagonista de la noche, el trío de jazz/progressive rock conformado por batería, percusión, saxofón y el reconocido bajista homónimo se apoderaron del escenario, con una propuesta que, si bien se encontraba bajo la misma línea musical exploratoria, con tintes más arraigados al jazz, distaba del público objetivo. Aún así, el trío logró ganarse a la audiencia, quienes los recibieron con una ovación luego de cada canción, admirando el talento de cada uno de los miembros, los cuales lograron un diálogo musical completamente dinámico entre los instrumentos, en un viaje e historias contadas a través de sus melodías.

Siendo las 21:00, en una cancha llena de sillas y una audiencia sentada, fue que escuchando los primeros ruidos de lo que sería el comienzo de “Ashes of the Modern World”, la euforia del público comenzó a verse: gente parándose en un esfuerzo por quedar delante, sillas tiradas y gritos de emoción. La espera había acabado.

Seguido por “Path” y “Grace”, la banda continuó sus rutas originales, con su música en función de los tres chelos de Eicca, Perttu y Paavo, logrando una conexión instantánea con el público ya que, si bien son instrumentos difíciles de mover en el escenario, el desplante de cada uno de ellos no impidió que lo lograran. Luego de esto, un toque más cercano a la era de colaboraciones con otros artistas salió a flote con “I’m Not Jesus” y “Not Strong Enough” y la aparición de Frankie Perez, la versátil voz que la banda necesitaba como estabilidad vocal tras tantas colaboraciones, quien causó locura total tanto en la audiencia como a nivel de talento.

Luego de aquellas canciones con Frankie fue que se tomaron una pausa para conversar con el público, donde se les preguntó si escucharon el álbum Cell-0 (2020), su última propuesta que logró una perfecta reconexión con sus raíces de música instrumental y emotiva, con la suavidad de las cuerdas en conjunto con el poder del metal. Así, la banda introdujo lo que sería el bloque de canciones nuevas. Por un lado, demostraron la delicadeza y nostalgia a través de “Rise”, una canción con un profundo diálogo entre los chelos, con cuerdas pulsadas y una percusión electrónica que acompaña en la delicadeza de la canción, la cual se quiebra a la mitad cuando Mikko transforma aquel efecto más moderno en tocar con fuerza la batería convencional. Ruidos intensos cambiaron la atmósfera musical, generando una instancia sumamente íntima. Por otro lado, con “Scream for the Silent” y “En Route to Mayhem” demostraron su lado más intenso, con cuerdas frotadas a un mayor tempo, batería más fuerte y aquel efecto de guitarra eléctrica en uno de los chelos, exponiendo su lado más metalero.

Si bien había aparecido para otras canciones anteriormente, el protagonismo de Frankie se vió principalmente reflejado en “Shadowmaker”. Con aquella canción de 8 minutos, impresionantes vocales desgarradoras, control de aire e incluso apoderarse de la batería por un par de segundos para hacer su propio solo, se robó las miradas de todos y demostró una vez más que está en la banda indicada. Luego, acompañó a la banda en la icónica e infaltable canción “I Don’t Care”, la cual, siendo de las más conocidas, logró el coreo de todo el Teatro Coliseo.

De manera vital tanto para la banda como para su audiencia, rememoraron algunos conocidos lanzamientos al realizar covers de Metallica en versión sinfónica. La suavidad de “Nothing Else Matters” y la fuerza de “Seek & Destroy” se apoderaron del escenario, tocando una vez más aquellos tracks que lograron la fama tanto de la banda como del impulso del género en general. Siendo pioneros de esta fusión cello-metal, es de esta forma cómo se plasma aquella conexión que se ha mantenido con la manera en que comenzaron, y que no dejaron nunca sus bases por detrás, incluso habiendo experimentado durante algunos álbumes de su trayectoria.

Con Mikko usando una polera chilena y acompañando con sus chelos el clásico “Olé Olé Olé” del público, realizan una versión tipo  metal de “In The Hall of the Mountain King”, caracterizado por su progresiva rapidez, logrando así que el público aumentara su euforia con el paso de los segundos. Un cierre bastante digno y representante del aporte musical que ha dado la banda a la escena, puesto que, en un mundo donde el metal y lo clásico eran opuestos no complementarios, Apocalyptica logró demostrar lo contrario.

Setlist:

  1. Ashes of the Modern World
  2. Path
  3. Grace
  4. I’m Not Jesus
  5. Not Strong Enough
  6. Rise
  7. Scream for the Silent
  8. En Route to Mayhem
  9. Shadowmaker
  10. I Don’t Care
  11. Nothing Else Matters (cover Metallica)
  12. Inquisition Symphony (cover Sepultura)
  13. Seek & Destroy (cover Metallica)
  14. Farewell
  15. In the Hall of the Mountain King (cover Edvard Grieg)

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