Live Review

Stone Temple Pilots en Chile: Un frenesí de clásicos noventeros

Escrito por Bryan Sepúlveda
Fotos por Sebastián Manson

Las expectativas de la nueva visita de los Stone Temple Pilots en Santiago eran altas, considerando que este es el 4 ° concierto que realiza la banda en el país, además del sold out que vendieron. El recinto en esta ocasión fue el Teatro Caupolicán, lugar conocido por la persona que asiste a conciertos o espectáculos de todo tipo, con mediana regularidad. 

Si bien la agrupación no cuenta con su voz principal, Scott Weiland (1967-2015) y tampoco con Chester Bennington (1976-217) siendo ambos parte de la historia de la música rock/metal alternativo con sus respectivas bandas en los años  90 y comienzos del 2000, la voz de los STP continúa viva, perteneciendo a Jeff Gut, ex estrella del show de talentos The X-factor. 

Los Stone escogieron en este último ciclo, una voz similar a Weiland, siendo esto positivo para el oyente convencional de la banda que no desea cambiar la fórmula que dió resultados cuando el grunge aún estaba de moda. 

La Mala Senda ofició como acto de apertura, con un sonido que presenta cercanías con el grunge, stoner, o incluso el rock industrial, además de letras que oscilan entre cierta melancolía y un discurso contestatario contra las estructuras de poder, como es el caso de los medios de comunicación, entre otros. Esta es la fórmula que usó la banda para atraer y mostrarse ante una masa que se formaba en el Caupolicán.

Poco a poco obtuvieron mayor atención, a medida que la gente ingresaba al recinto, debido a la muestra eufórica de la banda, con un vocalista comentando en un par de ocasiones lo agradecido del espacio para mostrarse ellos como agrupación. Acá se nota la importancia de que bandas locales puedan hacer acto de presencia en estas oportunidades; estas son las instancias que pueden generar cambios significativos en la carrera de los proyectos locales.

Aparte que a diferencia del pasado, la gente actualmente tiene una mayor disposición a ver actos locales, abriendo el show de sus bandas favoritas. Sumado a que el grupo convocante en esta ocasión, es uno de los más queridos en cuanto a rock se refiere que hay por estos lados, lo que se notó en la convocatoria y el buen aire que se respiraba en el lugar. Se apagan las luces: son los Stone Temple Pilots.

La personalidad en el escenario del actual frontman se vuelve frenética prontamente iniciado el show, moviéndose constantemente entre los rincones del ambiente que le pertenece como su escenario. El vínculo con el público se hace notar, haciendo cantar a los espectadores, utilizando regalos que le entregaban, luciendo la típica bandera chilena que aparece en los conciertos,  y también lanzándose en un par de ocasiones hacia el público; el tipo dominaba la masa efervescente del Teatro Caupolicán.

La química de los Stone Temple Pilots con el público fue instantánea. Esto se debe en parte al talento de Jeff Gut, aunque no por eso hay que invisibilizar al resto de la banda, los cuales también trataban de interactuar cuando podían. En ocasiones se aprecia que el grupo intenta retomar esa ruta que tuvieron con Scott Weiland, siendo Jeff en esta ocasión un nuevo cantante, que simula tanto la voz, como ciertos movimientos sobre el escenario que realizaba del fallecido frontman.

Los grandes éxitos como “Big Bang Baby”, “Big Empty”, “Plush”, “Interstate Love Song”, “Crackerman”, “Trippin” y “Sex Type Thing”, entre otras que también tocaron, fueron coreadas y gritadas durante toda la velada. Porque si algo tiene esta banda, son clásicos de los años 90 hechos para cantar. Los Stone Temple Pilots son una banda que nos recuerda lo bueno de la música orgánica en vivo, con ese sonido que no alcanzó para ser considerado grunge por los puristas de la música, pero que aún así supieron posicionar correctamente durante su historia como agrupación musical. Además de esa capacidad para soportar adversidades, y también para rearmarse cuando corresponde, es algo digno de aplaudir. Hoy son una banda más viva que nunca.


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