Escrito por Juan Pablo Ossandón
Allá por el 2019 Cazzu revolucionó el trap trasandino con su «Error 93», idea reforzada por la fuerte marca estética que pinta este pegado álbum. Y es que la Julieta hace 4 años era la niña emo del trap, y dicha complejidad emocional fue retratada en este disco, destacando una personalidad compleja pero fácil de digerir, entre su lado más vulnerable y el ególatra. De esta forma, junto a otros nombres que daban muchísimo que hablar en dichos años como Duki o WOS, la artista fue una de las caras principales a la hora de diversificar el género urbano, en especial por su coalescencia con el r&b alternativo, demostrando la buena salud que existía en Latinoamérica respecto de las muestras del reggaetón, el neo-perreo, y, una vez más, el trap.
Cazzu en este trabajo tiene la película clarísima, y su fama sólo es producto de la identidad que ha inyectado en sus canciones, y aquí en «Error 93», el flow con el que se expresa goza de un carácter de identidad único, y que se distingue de sus pares al no hacer mucho uso del auto-tune –más allá de uno que otro retoque en términos de producción–. Por si fuera poco, la trasandina también empieza a experimentar en distintos colores en sus bases, que en «Ya No Quiero» tan buenos frutos cosechan.
Ni hablar del roster de invitados que tuvo este álbum, situados en el final del álbum –casi como una metáfora de que ella no necesita de más para construir su fama, como si fuese un regalito–, en donde podemos encontrar a grandes conocidos como YSY A, Rauw Alejandro, Duki, Neo Pistea, Dalex y Lyanno. De esta forma, argumentos hay de sobra para entender la trascendencia de «Error 93», pero la razón más importante de todas es que cada uno de sus temas es un hit, sin rellenos, muestra de una ética de trabajo que la llevó al sitio en el que se encuentra ahora. En lo más alto de los sonidos urbanos trasandinos.
Cazzu se estará presentando el 3 de mayo en Teatro Caupolicán
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