Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Nicolás Rosales M.
Después del tremendo show que brindó el argentino Dillom, el siguiente en presentarse fue el joven artista oriundo de Barcelona, Rojuu, otra de las presentaciones esperadas de la jornada del viernes 17 de marzo, lo que radica en su particular propuesta que mezcla en distintos niveles el cloud rap, el emo rap, el trap e incluso elementos del hyperpop. Con ese background, el interés en el público era evidente, lo que quedaba clarísimo al vislumbrar un número no menor de asistentes que se agolpaban en el Perry’s Stage, aún con las altas temperaturas.
Con una puesta en escena sencilla, Rojuu hizo presencia fuertemente de inmediato con «Pun Pun», en donde la impronta del artista era de lo más directa. Ante una audiencia entusiasta que se desarmaba y armaba una y otra vez en moshpits y saltos, el español se mostraba motivado, corriendo de lado a lado sentando la nota de la energía necesaria –y esperada– para la jornada. Por lo demás, aún dentro del ambiente enérgico que se vivía, si era palpable en las expresiones faciales de cada asistente, el cómo ese lado más tranquilo, melódico y emotivo pegaba duro, con letras melancólicas de temas como «Love 2 Camela» –del «Roku Roku» (2021)– que brindaban la nota más sentida de la jornada.
Dicho de nuevo, Rojuu es todo un agitador, y es que su persona esperaba que cada «ex-presidiaria y ex-presidiario» se dejaran la vida misma en los pastos –ya desgastados– del Perry’s Stage, y es que, incluso con temas tan melosos como «NEZUKO» –del «Kor Kor Lake» (2022)–, el llamado a «armar agujeros» era de un tono tanto mandatorio como cercano. Así fue como se sintió con uno de los hits más grandes del español: «Umi», el que con unos sintetizadores inquietos y coloridos hizo estallar las inmediaciones de dicho escenario con un público totalmente enajenado en el flujo enérgico visceral del momento.
Alborotando una vez más con la sencilla frase «melasuda», aleonando a una audiencia juvenil que se convertiría en una imagen caótica en pleno éxtasis, tras los beats adictivos de «NANA», y el grand finale de fábula con el viral «#BrooklynBloodPop!», momentos en los que Rojuu encarnó una figura simple, pero sumamente reveladora de las generaciones más jóvenes. Una postura desinteresada, totalmente inmiscuida en el fuego vertiginoso del momento, disfrutándose la vida misma en una interacción constante en un zigzagueo vocal entre el público y él mismo. Un show sumamente entretenido.