Escrito por Felipe León
Fotos por @garygophoto
El regreso de Panico a los escenarios, luego de varios años de inactividad, ha estado cargado de memorias que invitan al pasado a darse un chapuzón en los tiempos modernos, trayendo consigo ciertos aires de locura y desenfreno que terminarían jugando de local en los conciertos del Trotamundos Terraza, el sideshow en Teatro Coliseo y show sorpresa en Bar El Liguria del otro día. Lollapalooza Chile sería el único territorio más “hostil” donde la gente agolpada en el escenario Banco de Chile no necesariamente los iban a ver, salvo algunas chicas y chicos Panico que hacían el aguante pese a las altas temperaturas.
De todas formas se respiraba un aire de suceso en el ambiente, como de presenciar la venida de unos extraterrestres que de seguro te cambiarían la vida. Porque Panico es de esas bandas que de algún modo u otro, si te gustan, significan harto en tu vida. Significaba harto también tenerlos ahí en Lollapalooza tocando, haciendo esos experimentos que tan bien les salen, pasando de un escenario a otro luego de un ajuste en el horario, lo que a simple vista no pareció generar problemas en la presentación, al contrario, que hayan pasado a estar en uno de los escenarios principales fue una buena movida.
A medida que aparecían canciones como “No me digas que no si quieres decirme que si”, “Una revolución en mi barrio”, o “Fútbol”, comenzaron a apuntarse más personas que casualmente llegaron a ese escenario, interesados seguramente por la ebullición indie rock lisérgica que el grupo que desprendía de dicho escenario. Así, transitaron muchos otros himnos noventeros que a día de hoy, siguen sonando tan particulares como en su momento, sonando “Demasiada confusión”, “Tanto sol”, “Miss intoxic llega a la disco”, “Surfer”, “Las cosas van más lento”, o “El karate es una cosa del espíritu”. Gran forma de traer a la memoria temazos del Pornostar (1995) y Rayo al ojo (1998).
Pero también los hay dosmileros, guardando para el final esa etapa más expansiva que el grupo cosechó en esa década, gracias a trabajos como Subliminal Kill (2005) o Kick (2010), luciendo esa faceta experimental, bailable y electrónica gracias a canciones como “Lupita” y el superhit “Transpiralo”, intercaladas con las también interesantes “Guadalupe” y “Reverberation Mambo”, respectivas de dichos álbumes. Contrastes que dieron cuenta de la vigencia que tuvo la banda en sus años de actividad, la que de alguna forma se sigue sosteniendo en el tiempo. Me quedo con la reacción facial de asombro que puso una persona cuando Edi Pistolas dijo en las palabras “Acid trip”.