Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Nicolás Rosales M.
El último día tuvo que lidiar con atrasos que afectaron, principalmente, el Costanera Center Stage, el Banco de Chile Stage y el Axe Stage. Si bien fue la retención de los instrumentos de YUNGBLUD en un aeropuerto argentino lo que forzó dichas decisiones, en concreto hubieron distintas complicaciones que la producción tuvo que sortear en el momento –como el show alargado de LIT killah en el Perry’s Stage–. Digo esto puesto que, si bien según lo pactado en horarios originalmente era que twenty øne piløts y Melanie Martínez terminarían a la misma hora, los hechos dictaron que la artista terminara por ser la encargada de cerrar el festival, a causa de un atraso de más de 20 minutos.
Dicho eso, no es sino natural que la impaciencia y ansiedad se hayan apoderado del ambiente previo en el Axe Stage, después de todo, ya era bastante tarde –casi las 23:00 hrs– y el público en su mayoría era bastante joven, por lo que la preocupación por el regreso a casa era, a lo menos, apremiante.
No obstante, una vez que Melanie aparece en escena, envuelta en un panorama estético desafiante y casi extraterrestre, el hechizo fue lanzado ante cada asistente que, entre caras incrédulas y fascinadas por la prótesis facial antropomorfa que estaba usando Martínez, corearon fielmente cada uno de los versos de “Dollhouse”, uno de los hits insignes de su catálogo. En este punto queda más que evidente el arrastre de la artista en suelos nacionales, y es que el tema del horario no era menor, cualquier artista con menos fama estaría teniendo problemas graves con ese aspecto pero este no era el caso. Con un gran número de fans que se sabían al revés y al derecho temas como «Mad Hatter» y «Soap», quedaba demostrado que algo bastante especial sucedía –y también, sumamente esperado–.
A la medida que avanzaba el show, tomó presencia importante el «K-12» (2019), con temas como «Show & Tell», «Lunchbox Friends» y «Highschool Sweethearts», dando una representación encantadora y magnética del sonido característico de la artista, en donde se conjugan las aristas más alternativas del pop y el r&b. Además, estas canciones transmutaban en piezas más intensas con un aura misteriosa a raíz de las decisiones artísticas de este tour, y es que en este punto de su presentación cada asistente estaba totalmente inmerso en la hipnosis de la artista.
Todo se encontraba preparado. Los aspectos más tribales emanados de la danza corporal de lxs bailarinxs de Melanie levantaban la idea del «ser mágico del bosque» que ella buscaba encarnar, y con iluminaciones difuminadas y oscuras, daba inicio el set destinado a los tracks de «Portals». En este punto, el público no tenía más opción que poner absoluta atención –y así fue–, después de todo, la gran mayoría de los temas que tocó eran inéditos –a excepción de «DEATH»–, por lo que, fue aquí donde se tornó todo aún más onírico y desafiante. Nuevamente, el hechizo tenía a todo el mundo cautivo, por lo que cada asistente, fan y espectadores casuales se dejaban arrastrar por una propuesta que jugaba fuerte en saturar los colores más espaciales de sus sonidos.
Con agradecimientos y promesa de regreso, la artista se despidió ante una audiencia algo estupefacta pero sumamente encandilada. Casi como despertar de un sueño del que no quieres despertar. Y es que, y sin notarlo, todo el show fue tratado como un ritual. Después de todo, la artista tocó en orden cronológico sus discos «Cry Baby» (2015), «K-12» (2019) y «Portals» (2023), como si estuviese saliendo de la crisálida que estuvo formando desde sus inicios, y llegando a la artista ambiciosa en que es ahora. Una entidad mística.