Live Review

Dillom en Lollapalooza Chile: A la altura de su propia ambición

Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Nicolás Rosales M.

 

Con una carrera que comenzó en 2018, y que tomó alturas impensadas con lo obrado a fines del 2021 con «POST MORTEM», el debut del joven rapero trasandino era uno de los shows más esperados de esta nueva versión de Lollapalooza. Sí, y es que el debut de Dillom en el festival –y en nuestro país–llegó en el momento preciso. En la cresta de una ola que no para de crecer, acumulando hitos y masificando una fanaticada fiel como ninguna. Dicho eso, la presentación del argentino se realizó a pleno día, y, como veremos después durante este escrito, su show merecía estar en un horario más nocturno.

¿Cuántos nombres pueden darse el lujo de dar un show de categoría con, apenas, un sólo álbum? Esa es una declaración que tan sólo las mejores bandas y artistas pueden asegurar con confianza, y es que el impacto de «POST MORTEM» en nuestro país pegó fuerte, y así es como la ansiedad se hacía sentir cuando, una pulcra voz masculina y envasada recitaba los versos de «DEMIAN» en los speakers, para dar paso al tema que da nombre al disco. Digámoslo de inmediato, si algo hizo destacar esta presentación fue la calidad del sonido, que robusto, cristalino, contundente y hasta tangible se adueñaba del espacio aéreo con una guitarra inspirada en las formas del metal, y una sección rítmica sintética en punto que planteaba el panorama perfecto para que Dillom dejara relucir su flow descomunal y camaleónico.

¡Qué gran momento se vivía! Los saltos inagotables, y la recitación de memoria de cada verso de «PELOTUDA» de parte del público dejaban entrever un aspecto más carismático del rapero, mostrando su dominio trabajado del pop rap. «Hay raperos que me quieren en su Death Note«, recitaba el argentino, y es que, con ese verso sencillo, de una clara identidad juvenil, deja en claro su rol juguetón en el rubro en el que está, en el que se desarrolla con una libertad envidiable. Además, los matices propios de «POST MORTEM» (2021) se dejan entrever con el aspecto más clásico, ligado al rap latino, de «RILI RILI», con un estribillo pegajoso que se grabó a fuerzas en las retinas musicales de cada quien.

El artista se manifestaba agradecido con la audiencia, declarando que no pensaba que habría una audiencia tan numerosa tan temprano, y es que el calor en verdad era excusa suficiente para que fuese así. Sin embargo, Dillom es un fenómeno único, y su presencia humilde como carismática caía bien; de ahí que cada fan le compraba todas sus facetas, tal y como la más hardcore hip hop con «PISO 13» o el toque más industrial de «SIDE». Versátil es poco decir. Más sensato sería aseverar que logra condensar tanta complejidad musical a nivel de producción, en algo sumamente vicioso y accesible. Ahí el secreto de su obra.

Tras interpretar el remix de «1312» –de Pussy Riot–, llega uno de los momentos más emo del set con «BICICLETA», en el que la comunión de voces armonizaba con la interpretación del argentino, en lo que fue un momento bonito en que la conjugación entre instrumentos orgánicos y sintéticos lograba un contraste exquisito que hacía brillar cada ápice del pop rap de dicho track. Ritmo que, por cierto, «LA PRIMERA» siguió con sus raíces más latinas, ligadas a un despliegue rítmico de cumbia y pop latino al son de «la primera nunca se olvida (…)«. Temazos.

Con «BOHEMIAN GROOVE SKIT» profetizando lo que estaba por venir, «OPA» reventó con un flow irresistible, de la mano de un groove que dictaba los pasos de baile, las manos alzadas y los saltos hasta furiosos. Quizás una de las mejores representaciones del flow magnético del rapero trasandino, con unas de sus cadencias vocales más reconocibles del disco, al punto de tener a toda una audiencia entregándose a la fiesta total. De ahi, uno de los despliegues instrumentales más fascinantes vino con los plot twists sonoros en clave emo rap de «ROCKETPOWERS».

Ya llegando al fin del show, tras el momento sentido y melódico con «Sauce» y «220», un Dillom vistiendo una polera de la selección chilena cerró su set con broche de oro: «REALITY». Reventando los bajos, y con un groove magnético e hipnótico los moshpits se hicieron presente para coronar la flor de presentación que se mandó el argentino. Sin duda una de las mejores presentaciones del festival, y un debut recordado que esperamos no pase mucho tiempo para ver su regreso. Y ojalá en solitario esta vez.

Juan Pablo Ossandón

Director de Expectador.

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